El Diario de El Paso

Busca AMLO ‘áreas de entendimie­nto’ con EU

Presenta México plan para desarrolla­r América Central y evitar el flujo de migrantes a la Unión Americana

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Ciudad de México— El secretario de Estado estadounid­ense, Mike Pompeo, lideró la delegación de alto nivel del Gobierno de Donald Trump que viajó a Ciudad de México el viernes para evaluar cómo Andrés Manuel López Obrador, el próximo presidente mexicano, intentará mejorar la conflictiv­a relación entre los dos países.

López Obrador, un político de izquierda que se ha comprometi­do a luchar contra la corrupción y a enfrentar la grave pobreza de México, estaba listo para recibir a la delegación.

Le entregó a Pompeo una serie de propuestas sobre comercio, desarrollo, seguridad y migración: los problemas que están en el corazón de la relación bilateral y la fuente de gran parte de la fricción entre ambos países.

A pesar de las tensiones —que se han incrementa­do durante el mandato de Donald Trump— Marcelo Ebrard, quien será el secretario de Relaciones Exteriores del nuevo Gobierno, dijo que el ambiente de la reunión le permite tener “un optimismo razonable de que México va a encontrar bases de entendimie­nto” para mejorar la relación.

“El fundamento del entendimie­nto es el desarrollo y el respeto de cada país mutuamente”, dijo Ebrard, quien agregó que el equipo de la transición política de México proporcion­ará más detalles sobre las propuestas entregadas una vez que Trump responda, tal vez la próxima semana.

Pero sí hubo indicios de un cambio en las prioridade­s. Ebrard dijo que las propuestas incluyen un plan significat­ivo para promover el desarrollo en América Central, la región de donde proviene la mayoría de los migrantes que cruza la frontera de Estados Unidos.

Ebrard también advirtió que el nuevo gobierno esperaba hacer “cambios importante­s” en su política de seguridad, donde los intereses de Washington se centran en frenar el flujo de drogas a través de la frontera sur.

La delegación estadounid­ense también se reunió con el presidente Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, actual secretario de Relaciones Exteriores.

Pompeo habló poco sobre los planes de desarrollo, pero hizo hincapié en uno de los temas cruciales de Trump: tener una frontera más fuerte con México. “Los estadounid­enses deben ver mejoras que protejan nuestra soberanía nacional y la seguridad de nuestras comunidade­s locales”, dijo en un comunicado al final de su viaje.

La delegación que encabezaba Pompeo también incluyó a Kirstjen Nielsen, la secretaria de Seguridad Nacional; Steven Mnuchin, el secretario del Tesoro, y Jared Kushner, asesor principal y yerno de Trump.

La composició­n de la delegación estadounid­ense refleja los problemas que afectan las relaciones entre Estados Unidos y México. La tensión se ha incrementa­do porque Trump ha calificado como delincuent­es a los inmigrante­s mexicanos y amenaza con sacar a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Sin embargo, ahora debe tratar con López Obrador, un político muy popular que ganó las elecciones presidenci­ales con una victoria abrumadora. Eso le dará al nuevo Gobierno una influencia en sus relaciones con Estados Unidos que Peña Nieto, quien es profundame­nte impopular, no tiene.

López Obrador ha dicho que México no será “piñata” de ningún otro país, pero adoptó un tono positivo después de hablar con Trump por teléfono y les dijo a los periodista­s que invitó al presidente estadounid­ense a su toma de posesión que se celebrará el 1 de diciembre.

Durante una entrevista de radio que concedió el lunes, Ebrard reconoció los insultos del Gobierno de Trump, pero dijo que había espacio para trabajar con Washington.

“El trato que hemos recibido desde Estados Unidos ha sido terrible”, dijo Ebrard, quien se mudó a Estados Unidos en 2016 para trabajar con los grupos de latinos que apoyaron a Hillary Clinton durante la campaña presidenci­al.

“Lo que tenemos que buscar ahora es qué áreas de entendimie­nto puede haber”, añadió. “Lo más fácil en política exterior es magnificar el conflicto, es lo más sencillo. Y lo más complejo es buscar estas áreas”.

Es probable que López Obrador restablezc­a el enfoque mexicano de trabajar con Estados Unidos para mejorar la seguridad y controlar la migración, particular­mente desde Centroamér­ica.

Él ha insistido en que la mejor manera de lidiar con ambos problemas es promover el desarrollo económico, tanto en las áreas más pobres de México como en América Central. El Gobierno de Trump ha hablado poco de esa propuesta y no ha ofrecido nada concreto, centrándos­e en cambio en la aplicación de la ley.

“López Obrador tiene razón al hablar de cooperació­n para enfrentar el impulso económico y de seguridad delatransm­igraciónce­ntroameric­anaa través de México”, escribió en un correo electrónic­o Arturo Sarukhán, ex embajador mexicano en Washington.

“Pero que eso signifique que el presidente estadounid­ense está dispuesto a invertir de manera significat­iva diplomátic­a y financiera­mente en Centroamér­ica de las maneras en que López Obrador cree que son posibles, es una propuesta completame­nte distinta”, dijo Sarukhán.

Rafael Fernández de Castro, director del Centro de Estudios Mexicanos en la Universida­d de California en San Diego, dijo que los gestos amistosos entre Trump y López Obrador son sorprenden­tes. Sin embargo, podrían sentar las bases para un amplio acuerdo sobre varios problemas, dijo.

El primero es una renegociac­ión exitosa del TLCAN, que se ha estancado por demandas de Washington que ni Canadá ni México aceptarán. Los asesores de López Obrador dicen que seguirán la estrategia de negociació­n del Gobierno actual.

El segundo es un gran plan para invertir en América Central y en el sur de México con el fin de abordar las causas subyacente­s de la migración, dijo Fernández de Castro.

El tercer problema es la petición de Washington para que México acepte recibir a los solicitant­es de asilo centroamer­icanos. México necesitarí­a avanzar en las primeras dos condicione­s para poder responder sobre el tercer problema, dijo Fernández de Castro.

“Si pudieran alinearse esas tres cosas, podríamos estar hablando de una nueva relación”, dijo. “Hay mucho en juego y existe mucha incertidum­bre porque Trump es mercurial”.

Mark Feierstein, quien fue director sénior de Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional durante el Gobierno de Obama, dijo que el equipo de Trump podría encontrar puntos en común con el próximo Gobierno mexicano sobre múltiples asuntos, especialme­nte sobre atacar la raíz del crimen.

“Si quieren una presentaci­ón exitosa, necesitan enfatizar esos puntos”, dijo Feierstein.

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El sEcrEtario del Tesoro estadounid­ense, steven Mnuchin; el ganador de las elecciones presidenci­ales mexicanas y el secretario de estado, Mike Pompeo

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