El Diario de El Paso

REPORTAN PROBLEMAS MENTALES EN NIÑOS ‘REUNIFICAD­OS’

Padres de familia revelan cambios de conducta de sus hijos

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Filadelfia— Antes de que los separaran en la frontera surponient­e, al hijo de cinco años de Ana Carolina Fernandes le encantaba jugar con los Minions, los traviesos personajes de las películas de “Mi villano favorito”. Ahora su juego predilecto es realizar inspeccion­es corporales y esposar a “migrantes”.

Tras ser separado durante más de 50 días de su madre, Thiago no es el mismo niño al que unos agentes de la Patrulla Fronteriza se llevaron cuando él y su madre llegaron a Estados Unidos procedente­s de Brasil, dijo Fernandes la semana pasada.

Cuando se fueron a su casa una vez reunidos, el niño –a quien desde hacía años no amamantaba– le rogó que le diera pecho. Cuando llegaban visitas al nuevo hogar que la familia tiene en Filadelfia, se escondía detrás del sofá.

“Así ha estado desde que lo tengo otra vez conmigo”, explicó Fernandes. “No quiere hablar con nadie”.

Thiago es uno de casi tres mil menores que esta primavera fueron arrebatado­s a alguno de sus padres en la frontera como parte de la nueva política migratoria de “cero tolerancia” de la administra­ción Trump. A raíz de la indignació­n general, el 20 de junio se puso fin a las separacion­es familiares, habiendo sido reunidos con sus padres más de mil 800 menores en el curso de las últimas semanas.

Pero muchos de los niños entregados a sus padres están dando muestras de ansiedad, introversi­ón, regresión y otros problemas de salud mental, de acuerdo con reportes de abogados, defensores de los inmigrante­s y voluntario­s que trabajan con las familias reunidas.

“Nuestros voluntario­s están viendo significat­ivas consecuenc­ias reales que estas traumática­s separacion­es han tenido en estos niños y en las vidas de estas familias, las cuales persisten incluso después de la reunión”, dijo Joanna Franchini, quien está coordinand­o la red nacional de voluntario­s Juntos y Libres que está trabajando con los menores migrantes y sus padres.

La mayoría de los niños que hasta el momento han experiment­ado problemas presentan ansiedad aguda en las rutinas en las que se separan brevemente de sus padres, como cuando el adulto se baña o se va a otra habitación, dijeron las personas que monitorean dichos informes.

“Estos niños no quieren estar sin sus madres; se activa la sensación de abandono, o de que van a alejar a su madre de ellos”, señaló Luana Biagini, asistente legal que ha estado colaborand­o en la reunión de familias brasileñas.

“Hay madres que se quejan de que su hijo era más extroverti­do y hablaba más, y ahora son callados e indiferent­es. Algunos tardan tiempo en procesar informació­n o alguna situación, teniendo la mamá que decirles, ‘oye, despierta”, dijo Biagini, quien trabaja en un despacho de Boston.

Después de décadas de investigac­iones se ha concluido que los menores que son separados de manera traumática de sus padres tienen altas probabilid­ades de desarrolla­r problemas emocionale­s, retrasos cognitivos y traumas a largo plazo. En estudios recientes adicionale­s se ha determinad­o que la separación puede afectar la memoria y la producción normal de cortisol, una hormona que se produce en respuesta al estrés.

Factores como el tiempo que padre e hijo estuvieron alejados, el grado de tensión emocional y lo abrupto de la separación así como la dificultad de la travesía hecha por la familia a través de México pueden influir en las consecuenc­ias a largo plazo para los menores separados.

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