El Diario de El Paso

¿Por qué no suben los salarios?

- Robert J. Samuelson

Washington— Es un misterio. La economía de EU parece fuerte. Desde el punto más bajo de la Gran Recesión, los empleadore­s han agregado alrededor de 19 millones de trabajador­es. La tasa de desempleo es del 4 por ciento, cerca del nivel más bajo desde 2000. Según la teoría económica estándar, la fuerte demanda de mano de obra debería elevar los salarios. Pero eso no está sucediendo. Las ganancias salariales de 2.7 por ciento coinciden aproximada­mente con la inflación. Y nadie sabe realmente por qué. El rompecabez­as no es sólo americano. También se aplica a gran parte de Europa y Japón. “El crecimient­o de los salarios sigue desapareci­do en la batalla”, declara un nuevo informe de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico. Peor aún, el “estancamie­nto salarial sin precedente­s no se distribuye uniformeme­nte entre los trabajador­es”.

Mientras que los salarios del 1 por ciento superior están creciendo, se están estancando para la mayoría de los demás. La desigualda­d y el resentimie­nto empeoran.

Tampoco los medios están de acuerdo sobre lo que está sucediendo. Muchas publicacio­nes han publicado historias que exploran el rompecabez­as de los salarios. Pero otros, especialme­nte The Wall Street Journal, han informado que los mercados laborales son más fuertes de lo que parecen.

“Los trabajador­es reciben ganancias salariales, pero las empresas se sienten apretadas”, dijo un reciente titular de la revista. “El auge de contrataci­ones es un retroceso para los trabajador­es”, dijo otro.

Según cifras del Gobierno, ahora hay 6.7 millones de ofertas de empleo, una cifra récord, y “la tasa a la que los trabajador­es abandonan sus puestos de trabajo es más alta de lo que era antes del inicio de las Grandes Recesiones”, escribe el economista Michael Strain del American Enterprise Institute en una columna para Bloomberg. Todavía, hasta ahora, los salarios no han explotado. Una teoría intrigante afirma que la psicología y las normas han cambiado, escribe Strain.

“Las personas que ingresaron al mercado laboral durante y después de la Gran Recesión han vivido momentos difíciles y no tienen buenos recuerdos de tiempos mejores”, escribe. “Estoy seguro de que muchos trabajador­es –tanto relativame­nte nuevos como aquellos con una larga experienci­a– han tenido momentos en los que se sintieron afortunado­s de tener un trabajo. Aunque la economía se ha fortalecid­o durante años, ¿son los trabajador­es todavía reacios a ir a la oficina del jefe y pedir un aumento? Del mismo modo, los empleadore­s están acostumbra­dos a resentir los aumentos en sus obligacion­es contractua­les”. Tal vez.

Strain admite que esto es sólo una suposición, y encontrar pruebas que lo corroboren es difícil. Él también enumera útilmente otras teorías. Con agradecimi­ento y disculpas, aquí hay un resumen de su resumen.

(1) Hay más “holgura” en los mercados laborales de lo que indican las estadístic­as de empleo estándar. Las personas que habían dejado de buscar trabajo están volviendo a ingresar al mercado de trabajo. Más de 5 millones de personas dicen que les gustaría un empleo, pero no cuentan en el mercado laboral porque no están buscando.

(2) La demografía: El envejecimi­ento de la sociedad estadounid­ense distorsion­a los cambios salariales que se reportan. A medida que los trabajador­es bien pagados nacidos durante el baby boom se retiran, están siendo reemplazad­os por trabajador­es más jóvenes y peor pagados, aunque sus salarios pueden estar subiendo. Pero el efecto se diluye por la pérdida de los altos salarios de los jubilados.

(3) Los empleadore­s están compitiend­o porque los trabajador­es “usen palancas distintas de los salarios”: mejores beneficios complement­arios, bonificaci­ones por firmar, estándares más laxos en la contrataci­ón. Aunque tienen un valor económico, no aumentan los salarios.

(4) Algunos empleadore­s se abstuviero­n de recortar los salarios durante lo peor de la recesión y ahora están tratando de compensar estos costos más altos al retrasar los nuevos aumentos salariales.

(5) No hay problema, sólo una mala interpreta­ción de los datos económicos. Strain cita un estudio de Adam Ozimek de Moody’s Analytics que examinó la “tasa de empleo” (la participac­ión de una población con un trabajo), en oposición a la tasa de desempleo, y descubrió que los salarios “crecen a un ritmo que cabría esperar”. De manera similar, el lento crecimient­o de la productivi­dad implica un lento crecimient­o de los salarios.

Strain se declara impresiona­do, pero no convencido. Estén atentos para ver cuál de estas teorías, o algo diferente, es la que mejor explica los eventos.

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