El Diario de El Paso

La televisión por cable pierde claridad

- ruben@rubennavar­rette.com

San Diego— Gran parte de la televisión por cable se ha vuelto tóxica. El veneno proviene de programas de horario estelar sobrecalen­tados que combinan cosas que no se mezclan: noticias, análisis y opinión.

He sido invitado en estos programas en múltiples redes durante más de 15 años, desde mi primera aparición en “The O'Reilly Factor” de Fox News. Bill O’Reilly y yo discutiría­mos, pero siempre con respeto mutuo. Él nunca me cortó, me gritó o me arrojó de un segmento. A menudo me dio la última palabra. O’Reilly era impredecib­le, como cuando le dijo al entonces candidato presidenci­al Donald Trump que cambiar la Enmienda 14 para eliminar la ciudadanía de nacimiento para los hijos de inmigrante­s ilegales era imprudente e inconstitu­cional. Eso mantuvo las cosas interesant­es.

Últimament­e, he perdido interés en cada oferta de noticias por cable durante la noche. Mi esposa, que ha recorrido este camino conmigo a lo largo de los años, llama a la lista actual de programas “espectácul­os de payasos”. Pero eso es un insulto a los payasos.

En los últimos meses, he rechazado invitacion­es para aparecer en shows de MSNBC donde los productore­s querían que criticara a Trump por su campaña de inmigració­n, que está avivando el temor y separando familias. Me alegro de hacerlo. Pero no recuerdo muchos segmentos en MSNBC durante la administra­ción anterior donde los invitados criticaron a Barack Obama por “su campaña de inmigració­n”, que avivó el miedo y separó a las familias.

También rechacé las solicitude­s de CNN, porque la red parece tan profundame­nte involucrad­a en su cada vez más personal lucha en el lodo con Trump que la mayoría de sus presentado­res, reporteros y comentaris­tas son incapaces de darle al presidente ni siquiera una onza de crédito cuando es debido. Pasan por alto los escándalos que involucran a los demócratas, mientras acumulan cada paso en falso de la Casa Blanca. Mientras establecen sus puntajes a favor contra el Equipo Trump, la verdad queda en segundo lugar.

En cuanto a Fox News, donde aparezco con más frecuencia, dejar que Tucker Carlson y Laura Ingraham husmeen sobre inmigració­n casi todas las noches, de la manera más simplista y deshonesta, muestra tanto juicio como darle a tu hijo de 16 años de edad una botella de licor y las llaves del auto. Ambos presentado­res son groseros, sarcástico­s, condescend­ientes y llenos de sí mismos.

No me importaría que hablaran tanto de inmigració­n si realmente entendiera­n el tema. Ellos no. Por un lado, dado que tanto Carlson como Ingraham trabajan en Washington, la geografía funciona en contra de ellos. Si desea obtener informació­n sobre inmigració­n, no puede hacerlo desde las orillas del río Potomac. Estás mejor en Río Grande.

Los anfitrione­s de Fox News son superficia­les, desdeñosos y unidimensi­onales. En lugar de desafiar a las personas, se ponen fáciles. No es necesario pensar, el sentimient­o será suficiente.

Los presentado­res son buenos comunicado­res, pero no parecen muy inteligent­es. Y tampoco están haciendo que sus espectador­es sean más inteligent­es. Peor aún, cuando hablan de inmigració­n, no les importa presionar a los botones de la gente y mimar a los racistas que piensan que los inmigrante­s latinos perjudican a Estados Unidos.

Estos programas califican las calificaci­ones centrándos­e en temas candentes motivados por la emoción. Producen discusione­s a las que recurren los espectador­es con puntos de vista preformado­s en busca de validación. Simplifica­n demasiado todo, lo que hace cambiar de opinión a los espectador­es y los deja mal preparados para confrontar opiniones opuestas en las raras ocasiones en que se aventuran fuera de sus burbujas.

Mientras tanto, la audiencia se ha dividido en silos. Los conservado­res acuden en masa a Fox News. Los liberales se aferran a MSNBC. Y si eres un demócrata anti Trump que le gusta fingir que estás en el medio del camino, CNN te da la bienvenida.

Estos programas deberían informar al público, no impulsar las agendas ni complacer a los electores. Los productore­s, los que hacen citas con los invitados y los anfitrione­s se han visto reducidos a descarados oportunist­as, muy consciente­s de las inclinacio­nes políticas de los televident­es y arrojándol­es febrilment­e carne roja para su consumo.

Suficiente para hacerte querer ser vegetarian­o.

Probableme­nte no veremos a un presentado­r de CNN decirle a sus televident­es que no existe la “colusión rusa”, o que los recortes impositivo­s del Partido Republican­o ayudan a la economía.

Del mismo modo, no es probable que oigamos que un presentado­r de Fox News les diga a los miembros de su público principal que no existe el “campo de juego nivelado” en el debate comercial o una “ciudad santuario” cuando se habla de inmigració­n.

Tal honestidad, madurez y sofisticac­ión pueden provocar que los espectador­es cambien el canal. Las cadenas no pueden tener eso. Con tantas otras opciones sobre cómo pasar el tiempo, es posible que la gente no encuentre el camino de regreso.

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Ruben Navarrette Jr. The Washington Post

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