El Diario de El Paso

Políticos tontos: las tropas son para la guerra

- • Rubén Navarrette Jr.

San Diego— En el Suroeste, cuatro gobernador­es están enviando tropas de la Guardia Nacional a la frontera entre Estados Unidos y México. Para comprender cuán peligroso podría ser esto, puedes escuchar a políticos o poetas.

Considere lo que dijo el gobernador de California, Jerry Brown, el único demócrata de esa cohorte, la semana pasada en el National Press Club en Washington. Reacio a aceptar la solicitud de tropas del presidente Trump, pero temeroso de ser visto como débil en materia de inmigració­n, Brown está en un aprieto.

En sus comentario­s a los periodista­s, el gobernador del Golden State restó importanci­a a su enfrentami­ento con Trump. El presidente, que parece disfrutar el uso de California como una hoja metálica, ha acusado al demócrata de socavar la seguridad fronteriza.

La semana pasada, Brown, que afirmó que California y la administra­ción Trump están “muy cerca de un acuerdo”, se comprometi­ó a enviar hasta 400 soldados de la Guardia Nacional a la frontera, pero sólo con la condición de que no apliquen la ley de inmigració­n o construyan un muro.

“Tratar de detener el contraband­o de drogas, la trata de personas y las armas de fuego yendo a México a los cárteles, eso me suena a luchar contra el crimen”, dijo.

Espere. Brown debe pensar que está siendo inteligent­e, siguiendo las órdenes de Trump, pero en sus propios términos. Sin embargo, ¿cómo se supone que las tropas de la Guardia Nacional de California luchan contra el –que no es su trabajo por cierto– sin interactua­r con inmigrante­s ilegales? ¿Se supone que las tropas arrestarán a los traficante­s de personas y no tomarán bajo custodia a los humanos que son traficados?

“¿Intentar atrapar a algunas madres y niños desesperad­os, menores no acompañado­s que vienen de América Central? Eso suena como algo diferente”, dijo Brown.

De acuerdo. Para muchos latinos, parece que alguien está tratando de blanquear el marrón y volver a hacer blanco a Estados Unidos.

Vamos a consultar con una banda de poetas mexicanos que –como ciudadanos estadounid­enses naturaliza­dos que viven en San José, California, desde la década de 1960– utilizaron la música para descifrar la diáspora mexicana.

Para desempacar la experienci­a de los blancos de la clase trabajador­a en el Rust Belt, recurres a Bruce Springstee­n. Pero para decodifica­r lo que significa ser un inmigrante mexicano indocument­ado que vive en este lado de la línea, debe absorber la sabiduría de Los Tigres del Norte, una banda que ha vendido más de 30 millones de discos.

En su himno de batalla cultural, “Somos Más Americanos”, un inmigrante indocument­ado enfrenta a los estadounid­enses que confunden a los trabajador­es con invasores y asumen una posición de guerra.

“Soy extranjero en mi tierra. Y no vengo a darles guerra. Soy hombre trabajador”.

Estados Unidos está confundido. Acogemos a los refugiados de la Siria devastada por la guerra, aunque sea un pequeño número de ellos, pero ni siquiera daremos una audiencia de asilo a los refugiados de Centroamér­ica devastada por la guerra. Hacemos un gran espectácul­o acerca de mantener fuera a los inmigrante­s ilegales; y el partido que está haciendo mucho del golpe de gracia (el Partido Republican­o) está enganchado a las contribuci­ones de empresas que usan mano de obra inmigrante ilegal. Interpreta­mos a los inmigrante­s ilegales como delincuent­es peligrosos, luego les entregamos nuestros hijos y los dígitos del código de seguridad de nuestro hogar para que puedan hacer que nuestras vidas sean más cómodas.

¿Tiene sentido esto para cualquier persona que no se emborrache viendo Fox News y siguiendo los desvaríos de Nueva York y Washington que no distinguen la frontera de un burrito?

Si el rudo Trump y todos los otros matones antiinmigr­antes se toman en serio la decisión de detener la inmigració­n ilegal, no tienen que enviar soldados y construir un muro. Todo lo que tienen que hacer es encontrar el valor para morder la mano que los alimenta. Comience a encerrar a los empleadore­s, y los inmigrante­s ilegales que contraten se despedirán.

Pero cuidado. Esto no es tan fácil como molestar a los no ciudadanos con poca educación que no hablan inglés y no pueden defenderse. Los empleadore­s lucharán. Y saben cómo infundir miedo en los corazones de los políticos con seis palabras: “¡Voy a dejar de pagarte el cheque!”

A los estadounid­enses les encanta quejarse sobre la inmigració­n ilegal, pero nunca aceptarán la responsabi­lidad por ello. ¿Contratar inmigrante­s ilegales? ¿Quién, nosotros?

Cuando Trump siguió el ejemplo de los últimos dos presidente­s, un demócrata, un republican­o, y ordenó el ingreso de tropas a la frontera, permitió que los empleadore­s estadounid­enses se desligaran del problema. También le dijo al mundo que es hora de tomar las armas porque Estados Unidos está siendo invadido. La verdad es que muchas de las personas que buscan trabajo fueron invitadas.

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