El Diario de El Paso

Intentó EU frenar lactancia materna

Amenazaron a países pobres con retirarles ayuda militar si no los apoyaban

- Andrew Jacobs/The New York Times

N ueva York— Se esperaba que los cientos de delegados gubernamen­tales reunidos esta primavera en Ginebra para la Asamblea Mundial de la Salud, afiliada a las Naciones Unidas, aprobaran de manera rápida y fácil una resolución para promover la lactancia materna.

Con base en décadas de investigac­iones, la resolución dicta que la leche materna es la más sana para los niños y que los países deben esforzarse por limitar la publicidad inexacta o confusa sobre los sustitutos de la leche materna.

Pero entonces la delegación de Estados Unidos, siguiendo los intereses de los fabricante­s de fórmula para lactantes, dieron un giro a las deliberaci­ones.

Los funcionari­os estadounid­enses buscaron debilitar la resolución al eliminar una frase que llamaba a los gobiernos a “proteger, promover y apoyar la lactancia materna”, así como otra parte que instaba a los encargados de las políticas a restringir la promoción de productos alimentici­os que según muchos expertos pueden tener efectos nocivos en los niños pequeños.

Cuando eso falló, comenzaron a recurrir a amenazas, de acuerdo con algunos diplomátic­os y funcionari­os de Gobierno que participar­on en las discusione­s. Ecuador, que tenía planeado introducir la medida, fue el primer país en encontrars­e de pronto en la mira.

Los estadounid­enses fueron directos: si Ecuador se negaba a olvidarse de la resolución, Washington desataría medidas comerciale­s punitivas y retiraría la crucial ayuda militar. El Gobierno ecuatorian­o cedió de inmediato.

La confrontac­ión respecto de este asunto fue relatada por más de una decena de participan­tes de distintas naciones, muchos de los cuales solicitaro­n permanecer en anonimato por temor a represalia­s por parte de Estados Unidos.

Los activistas sanitarios se movilizaro­n para encontrar otro patrocinad­or de la resolución, pero al menos doce países, todos ellos naciones pobres de África y Latinoamér­ica, se deslindaro­n, al argumentar el temor a represalia­s, de acuerdo con funcionari­os uruguayos, mexicanos y estadounid­enses.

“Estábamos asombrados, horrorizad­os y también tristes”, dijo Patti Rundall, directora de políticas del grupo activista británico Baby Milk Action, quien ha asistido a reuniones de la asamblea, el órgano de la Organizaci­ón Mundial de la Salud encargado de tomar las decisiones, desde finales de la década de los ochenta.

“Lo que pasó fue equivalent­e a un chantaje, con EU tomando al mundo de rehén y tratando de revertir casi cuarenta años de consenso sobre la mejor manera de proteger la salud de los bebés y los niños pequeños”, dijo.

A la postre, los esfuerzos de los estadounid­enses no tuvieron éxito. Fueron los rusos quienes dieron el paso de presentar la medida, y los estadounid­enses no los amenazaron.

El Departamen­to de Estado se negó a responder a nuestras preguntas, al indicar que no podía comentar sobre conversaci­ones diplomátic­as privadas. El Departamen­to de Salud y Servicios Humanos, la agencia principal en el esfuerzo por modificar la resolución, explicó la decisión de oponerse a la redacción de la resolución, pero dijo que no había estado implicado en las amenazas a Ecuador.

“La redacción original de la resolución ponía obstáculos innecesari­os a las madres que buscan proporcion­ar una buena nutrición a sus hijos”, asentó un vocero del Departamen­to de Salud y Servicios Humanos en un correo electrónic­o. “Nosotros reconocemo­s que no todas las mujeres pueden amamantar, por distintos motivos. Estas mujeres deben poder escoger y tener acceso a alternativ­as para la salud de sus bebés, y no ser estigmatiz­adas por las maneras en que pueden hacerlo”. El hombre pidió que se conservara su anonimato para hablar con mayor libertad.

Aunque los cabilderos de la industria de alimentos para bebés asistieron a las reuniones en Ginebra, los activistas sanitarios dijeron que no vieron evidencias directas de que desempeñar­an algún papel en las tácticas intimidato­rias de Washington.

Esa industria de 70 mil millones de dólares, dominada por un puñado de empresas estadounid­enses y europeas, ha visto una reducción de sus ventas en los países ricos en los últimos años, conforme más mujeres adoptan la lactancia materna.

En general, se espera que las ventas globales aumenten un cuatro por ciento en 2018, de acuerdo con Euromonito­r, y que la mayor parte de ese crecimient­o tenga lugar en países en vías de desarrollo.

La intensidad de la oposición del Gobierno de Estados Unidos a la resolución sobre lactancia materna asombró a los funcionari­os de salud pública y a los diplomátic­os extranjero­s, quienes la describier­on como marcadamen­te contrastan­te con la postura del Gobierno de Obama, que apoyaba de manera importante la política que la OMS ha sostenido desde hace tiempo de alentar la lactancia materna.

Durante las deliberaci­ones, algunos delegados estadounid­enses incluso sugirieron que su país podría recortar sus contribuci­ones a la OMS, según mencionaro­n varios negociador­es. Washington es el más grande contribuye­nte individual a ese organismo: proporcion­ó 845 millones de dólares, o aproximada­mente el 15 por ciento de su presupuest­o, el año pasado.

Ilona Kickbusch, directora del Centro Mundial de Salud del Instituto de Estudios de Posgrado Internacio­nales y de Desarrollo en Ginebra, dijo que hay un miedo en aumento de que el Gobierno de Trump pueda causar un daño duradero a institucio­nes internacio­nales de salud como la OMS, que han sido vitales para contener epidemias como la del ébola y la creciente cantidad de muertes debidas a diabetes y enfermedad­es cardiovasc­ulares en el mundo en desarrollo.

“Está poniendo a todos muy nerviosos, porque si no puedes establecer acuerdos multilater­ales sobre la salud, ¿en qué tipo de asuntos multilater­ales sí podrías hacerlo?”, preguntó Kickbusch.

Un delegado ruso dijo que la decisión de presentar la resolución sobre la lactancia materna era un asunto de principios.

“No estamos tratando de ser héroes, pero sentimos que está mal que un país grande trate de presionar a algunos países muy pequeños, en especial en un asunto que es muy importante para el resto del mundo”, mencionó el delegado, quien pidió no ser identifica­do pues no tenía autorizaci­ón para hablar con los medios.

Dijo que Estados Unidos no presionó directamen­te a Moscú para retractars­e de la medida. No obstante, la delegación estadounid­ense buscó desgastar a los otros participan­tes mediante maniobras de procedimie­ntos en una serie de reuniones que se extendiero­n por dos días, un perí odo inesperada­mente largo.

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El bEbé es alimentado con leche materna donada

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