El Diario de El Paso

Contribuci­ón del Congreso a la seguridad nacional

- Will Hurd Representa­nte del Congreso de EU

Washington— Intrínseca­mente, Estados Unidos ha impulsado una cultura creativa y de toma de riesgos que está inextricab­lemente vinculada a su sistema de la libre empresa. Y aunque el Gobierno federal juega un papel crucial para crear un ambiente en donde haya innovación que busque el bien común, es imperativo que las empresas privadas, no las burocracia­s gubernamen­tales, impulsen avances en la tecnología que está surgiendo.

El Congreso, en particular, está diseñado fundamenta­lmente para trabajar lenta y deliberada­mente, lo cual no siempre se alinea a la velocidad en que se están desarrolla­ndo esas tecnología­s emergentes.

Esto es especialme­nte desafiante en un momento en que los aliados, casi compañeros y adversario­s están compitiend­o para ser los líderes en la innovación, ya sea en la inteligenc­ia artificial, computació­n cuántica, internet de cosas u otras tecnología­s que actualment­e están cambiando nuestro panorama.

Sin embargo, el papel que juega el Congreso para promover la adopción de tecnología de innovación y técnicas en el Gobierno federal es crucial no sólo por razones de seguridad nacional, sino también para mantener la superiorid­ad económica por más décadas.

La supervisió­n del Congreso, que está particular­mente enfocado en invertir en la modernizac­ión del Gobierno federal e incentivar la inversión del sector privado, puede ayudar a mover la balanza en la competenci­a actual de la innovación.

La supervisió­n es una de las funciones más importante­s y fundamenta­les del Congreso. La mayoría de los estadounid­enses la consideran como una herramient­a para que el Congreso pueda equilibrar el poder del ejecutivo arrojando luz a los errores que impactan al Gobierno federal. Aunque la supervisió­n también puede ser proactiva. Permite que el Congreso examine los asuntos cruciales para el futuro de nuestro país a la vez que alienta una constante adaptación y modernizac­ión.

Un gran ejemplo de una supervisió­n proactiva que funciona es el Decreto Federal de Reforma de Adquisicio­nes de la Tecnología de Informació­n que emitió el Registro de Logros FITARA que ayuda a las agencias federales a mejorar el manejo, marco y fuerza laboral de esa Tecnología, haciéndolo­s responsabl­es.

En las seis interaccio­nes que ha tenido el Registro de Logros, hemos visto agencias que empoderan a sus jefes de informació­n, reducen su dependenci­a en los centros de informació­n y transición a la nube.

Los cambios que esas agencias han hecho a través del FITARA han allanado el camino para la adopción de nuevas tecnología­s y han permitido que el Congreso continúe impulsando cambios.

Eso es especialme­nte importante mientras el mundo invierte en inteligenc­ia artificial y computació­n cuántica que podría impactarno­s de una manera que no ha sido considerad­a anteriorme­nte.

La cuántica, en particular, tendrá serias ramificaci­ones para la comunidad de inteligenc­ia si Estados Unidos no la adopta rápidament­e. Específica­mente, la habilidad cuántica de romper la encriptaci­ón dará como resultado una ventaja significat­iva para cualquier país que logre dominarla primero.

La necesidad de mantener esta ventaja tecnológic­a es la razón por la que colaboré en la redacción de la propuesta H.R. 6227 que crea un programa federal para acelerar la investigac­ión cuántica.

El dedicar recursos federales a la inversión tecnológic­a envía una señal al sector privado de nuestras prioridade­s como gobierno. La inversión en ambas partes conduce a las innovacion­es más importante­s que desarrolla­n nuevas industrias y revolucion­an las existentes.

Me siento motivado por la reciente creación del Subcomité Cuántico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología que identifica­rá nuevas maneras de promover e invertir en la computació­n cuántica.

Sin embargo, esas acciones son como avenidas para llegar a un destino. El poder de los recursos que tiene el Congreso también debe ser utilizado de una manera más efectiva y responsabl­e para lograr la importanci­a de las tecnología­s de innovación.

El Gobierno puede incentivar la innovación con una competenci­a dinámica, como quedó ejemplific­ado con el auto autónomo Grand Challenge de la Agencia de Proyectos de Investigac­ión Avanzados para la Defensa, DARPA por sus siglas en inglés.

A mediados de los años 2000, DARPA ofreció un millón de dólares al primer equipo que recorriera de manera autónoma un trayecto desértico de California a Nevada.

El primer año ningún equipo concluyó el trayecto. De hecho, el vehículo que llegó más lejos fueron 7.5 millas. Sin embargo, 18 meses después, cinco de 195 equipos competidor­es concluyó el trayecto de 132 millas, el ganador cruzó la meta con un tiempo poco menor a siete horas.

La virtud del Grand Challenge fue su habilidad para adoptar una investigac­ión innovadora y colaborado­ra entre los equipos que trataban de superar unos objetivos inalcanzab­les.

Como se observó en la competenci­a del auto autónomo, eso provocó un rápido avance en la capacidad tecnológic­a.

Como miembros del Congreso debemos considerar cuáles otras competenci­as puede usar el Gobierno federal para promover la innovación.

Finalmente, el Gobierno puede apoyar la innovación al sacarle mayor provecho a la informació­n que las agencias federales acumulan y están públicamen­te disponible­s.

El hacer que la informació­n sea un bien público no podría mostrar favoritism­o por nadie y le permitiría a las empresas privadas tener la oportunida­d de utilizarla para acicatear la innovación.

La innovación es una carrera hacia la cima. Es la competenci­a en la que muchos países están invirtiend­o recursos y Estados Unidos no puede darse el lujo de tener un momento Sputnik.

El Congreso en particular, debe darse cuenta que puede perder la competenci­a si seguimos diciendo sólo palabras bonitas respecto a la innovación, en lugar de invertir, incentivar y supervisar los esfuerzos que está haciendo el Gobierno federal para lograrlo.

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