Defendieron a EU; luchan por volver
Veteranos deportados a México claman por segunda oportunidad
Ciudad Juárez— Durante Memorial Day (Día de los Caídos) en la frontera entre Texas y México, Michael Evans, que sirvió durante cuatro años en la Infantería de Marina de Estados Unidos, fue uno de varios veteranos que ayudó a organizar una manifestación pública para honrar a los soldados muertos en batalla que sirvieron en las Fuerzas Armadas estadounidenses.
Más tarde ese mismo día, Lorenzo Núñez, un ciudadano mexicano, se mantuvo firme y rindió homenaje a esos hombres y mujeres en un saludo militar de un minuto a las banderas de Estados Unidos y las diversas ramas de las Fuerzas Armadas.
Esas acciones suenan similares a varias que se desarrollaron en todo el país a principios de esta semana, pero hay una sola excepción: Evans y Núñez son la misma persona. Y el hombre de 40 años estaba celebrando el feriado norteamericano en México después de haber sido deportado en 2009, a pesar de su servicio como militar.
"Mi nombre de pila es Lorenzo Núñez Fernández. Suena como un nombre de mariachi”, dijo Evans con una sonrisa desde el Parque Chamizal de Ciudad Juárez, a menos de una cuadra del puerto internacional de entrada a El Paso. Su nombre cambió después de que fue adoptado por una familia estadounidense en 1984, y fue dado de baja de las Fuerzas Armadas en el 2000 antes de la segunda Guerra del Golfo.
Él es uno de varios ex militares en medio de un debate migratorio único: si los veteranos deportados deberían tener una segunda oportunidad de obtener estatus legal migratorio en Estados Unidos, a pesar de que haber cometido un delito que los llevó a su deportación.
Los representantes federales demócratas Vicente González, de McAllen, y Beto O’Rourke, de El Paso, han propuesto iniciativas de ley para permitir que los veteranos deportados que fueron dados de baja puedan ser naturalizados como ciudadanos en el extranjero. Excluiría a los veteranos condenados por crímenes que incluyen el homicidio involuntario, el asesinato, la violación, el abuso sexual de un menor, el abuso infantil y el terrorismo, según explicó oficina de González.
La medida también permitiría que el fiscal general de Estados Unidos cancele o rescinda una orden de expulsión de un veterano elegible y cambie su estado a residente permanente legal.
González, quien discutió el asunto con el presidente Donald Trump el año pasado, dijo que se sentía optimista después de que el mandatario expresara su apoyo a facilitarle las cosas a los veteranos, informó el Chicago Tribune.
Pero la legislación se ha estancado, y González recientemente habló ante el pleno en la Cámara de Representantes para reprender a los republicanos por no permitir que su proyecto de ley se convierta en una enmienda a la ley militar, aunque se comprometió a mantener el tema en primer plano y luchar para que su proyecto sea votado en el Congreso.
“Estas historias están llegando desde todos los rincones del mundo. Estamos deportando a veteranos que fueron dados de baja honorablemente después de prometerles la ciudadanía”, dijo. “Esto es una desgracia”.
Nacido en Chihuahua, Evans se graduó de una high school en el área de El Paso antes de unirse a la Infantería de Marina.
Fue deportado después de cumplir su condena en una prisión federal por un delito grave de conspiración para narcotráfico. Dijo que le faltaban dos semanas para jurar como ciudadano estadounidense cuando un incidente de dos años regresó para perseguirlo. Fue adoptado dos años antes de que las enmiendas a la Ley de Inmigración y Nacionalidad facilitaran a los adoptados convertirse en ciudadanos de Estados Unidos. Como Evans nunca se naturalizó, dijo que fue tratado como cualquier otro criminal mexicano y se le ordenó abandonar el país en 2009.
“Básicamente me dijeron: ‘Eres mexicano, cometiste un delito y tienes que regresar'”, dijo. “En aquel entonces, Juárez estaba en su peor momento: más asesinatos, más asesinatos y asesinatos”, agregó, refiriéndose a la guerra entre los cárteles que azotó la ciudad fronteriza y cobró más de 10 mil vidas.
Pero Evans dijo que es un poco más optimista de que algo podría cambiar ahora que el tema gana más atención.
“No había esperanza durante años, ninguna esperanza”, dijo. “Pero ahora hay algo de luz al final del túnel”. Estamos levantando mucho polvo, y hay mucha gente hablando. Entonces nunca se sabe”.
Veteranos deportados más viejos muestran menos esperanza para ellos mismos, pero optimismo sobre los ex soldados más jóvenes.
Francisco López, de 73 años, es el director de la Casa de Apoyo a los Veteranos Deportados en Ciudad Juárez, conocido como el “Bunker de Juárez”. En entrevista, le dijo al Tribune que fue reclutado en 1967 y se fue a Vietnam, donde cumplió un año de servicio en el extranjero. Fue arrestado en Wichita Falls después de comprar cocaína, que aseguró era tanto para uso personal como para venderla. Fue deportado en 2003 y ha convertido su casa en una especie de refugio.