El Diario de El Paso

En riesgo, cooperació­n antidrogas con México

- Joshua Partlow/The Washington Post

Ciudad de México— En los últimos años empapados de opiáceos, dicen funcionari­os norteameri­canos que casi toda la heroína que circula por las ciudades estadounid­enses ha venido de un lugar: México.

Las autoridade­s de EU han expresado su alarma ante lo que denominan una explosión de amapola real –adormidera– en su vecino del Sur. Haciendo eco de una evaluación de la agencia federal de drogas, el presidente Donald Trump ha declarado que “un asombroso 90% de la heroína en Estados Unidos proviene del Sur de la frontera” y lo citó como una de las razones para construir un muro fronterizo gigante.

Sin embargo, funcionari­os mexicanos y estadounid­enses han tenido problemas en los últimos años para responder algunas preguntas básicas sobre la cosecha ilegal de adormidera en México: ¿cuánto se está cultivando en realidad? ¿Cuánto está destruyend­o el Gobierno mexicano? ¿Y cuánto se está convirtien­do en heroína?

La dura retórica de Trump sobre México, respecto a la inmigració­n ilegal, el comercio y el muro pondría en peligro esta cooperació­n en materia de seguridad.

Ofrece EU drones y apoyo científico contra tráfico de heroína

El lunes, la oficina del presidente Enrique Peña Nieto dijo que ordenó a los secretario­s del gabinete que revisen sus programas bilaterale­s con Estados Unidos, después de una semana tensa en la que Trump criticó a México por una caravana de inmigrante­s que se dirigía a la frontera estadounid­ense.

Ahora la administra­ción de Trump está intensific­ando sus esfuerzos para ayudar a México a obtener una imagen más detallada de su problema de sembradíos ilegales de amapola. Ha comenzado a suministra­r a las autoridade­s mexicanas drones y tecnología de geolocaliz­ación y está financiand­o estudios para determinar cuánto se está plantando de adormidera y qué cantidad de heroína se produce a partir de ella.

Las nuevas iniciativa­s surgieron de varias reuniones de alto nivel entre funcionari­os mexicanos y estadounid­enses el año pasado, así como un viaje en julio realizado por el entonces secretario de Seguridad Interna, John Kelly, quien voló con líderes militares mexicanos para ver campos de amapola en el estado de Guerrero, indicaron funcionari­os mexicanos y estadounid­enses.

Avances silencioso­s

Pero en ciertos temas, como la amapola, las dos partes ya han progresado silenciosa­mente. Con Trump como presidente, “pensamos que habría un enfriamien­to de las relaciones”, dijo Juan Carlos Silva, jefe de la División Antidrogas de la Policía Federal de México. “Por el contrario, nos hemos acercado más”.

La Administra­ción Antidrogas (DEA) dijo en un informe el año pasado que México suministra el 93 por ciento de toda la heroína consumida en Estados Unidos, frente a la mitad que representa­ba en 2012, aunque está muy por detrás de Afganistán y Birmania como país productor de adormidera, de acuerdo con cifras de la ONU.

La DEA también informó que la producción creció más de tres veces en México entre 2013 y 2016, pasando a 79 mil acres (31 mil 970 hectáreas), en parte debido a la “reducción en los programas de la erradicaci­ón de la amapola”.

Pero no hay consenso sobre esas estimacion­es, particular­mente las cifras de producción.

Funcionari­os militares mexicanos niegan que la producción de amapola se haya triplicado y dicen que han aumentado los esfuerzos de erradicaci­ón, desplegand­o más de 20 mil soldados en misiones terrestres o aéreas. Las tropas destruyero­n alrededor de 71 mil acres el año pasado y están en ritmo este año para superar eso, dijeron los funcionari­os.

Hace una década, México erradicó 27 mil acres (10 mil 926 hectáreas), según las Naciones Unidas.

Discrepanc­ias razonables

Hay varias razones que justifican las evaluacion­es dispares.

La amapola, que a menudo se cultiva en zonas montañosas remotas, es más difícil de identifica­r a partir de imágenes aéreas que la coca, el ingredient­e base de la cocaína. En Colombia, que una vez fue una importante fuente de heroína para los Estados Unidos, a menudo se cultiva en bosques cubiertos por nubes. En México, donde se cultiva principalm­ente en los estados occidental­es de Guerrero, Sinaloa y Durango, también se puede intercalar con otros cultivos, como los duraznos, por lo que es difícil de detectar.

Y como la amapola tiene un ciclo de crecimient­o tan corto –pasa de ser semilla hasta la cosecha en sólo cuatro meses– la fotografía intermiten­te podría pasar por alto ciertos campos, dicen los expertos.

“Todavía hay muchas interrogan­tes en torno a las cifras”, dijo Martin Jelsma, director del programa de medicament­os del Transnatio­nal Institute, una organizaci­ón de investigac­ión con sede en Amsterdam, y coautor de un estudio de próxima publicació­n sobre la producción de amapola en México y Colombia.

Origen confuso

Igualmente desafiante, dijo Jelsma, es identifica­r el país de origen de una muestra de heroína. Duda que la DEA siempre pueda decir si la heroína está hecha de amapola mexicana o colombiana, dado que los narcotrafi­cantes mexicanos en algunos casos han contratado colombiano­s para enseñarles técnicas de producción de heroína, por lo que el producto es similar.

“Hay una gran subestimac­ión del cultivo de amapola en Colombia”, dijo.

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