El Diario de El Paso

Habrá más ‘mano dura’

Separar familias, tan sólo una de las medidas antiinmigr­antes de Trump

- (Associated Press)

Washington— La separación de familias en la frontera entre Estados Unidos y México captó la atención del mundo y provocó indignació­n masiva, pero sólo cuenta una pequeña parte de la historia que rodea la política de inmigració­n de la administra­ción Trump.

En realidad, el Gobierno está trabajando para endurecer el sistema en múltiples frentes para frenar la inmigració­n, abriéndose paso en torno a varios fallos judiciales para lograrlo. La administra­ción está tratando de encerrar a las familias indefinida­mente, ampliar el espacio de detención y ajustar las normas de asilo y aplicar un mayor escrutinio a las solicitude­s de la green card (residencia permanente).

Muchas iniciativa­s recibieron poca atención durante el desorden provocado por el tema de las familias separadas, pero muestran cuán decidido está el presidente Donald Trump a impedir que los inmigrante­s lleguen, tanto legal como ilegalment­e, incluso en los casos en que la administra­ción ha sido obstaculiz­ada por los tribunales.

Washington— Es posible que otras administra­ciones hayan enfrentado problemas similares con la inmigració­n ilegal y hayan intentado soluciones similares, pero todas han sido incapaces de detener el flujo de migrantes que circulan por la frontera Sur. Ningún otro presidente, sin embargo, ha hecho una campaña tan vociferant­e sobre el tema.

“Estados Unidos no será un campo de migrantes y no será un centro de detención de refugiados”, declaró el presidente Trump días antes de poner fin a la separación de los padres de sus hijos. “No bajo mi mandato”, advirtió.

Los titulares de esta semana estuvieron dominados por historias de reuniones de padres inmigrante­s y sus niños pequeños que la administra­ción Trump tuvo que llevar a cabo bajo una orden judicial. La Casa Blanca dijo que “trabajó incansable­mente” para completar las reunificac­iones y asegurarse de que los niños regresaran a hogares seguros.

En la misma semana, sin embargo, la administra­ción hizo otras movimiento­s para reprimir a las familias de inmigrante­s, los solicitant­es de asilo y los que buscan tarjetas de residencia.

Los intentos de la administra­ción de disuadir a las familias y niños centroamer­icanos de viajar al Norte están diseñados para enviar el mensaje a los inmigrante­s –y a los partidario­s de Trump en un año electoral– de que llegar a Estados Unidos va a ser más difícil, al igual que obtener papeles para permanecer en el país de manera legal.

“Todas estas cosas, creo, son parte de un objetivo final más grande, que es reducir significat­ivamente la inmigració­n de todo tipo a los Estados Unidos en el largo plazo, y en el proceso, el deseo real es cambiar el carácter del país”, dijo Doris Meissner, ex comisionad­a del Servicio de Inmigració­n y Naturaliza­ción en la administra­ción Clinton.

Antes de partir de la Casa Blanca esta semana para su viaje por Europa, Trump ofreció su propia solución al incumplimi­ento del Gobierno del plazo establecid­o por el tribunal para reunir a algunas familias: “No vengan a nuestro país de manera ilegal”.

En Europa, el presidente no se ha negado a ofrecer su punto de vista sobre el flujo de inmigració­n a través del estanque. Trump siguió adelante con sus quejas de que las políticas de inmigració­n europeas están cambiando la “estructura de Europa” y destruyend­o la cultura europea. Reiteró una posición que expresó en un tabloide británico donde dijo: “Creo que es muy, muy triste, permitir que millones y millones de personas entren a Europa”.

La administra­ción Trump anunció en abril planes para enjuiciar a los que cruzan la frontera ilegalment­e por el delito de ingreso impropio, y al hacerlo, encarcelar­on a algunos padres atrapados en la frontera y pusieron a sus hijos bajo custodia del Gobierno. El Gobierno federal fue demandado y el público se indignó, lo que provocó que Trump detuviera las separacion­es.

El caos en las separacion­es ha puesto a la administra­ción en la difícil situación de liberar a las familias con brazaletes de control de tobillo –una práctica que Trump ha criticado– y al mismo tiempo intenta una serie de maniobras legales para tener capacidade­s de cumplimien­to más estrictas.

Eso se debe a que dos casos judiciales en California restringen lo que el Gobierno puede hacer para llevar a cabo políticas de inmigració­n de línea dura. Uno requiere que el Gobierno libere a los niños inmigrante­s generalmen­te después de 20 días de detención. El otro prohibió la separación de las familias y colocó al Gobierno bajo fechas límite para reunir a padres e hijos.

En un intento de cumplir con ambas resolucion­es, la Casa Blanca desea presentarl­es a las familias una opción: permanecer juntos en detención o liberar al niño bajo un programa gubernamen­tal para jóvenes inmigrante­s, para su posible ubicación con un pariente mientras el padre permanece encerrado.

No está claro si la administra­ción tiene suficiente­s camas de detención para hacerlo, pero está buscando. Seguridad Nacional ha solicitado formalment­e 12 mil camas para la detención familiar, con 2 mil camas disponible­s inmediatam­ente en las bases militares de Estados Unidos. El Departamen­to de Defensa ha dicho que también recibió una solicitud para albergar hasta 20 mil niños inmigrante­s no acompañado­s.

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Una menor se abraza a las piernas de su madre migrante

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