Trump el tonto
ADonald Trump le encanta ponerle etiquetas a ciertas personas. A algunos les puede parecer tan solo un insulto más de un sinvergüenza petulante que insulta a cualquiera que lo molesta. Mi percepció es que los insultos que emplea para algunos tipos específicos de personas dicen más acerca de su propio carácter y naturaleza, y quizá ni siquiera está consciente de ello.
Creo que sus frecuentes ataques a la capacidad intelectual de las mujeres y las minorías expresan prejuicios raciales y de género que han existido desde hace mucho tiempo y gozan de una gran aceptación.
El viernes, Trump tuiteó: “El hombre más tonto de la televisión, Don Lemon, acaba de entrevistar a Lebron James. A su lado, Lebron parecía inteligente, y eso no es nada fácil”.
Lemon, comentarista de CNN, entrevistó a James en relación con la escuela para estudiantes desfavorecidos que este último inauguró en Akron. Durante la entrevista, James señaló:
“Es todavía más importante ahora que nos encontramos en una situación en Estados Unidos, en la que las cuestiones de raza predominan porque creo que nuestro presidente como que intenta dividirnos”.
Esta declaración pone de manifiesto una evidente ironía: El hombre que intenta ayudar a niños en situaciones de riesgo abriéndoles puertas es blanco de ataques por parte del hombre que ha puesto en riesgo a los niños al enjaularlos.
El jueves, durante un mitin en Pensilvania, Trump repitió el comentario que hizo sobre la representante demócrata del estado de California Maxine Waters, de quien afirmó que tiene “un coeficiente intelectual muy bajo”.
Me parece que el hecho de que ataque a una mujer merece más atención que el aspecto racial. “¿Puede tener motivaciones raciales también? ¡Claro que sí! Dada su historia, Trump requiere que todas sus acciones se examinen desde una perspectiva racial.
Si estas expresiones peyorativas con respecto a la inteligencia de Waters fueran aisladas, quizá podrían considerarse una casualidad o coincidencia; la realidad es que no son aisladas.
Un análisis de los muchos insultos que Trump ha proferido desde el anuncio de su candidatura reveló que, aunque ha dicho de muchas personas que son tontas, bobas o tienen un CI bajo, con mucha frecuencia dirige ese insulto en particular a mujeres, incluidas mujeres de grupos minoritarios, y en general utiliza una sola línea de ataque en su contra en vez de varias.
Dijo que la comentarista de MSNBC Mika Brzenzinski es “tonta como una piedra”, tiene CI bajo y además de que está “loca y es muy tonta”.
Con respecto a la comentarista de Headline News S.E. Cupp y la comentarista política Anna Navarro, dijo que son “Dos de las personas más tontas en temas de política y además de decir que Cupp es “una de las críticas más tontas de la televisión”.
Sobre la estratega republicana Cheri Jacobus, ha dicho que es “muy tonta” y “una verdadera boba”.
En cuanto a la bloguera del Washington Post Jennifer Rubin, dijo que es “una de las blogueras más tontas”.
En referencia a la jueza de la Corte Suprema de Justicia Ruth Bader Ginsberg, señaló que “ha avergonzado a todos debido a sus declaraciones políticas tan tontas acerca de mi persona”.
En su opinión, la periodista Mary Katherine Ham “es tan inteligente, así que no puede saber qué ocurre en la frontera”.
Ha tildado de “boba” varias veces a la escritora de Forbes Clare Ó’Connor.
También dijo que Maria Cardona había hecho que la colaboradora de Morning Edition Cokie Roberts luciera “más tonta” de lo que creía que era en un noticiero.
Ha calificado a Arianna Huffington, fundadora de HuffPost, de “boba”.
En todos estos comentarios, observo una evidente misoginia que existe desde hace tiempo en este país y en el mundo, cuyo objetivo es desdeñar la seriedad y la capacidad cerebral de las mujeres, haciendo parecer que sus emociones las incapacitan para el análisis deliberativo.
Resultará irrisorio, si no hubiera tantos que insisten con vehemencia en que el mito tiene significado.
Es el mismo argumento que muchos emplearon para negarles a las mujeres el derecho al voto y evitar su participación plena en la política.
Es algo que incluso los niños aprenden en la escuela. Un académico escribió:
“Las mujeres habían emprendido campañas activas a favor del voto en Estados Unidos desde 1848, cuando varios delegados se reunieron en Seneca Falls, Nueva York, para celebrar la primera convención sobre los derechos de la mujer. Sin embargo, convencer a la mayoría de los hombres de empoderar a las mujeres era una tarea difícil. La mayoría de las personas, independientemente de su género, creían que las características biológicas de las mujeres las incapacitaban para participar en la política. Según uno de los oradores durante una reunión masiva realizada en Albany, Nueva York, “El cerebro de una mujer se ocupa de las emociones más que del intelecto, [lo que] por desgracia le impide ocuparse de las tareas más exigentes que corresponden a las facultades intelectuales”. Incluso quienes crean que las mujeres podrían dedicarse a actividades políticas, con frecuencia decidían que la familia estaba primero.
Ahora resulta que, 170 años después, un presidente de Estados Unidos cuestiona la inteligencia femenina.
La verdadera ironía en este caso es que, en términos de CI, ahora las mujeres son más inteligentes que los hombres. Como informó el periódico The Telegraph en 2012, de acuerdo con un estudio realizado por “James Flynn, un experto en pruebas de CI reconocido en todo el mundo”:
“Las mujeres han registrado cocientes más altos que los hombres en las pruebas por primera vez desde que comenzaron a asentarse los datos”.
¿Quién es más tonto ahora? Claro, Trump.