En riesgo, cooperación antidrogas con México
Ciudad de México— En los últimos años empapados de opiáceos, dicen funcionarios norteamericanos que casi toda la heroína que circula por las ciudades estadounidenses ha venido de un lugar: México.
Las autoridades de EU han expresado su alarma ante lo que denominan una explosión de amapola real –adormidera– en su vecino del Sur. Haciendo eco de una evaluación de la agencia federal de drogas, el presidente Donald Trump ha declarado que “un asombroso 90% de la heroína en Estados Unidos proviene del Sur de la frontera” y lo citó como una de las razones para construir un muro fronterizo gigante.
Sin embargo, funcionarios mexicanos y estadounidenses han tenido problemas en los últimos años para responder algunas preguntas básicas sobre la cosecha ilegal de adormidera en México: ¿cuánto se está cultivando en realidad? ¿Cuánto está destruyendo el Gobierno mexicano? ¿Y cuánto se está convirtiendo en heroína?
La dura retórica de Trump sobre México, respecto a la inmigración ilegal, el comercio y el muro pondría en peligro esta cooperación en materia de seguridad.
Ofrece EU drones y apoyo científico contra tráfico de heroína
El lunes, la oficina del presidente Enrique Peña Nieto dijo que ordenó a los secretarios del gabinete que revisen sus programas bilaterales con Estados Unidos, después de una semana tensa en la que Trump criticó a México por una caravana de inmigrantes que se dirigía a la frontera estadounidense.
Ahora la administración de Trump está intensificando sus esfuerzos para ayudar a México a obtener una imagen más detallada de su problema de sembradíos ilegales de amapola. Ha comenzado a suministrar a las autoridades mexicanas drones y tecnología de geolocalización y está financiando estudios para determinar cuánto se está plantando de adormidera y qué cantidad de heroína se produce a partir de ella.
Las nuevas iniciativas surgieron de varias reuniones de alto nivel entre funcionarios mexicanos y estadounidenses el año pasado, así como un viaje en julio realizado por el entonces secretario de Seguridad Interna, John Kelly, quien voló con líderes militares mexicanos para ver campos de amapola en el estado de Guerrero, indicaron funcionarios mexicanos y estadounidenses.
Avances silenciosos
Pero en ciertos temas, como la amapola, las dos partes ya han progresado silenciosamente. Con Trump como presidente, “pensamos que habría un enfriamiento de las relaciones”, dijo Juan Carlos Silva, jefe de la División Antidrogas de la Policía Federal de México. “Por el contrario, nos hemos acercado más”.
La Administración Antidrogas (DEA) dijo en un informe el año pasado que México suministra el 93 por ciento de toda la heroína consumida en Estados Unidos, frente a la mitad que representaba en 2012, aunque está muy por detrás de Afganistán y Birmania como país productor de adormidera, de acuerdo con cifras de la ONU.
La DEA también informó que la producción creció más de tres veces en México entre 2013 y 2016, pasando a 79 mil acres (31 mil 970 hectáreas), en parte debido a la “reducción en los programas de la erradicación de la amapola”.
Pero no hay consenso sobre esas estimaciones, particularmente las cifras de producción.
Funcionarios militares mexicanos niegan que la producción de amapola se haya triplicado y dicen que han aumentado los esfuerzos de erradicación, desplegando más de 20 mil soldados en misiones terrestres o aéreas. Las tropas destruyeron alrededor de 71 mil acres el año pasado y están en ritmo este año para superar eso, dijeron los funcionarios.
Hace una década, México erradicó 27 mil acres (10 mil 926 hectáreas), según las Naciones Unidas.
Discrepancias razonables
Hay varias razones que justifican las evaluaciones dispares.
La amapola, que a menudo se cultiva en zonas montañosas remotas, es más difícil de identificar a partir de imágenes aéreas que la coca, el ingrediente base de la cocaína. En Colombia, que una vez fue una importante fuente de heroína para los Estados Unidos, a menudo se cultiva en bosques cubiertos por nubes. En México, donde se cultiva principalmente en los estados occidentales de Guerrero, Sinaloa y Durango, también se puede intercalar con otros cultivos, como los duraznos, por lo que es difícil de detectar.
Y como la amapola tiene un ciclo de crecimiento tan corto –pasa de ser semilla hasta la cosecha en sólo cuatro meses– la fotografía intermitente podría pasar por alto ciertos campos, dicen los expertos.
“Todavía hay muchas interrogantes en torno a las cifras”, dijo Martin Jelsma, director del programa de medicamentos del Transnational Institute, una organización de investigación con sede en Amsterdam, y coautor de un estudio de próxima publicación sobre la producción de amapola en México y Colombia.
Origen confuso
Igualmente desafiante, dijo Jelsma, es identificar el país de origen de una muestra de heroína. Duda que la DEA siempre pueda decir si la heroína está hecha de amapola mexicana o colombiana, dado que los narcotraficantes mexicanos en algunos casos han contratado colombianos para enseñarles técnicas de producción de heroína, por lo que el producto es similar.
“Hay una gran subestimación del cultivo de amapola en Colombia”, dijo.