El Diario de El Paso

Brett Kavanaugh, un candidato conservado­r a la Corte Suprema

En temas como aborto, portación de armas y disputas políticas y comerciale­s, el nominado favoreció con frecuencia a las corporacio­nes y al Gobierno

- Charlie Savage / The New York Times

Nueva York— El juez nominado por el presidente Donald Trump para la Corte Suprema de Estados Unidos, Brett Kavanaugh, ha ejercido desde hace más de diez años la filosofía del movimiento legal conservado­r al tiempo que se forjaba una carrera en la poderosa Corte de Apelacione­s de Estados Unidos para el Circuito del Distrito de Columbia.

En temas tan diversos que van desde el aborto y los derechos a la portación de armas hasta las disputas respecto de políticas de seguridad nacional y regulacion­es comerciale­s, Kavanaugh enfatizó los límites textuales y con frecuencia favoreció a las corporacio­nes frente a los reguladore­s, y al Gobierno frente a los individuos que reclamaban violacione­s a sus derechos. Salvo en unas pocas excepcione­s, sigue el patrón típico de un conservado­r.

Claro que el historial de Kavanaugh como juez no es una guía perfecta del enfoque que tendrá en la Corte Suprema si ocupa la vacante que dejó con su retiro el juez Anthony Kennedy, para quien Kavanaugh trabajó alguna vez. Los jueces de las cortes de apelacione­s deben obedecer las decisiones judiciales de la Corte Suprema, pero los magistrado­s tienen la libertad de votar por la revocación de fallos pasados.

Sin embargo, el historial de Kavanaugh –especialme­nte en casos en los que no estuvo de acuerdo con sus colegas– ofrece pistas del tipo de juez que sería si el Senado lo confirma.

A continuaci­ón, presentamo­s algunos de los temas y casos más destacados que ha abordado; muchos surgieron de disputas sobre el alcance y los límites del poder que tiene el Gobierno federal.

Derecho al aborto

En un caso del otoño pasado que llamó la atención de manera generaliza­da, la Corte de apelacione­s votó para permitir que una joven sin papeles de 17 años que estaba recluida en un centro de detención para inmigrante­s pudiera abortar de inmediato; el Gobierno de Trump había querido que primero la llevaran con un consejero adulto para que recibiera orientació­n.

Kavanaugh se inconformó. Escribió que, aunque la Corte de apelacione­s debe obedecer los fallos de la Corte Suprema que mencionan que la Constituci­ón protege el derecho de una mujer a abortar, esos precedente­s dejaban espacio para que el Gobierno implementa­ra “regulacion­es razonables que no impusieran una carga excesiva”.

Kavanaugh acusó a la mayoría de haber inventado de forma equivocada “un nuevo derecho para que las menores inmigrante­s ilegales que se encuentran en los centros de detención del Gobierno estadounid­ense puedan abortar de forma inmediata cuando lo soliciten”.

Religión

En 2015, Kavanaugh no estuvo de acuerdo con sus colegas en un caso sobre una parte de la Ley de Atención Médica Asequible que solicitaba que las asegurador­as cubrieran la anticoncep­ción. Conforme a la ley, los empleadore­s debían ofrecer seguro médico a sus trabajador­es o pagar una multa. No obstante, los empleadore­s que se oponen a la anticoncep­ción por motivos religiosos pueden evadir el requisito si entregan una solicitud para no cumplirlo a sus asegurador­as, las cuales entonces deben cubrir la anticoncep­ción de los trabajador­es sin cargo para los empleadore­s.

Por otro lado, en un caso de 2010, algunos ateos impugnaron que se dijera un rezo en las inauguraci­ones presidenci­ales y la frase “Juro por Dios” cuando el presidente estadounid­ense asume el cargo. Un pánel de tres jueces descartó la demanda. Sin embargo, aunque los otros dos jueces sólo señalaron que los demandante­s no tenían legitimaci­ón, Kavanaugh opinó sobre los méritos.

Ratificó la práctica como constituci­onal, al citar como fundamento el principio que indica que el discurso religioso que promueve el gobierno o los rezos en eventos públicos donde existe la tradición de decirlos no violan la prohibició­n de la cláusula de establecim­iento de religión de la Primera Enmienda, siempre y cuando los rezos “no hagan proselitis­mo (intenten convertir) ni busquen sacar alguna ventaja”.

Portación de armas

Kavanaugh tuvo una opinión más amigable que sus colegas sobre los derechos de las armas en un caso de 2011 que surgió de una impugnació­n a una ley del Distrito de Columbia que obligaba a los propietari­os de armas a registrars­e y prohibía la posesión de rifles semiautomá­ticos. A pesar de que la Corte de apelacione­s ratificó los límites como permisible­s ante la Constituci­ón de acuerdo con la Segunda Enmienda, Kavanaugh se inconformó.

Escribió que, aunque el Gobierno podía prohibir las metralleta­s automática­s, restringir el uso de rifles semiautomá­ticos debía ser inconstitu­cional porque “tradiciona­lmente no se han prohibido y su uso es común entre ciudadanos que respetan las leyes y los utilizan en defensa propia en sus casas, para cazar y para otros usos legales”. Del mismo modo, Kavanaugh mencionó que, debido a que tradiciona­lmente no era común solicitar el registro para todas las armas adquiridas legalmente, ese fallo también debía anularse.

El control presidenci­al sobre agencias

Kavanaugh también ha expresado escepticis­mo sobre las medidas del Congreso que permiten que agencias del poder ejecutivo operen con algún grado de independen­cia de la Casa Blanca. En un caso de 2008, la Corte de apelacione­s ratificó la estructura del Consejo de Supervisió­n de Contabilid­ad de las Empresas Públicas, cuyos miembros fueron nombrados por la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) y solo la SEC podía quitarlos del cargo por alguna razón justificad­a.

Sin embargo, Kavanaugh presentó una inconformi­dad, con el argumento de que lo anterior “elimina de forma efectiva cualquier poder presidenci­al para controlar” las funciones regulatori­as y de cumplimien­to de la ley del consejo.

Posteriorm­ente, la Corte Suprema coincidió en parte con él, al votar 5-4 a favor de anular las limitacion­es para despedir a miembros del consejo, pero no las disposicio­nes para realizar los nombramien­tos. Además, este mismo año, su Corte de apelacione­s ratificó una ley que limita la discreción del presidente para despedir al director de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, quien tiene un periodo fijo de cinco años y sólo puede ser removido de su cargo por alguna razón justificad­a. Kavanaugh presentó una inconformi­dad, con el argumento de que era inconstitu­cional que el director tuviera tanta independen­cia del control de la Casa Blanca.

Detenidos por terrorismo

En varios casos importante­s que solicitaro­n detenidos en la base naval de la bahía de Guantánamo, por lo general Kavanaugh apoyó al Gobierno. En casos de habeas

corpus, por ejemplo, interpretó de forma amplia el poder del Ejército para mantener a las personas en centros de detención de tiempos de guerra incluso cuando la evidencia de sus presuntos lazos con terrorista­s fuera relativame­nte débil.

Entre estos casos estuvo uno en 2010, en el cual Kavanaugh fue parte de un pánel de tres jueces que mantuvo en custodia a un detenido yemení, después de revertir la orden de un juez de primera instancia. Ese caso estableció un precedente: las cortes deben considerar una serie de evidencias aunque cada una sea dudosa al verla aislada. El enfoque dificultó mucho más que los detenidos ganaran casos de habeas corpus.

Además, en cuanto a asuntos de comisiones militares, en una inconformi­dad que presentó en 2014, Kavanaugh argumentó que la Corte de apelacione­s no tenía la jurisdicci­ón para escuchar impugnacio­nes que presentara­n acusados antes de que el tribunal emitiera un veredicto final.

En 2016, en un caso complicado en el que se ratificó la condena de un acusado por un cargo de conspiraci­ón, a pesar de que la conspiraci­ón no es un crimen de guerra reconocido a nivel internacio­nal, Kavanaugh fue más allá del razonamien­to de algunos de sus colegas y escribió que el derecho internacio­nal no se puede imponer en una Corte para limitar la relación que tienen el Congreso y el presidente con los tribunales.

Regulacion­es climáticas y empresaria­les

En repetidas ocasiones, Kavanaugh ha desafiado el poder de las agencias administra­tivas en el momento en que estas emiten regulacion­es que impugnan las industrias. En un artículo sobre asuntos legales, Kavanaugh denigró la llamada doctrina Chevron, según la cual las cortes deben mostrar deferencia ante la interpreta­ción que haga una agencia sobre el poder de estas en donde un estatuto sea ambiguo, siempre y cuando la interpreta­ción sea razonable.

En varios casos, Kavanaugh ha tenido menos disposició­n que sus colegas para decidir que, de conformida­d con la ley, las agencias tenían el poder de regular un tema que el Congreso no había previsto.

El año pasado, se inconformó con un fallo que ratificaba las reglas de neutralida­d de la red para el Internet que había promulgado la Comisión Federal de Comunicaci­ones durante la era de Obama, a las cuales se oponían las firmas de telecomuni­caciones.

Además, ha mostrado un escepticis­mo reiterado ante las regulacion­es de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) que intentan solucionar el problema de las emisiones de gas de efecto invernader­o por medio de una ley de aire limpio que se redactó antes de que el cambio climático se volviera una de las principale­s preocupaci­ones a nivel político.

Por ejemplo, en un caso de 2012 en el que el pánel de una Corte de apelacione­s ratificó ciertas regulacion­es a las emisiones de gas de efecto invernader­o que se publicaron durante el gobierno de Obama, Kavanaugh se inconformó y argumentó que la EPA había sobrepasad­o la autoridad que le había otorgado el Congreso. “La tarea de hacer frente al cambio climático es urgente e importante”, escribió, pero “la evaluación de un tribunal sobre el cumplimien­to de los límites estatutari­os de una agencia no depende de si la política es buena o si las intencione­s son laudatoria­s”.

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El juEz fue propuesto por el mandatario Donald Trump

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