La pregunta del millón
¿Afectará AMLO relación comercial con Texas?
Austin— Sólo el tiempo dirá si Andrés Manuel López Obrador pasará a la historia como uno de los inefectivos profetas de izquierda de Latinoamérica o un político que condujo a México por el camino de la sustentabilidad y la independencia.
Pero una cosa es segura, un día después de que el populista de 64 años, a quien los mexicanos llaman AMLO, ganara las elecciones presidenciales por una victoria aplastante, los líderes empresariales de Texas y funcionarios electos comenzaron a tomar nota de cómo las elecciones podrían posiblemente volcar la robusta relación comercial del estado con su vecino del sur.
“Creo que la pregunta del millón no es si AMLO inclinará al país hacia la izquierda, sino qué tanto lo inclinará hacia la izquierda”, dijo Mark P. Jones, becario en Ciencias Políticas del Instituto de Política Pública James A. Baker III y director Joseph D. Jamail en Estudios Latinoamericanos en la Universidad Rice. “Así que lo veremos intentar cumplir con las promesas de campaña reduciendo la inequidad económica, combatiendo a la corrupción y trabajando para reducir el nivel de violencia en su país”, afirma.
El hecho de que López Obrador basara su campaña, en parte en dichos temas, no es ninguna sorpresa para los observadores políticos. Pero su manera de proceder para cumplir tales promesas muy probablemente afectará la relación, históricamente beneficiosa, de Texas con México.
“Eso significa reducir la corrupción que beneficia al sector privado y, en el sector energético, asegurarse de que las compañías internacionales también paguen más, con el fin de conseguir acceso al mercado mexicano, de lo que pagarían bajo el mandato de otro presidente”, dijo Jones.
Jones señaló que mientras el actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, recibió con brazos abiertos a los inversionistas extranjeros, López Obrador, en su lugar, los ve como un mal necesario, especialmente a los gigantes del sector energético que buscan invertir al sur del Rio Grande.
“Él es lo suficientemente pragmático para darse cuenta que para implementar sus objetivos y programas sociales con el fin de reducir la inequidad económica, necesita de los ingresos del robusto sector energético”, dijo Jones. “Por lo tanto necesita de la inversión extranjera. Pero no quiere hacerlo. Chevron o ExxonMobil van a ser vistos como un mal necesario, alguien a quien sólo se le permite la entrada debido a que México necesita de su tecnología e inversión”, afirma.
Eddie Aldrete, vicepresidente del Banco Internacional de Comercio y presidente de la Coalición Comercial de Texas y México, dijo que aún es muy pronto para saber qué tipo de presidente será López Obrador. Pero dijo que los inversionistas, propietarios empresariales y funcionarios electos tendrán una mejor visión en los meses venideros; López Obrador asumirá la Presidencia el 1 de diciembre.
“Se le ha etiquetado de muchas maneras, pero obviamente se ganó el corazón y la mente de su electorado”, dijo Aldrete. “Y vamos a ver en los próximos meses, cuando comience a conformar su administración, la dirección en la que va a dirigir al país”, agrega.
Aldrete dijo que los intereses agrícolas de Texas también pondrán una mayor atención a las acciones del nuevo presidente. Cuando la administración Trump anunció que impondría aranceles a las importaciones de acero y al aluminio el mes pasado, el Gobierno mexicano respondió con la imposición de gravámenes a la carne de puerco y otros productos agrícolas. Si dicha lista llega a expandirse, los agricultores y ganaderos de Texas podrían verse sumamente afectados, dijo.
“Nosotros vendemos mucho maíz en México”, dijo Aldrete.
Una intensificada guerra comercial que tenga que ver con productos que no son producidos ni cultivados en Texas aún podría tener un significativo impacto en el estado. La frontera entre Texas y México es la entrada para los productos que fluyen de norte a sur, sin importar su origen ni destino final.
Tan sólo en los primeros tres meses de este año, México y Estados Unidos vieron pasar, en transacciones comerciales a ambas direcciones, 146 mil millones de dólares por sus puertos de entrada.
La tajada más grande de dicho comercio fluyó a través de Texas, con el puerto de entrada en Laredo registrando 55 mil millones de dólares de dicha tajada y El Paso manejando 18 mil 600 millones de dólares, de acuerdo con WorldCity, una compañía comercial de Florida que rastrea los datos comerciales con base en la información del censo de Estados Unidos. Jones dijo que la relación comercial podría resultar afectada por algo tan simple como la incendiaria retórica del presidente Donald Trump. Eso se debe a que López Obrador podría responder de manera muy distinta a como lo hizo Peña Nieto.
“Si el presidente Trump tuitea algo, o dice algo ofensivo sobre México o los mexicanos, AMLO va a responder, y dado lo que sabemos sobre el presidente Trump, él también va a responder”, dijo. “Esperemos que el conflicto se quede en la retórica y no afecte el clima empresarial, y en particular al comercio. Si el comercio se ve inhibido o reducido entre Estados Unidos y México, ningún estado en el país sufrirá más que Texas”, advierte.
Jones dijo que eso pondría al gobernador Greg Abbott en una situación muy incómoda, colocándolo potencialmente entre Trump y sus partidarios y los líderes empresariales del estado, quienes parecen avergonzarse de la manera tan explosiva de gobernar del presidente y de cómo le afecta a la industria.
“Si la situación sube de tono, Greg Abbott necesitará colocarse en el lugar de mediador”, dijo Jones. “Él no caerá en el juego de la retórica. Donde sí se involucrará será en el momento en que la retórica llegue a crear una acción que reduzca el comercio”, afirma.
La oficina de Abbott no respondió para emitir un comentario.
El ex embajador estadounidense en México, Antonio Garza, dijo sentirse animado por el tono “progresista” del discurso del presidente electo el domingo y por sus positivos comentarios en torno al comercio durante su campaña.
Mientras que en repetidas ocasiones Trump se ha referido al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés) como una mala jugada para Estados Unidos y repetidas veces ha prometido con sacar a Estados Unidos del pacto comercial, Garza dijo que duda muchos de que el acuerdo llegue a ser alterado antes del próximo año.
“El liderazgo que ha estado faltando en el rubro comercial es el de nuestra propia Oficina Oval. El tiempo de hacernos tontos ya ha quedado en el pasado, y el gran perdedor, si es que no logramos solucionar esto, será Texas, según dijo en un correo electrónico”. “Yo supongo que dada la larga transición del poder en México y nuestra propia transición que tenemos pendiente después de las elecciones de mitad de período, se irá enredando junto con el actual acuerdo hasta mediados del 2019, luego nos pondremos a hablar en serio sobre el acuerdo. Pero hasta entonces, lo mejor que podemos esperar es que se mantenga el estatus quo y que el ruido del fondo no llegue a distraernos”, concluye Antonio Garza.
Empresarios tienen muy claro que seguramente responderá a la política de Donald Trump de una manera muy distinta a como lo ha hecho Peña Nieto