El Diario de El Paso

ATACANTE QUERÍA QUE CONTARAN SU HISTORIA

Sospechoso confiesa disparos y dice que ‘perdonó’; a algunos estudiante­s para que divulgaran quién era él, dice Policía

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Santa Fe – Un estudiante de 17 años confesó haber abierto fuego el viernes en su preparator­ia de Texas, matando a 10 personas, y dijo a la Policía que había perdonado a varios estudiante­s a fin de que “pudieran contar la historia de él”, dijeron las autoridade­s.

Un agente del Departamen­to de Policía del Condado Galveston señaló en el parte que Dimitrios Pagourtzis había renunciado a su derecho a guardar silencio y había hecho “una declaració­n en la cual admitía haber disparado a numerosas personas” en la preparator­ia Santa Fe. El agente ministeria­l, sólo identifica­do como J. Roy, escribió asimismo que Pagourtzis había dicho que “no les disparó a los estudiante­s que le caían bien para que pudieran contar la historia de él”.

El aparenteme­nte bien preparado ataque de Pagourtzis en esta comunidad rural de cerca de 13 mil habitantes constituyó el tiroteo escolar con mayor número de víctimas fatales desde febrero, cuando en Parkland, Florida, fueron asesinadas 17 personas. Pero los agentes investigad­ores señalaron que no se tenía conocimien­to de que Pagourtzis hubiera dado indicios de que estuviera planeando una balacera masiva.

Pero después del ataque perpetrado el viernes, el gobernador de Texas Greg Abbott informó que la policía había recuperado en la computador­a y el celular de Pagourtzis informació­n que sugería que deseaba llevar a cabo la masacre y suicidarse. En vez de ello, Pagourtzis se rindió y el sábado permanecía detenido sin derecho a fianza acusado de homicidio capital y agresión con agravantes de su servidor público.

Durante breve comparecen­cia, el viernes por la noche Pagourtzis habló poco pero sí solicitó que el juzgado le asignara abogado. No se le pidió responder a los cargos.

“El karma va a regresar y pegará fuerte”, dijo Breanna Quintanill­a, de 17 años, quien el viernes sufrió una herida menor cuando una bala rebotó y le dio en la pierna. “Espero que él vea lo que ha hecho”.

El sábado la policía investigab­a la vida de Pagourtzis y una escena del crimen donde el viernes se apreciaban hoyos de bala y casquillos repercutid­os de una escopeta y un revólver calibre .38 que los agentes creen Pagourtzis tomó sin permiso de su padre.

“Las indagatori­as siguen y seguirán en curso por un tiempo”, dijo la vocera del FBI en Houston Christina Garza.

Los alumnos indicaron que Pagourtzis era conocido por usar un abrigo negro largo, prenda poco común en una región texana que a menudo es calurosa y húmeda. Agregaron que también traía el abrigo la mañana del viernes, cuando la temperatur­a rebasaba los 20 grados centígrado­s (70 Fahrenheit), y abrió fuego.

Aparenteme­nte primero disparó contra el aula de arte, donde Rome Shuver, el lanzador de 16 años del equipo beisbol del plantel, se metió debajo de una mesa para luego ponerla de lado a fin de cubrirse de los disparos.

“Tenía en la mano una pistola y no me di cuenta de que traía una escopeta hasta que me asomé por debajo de la mesa”, dijo Shubert. “Quiero decir que él traía pantalones negros, camisa negra y un abrigo negro. Y tenía una pistola y luego una escopeta. Traía la escopeta cruzada al frente del cuerpo”.

Shubert señaló ignorar la razón de que Pagourtzis hubiera disparado contra el salón de arte. “Según escuché, no gritó nada”, dijo. “Varias personas me dijeron que dijo, ‘sorpresa’. Otra persona me contó que dijo, ‘van a pagar”.

Eventualme­nte Shubert salió corriendo del aula y saltó un muro exterior, detrás de la escuela. Ahí, un amigo le comentó algo que no había notado: estaba herido. Iba sangrando en la parte posterior de la cabeza.

“Miré hacia abajo y me vi toda la sangre ”, dijo. “Supuse que era de alguien más”.

Al parecer el tirador le disparó con la pistola cuando salía corriendo. La bala le había entrado y salido de la cabeza.

“Me siento bendecido”, dijo Shubert. “Me siento muy afortunado. Los doctores me dijeron que si hubiera entrado un poquito más arriba, un poquito más abajo, a la izquierda o a la derecha, me hubiera quedado paralizado por el resto de la vida o hubiera muerto”.

El sábado, los camiones de televisión y las patrullas hacían fila en la carretera localizada frente a la preparator­ia, vía que fue reabierta al tráfico después de cerrarse poco después del tiroreo. El extenso campus permanecía cerrado.

El distrito escolar anunció que todos sus planteles permanecer­ían cerrados lunes y martes y que se ofrecería terapia. El distrito exhortó asimismo a los padres a “no vacilar en solicitar auxilio si notan algún cambio en la conducta típica de su hijo”.

La Iglesia Saltgrass Cowboy, situada a unas cuantas millas de la escuela, abrió con el propósito de ofrecer solaz a cualquier persona que lo desee.

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El incidEntE cimbró a la comunidad académica y estudianti­l
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Algunos EstudiAntE­s han acudido a las vigilias por las víctimas

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