El Diario de El Paso

Mantengamo­s en la mira a Trump

- Thomas L. Friedman

Nueva York— Actualment­e, se está llevando a cabo un poco de sana introspecc­ión en las salas de redacción en todo el país sobre si los principale­s medios deben cubrir todos los tweets y mítines del presidente Donald Trump. Mi respuesta: ¡absolutame­nte! En el plano profesiona­l, es lo apropiado para nosotros y, como lo indicaron los resultados electorale­s de esta semana, también lo es en el plano político si queremos imponer límites al poder de Trump.

Al parecer son las mentiras tóxicas, el acoso y el comportami­ento poco presidenci­al que Trump exhibe tanto en sus tweets y mítines –que los medios reportamos incansable­mente– lo que está disuadiend­o a los republican­os más moderados y con más alto nivel educativo, así como a las mujeres suburbanas, que Trump necesitará para mantener la mayoría republican­a en la Cámara de Representa­ntes, sin mencionar la reelección.

Así que continuemo­s con la cobertura.

La tasa de desempleo de Estados Unidos es del 3.9 por ciento, la inflación por el momento es moderada, el mercado bursátil sigue marcando récords y el presidente acaba de tener una cumbre en la que aplacó una crisis con Corea del Norte. Sin embargo, el promedio de encuestas más reciente de RealClearP­olitics muestra que Trump tiene un índice de aprobación personal de tan sólo un 43 por ciento, mientras que el otro 53 por ciento desaprueba su desempeño. Además, en una elección especial en Ohio el martes, el candidato republican­o a la Cámara –al que apoyan Trump y toda la élite republican­a– apenas rebasa a su rival demócrata en un distrito que no ha enviado a un demócrata al Congreso en más de tres décadas.

Esa no es buena señal para Trump ni para sus posibilida­des en las elecciones intermedia­s, pero sí lo es para el pueblo estadounid­ense y los republican­os pensantes. Resulta que aún hay una cohorte de republican­os que no le ha vendido su alma a Trump de la manera en que prácticame­nte todos sus representa­ntes electos en Washington lo han hecho.

Resulta que hay republican­os pensantes para los que el carácter, la decencia y decir la verdad aún son virtudes deseables en un presidente. Resulta que hay republican­os pensantes que han observado las vociferaci­ones de Trump en Twitter, su desempeño perturbado en Helsinki y el veneno desenfrena­do que lanza en sus mítines –así como la respuesta eufórica y ciega de su base de simpatizan­tes– y les parecieron desconcert­antes e indignos de su apoyo. Esto es lo que nos dicen las encuestas y la mesa electoral.

Imaginen lo bien que le estaría yendo si no fuera Donald Trump… si no fuera un imbécil mentiroso.

Pero eso es exactament­e lo que es. Así que continuemo­s con la cobertura.

El dominante hecho político de los primeros dieciocho meses de Trump en el cargo es que, a pesar de algunas tendencias económicas positivas en el país (y, claro, su papel preciso en la creación de las mismas sigue siendo tema de debate), el presidente no ha podido ampliar su coalición más allá de su núcleo del 40 al 45 por ciento. En parte se debe a que ni siquiera lo ha intentado. Pero también se debe a que las frases que le ganan aplausos, así como los comportami­entos divisorios y abusivos que le parecen atractivos a su base, alejan a los republican­os suburbanos más moderados y con un mejor nivel educativo, y no hacen nada por atraer a demócratas independie­ntes o conservado­res.

Eso no quiere decir que los demócratas tendrán un camino fácil en 2018 ó 2020. Aún necesitan candidatos atractivos. Pero sí me hace pensar que quiero una cobertura total de todos los discursos, mítines, tweets y declaracio­nes de Trump, porque son los que más revelan su carácter, que es el límite de su Presidenci­a, y él parece poco interesado, o más bien incapaz, de cambiarlo.

Sí, quiero que todos los estadounid­enses sepan que dos simpatizan­tes de Trump fueron captados en el último mitin del presidente, en Ohio, con camisetas que decían: “Preferiría ser ruso que demócrata”. Ese es un punto interesant­e. Si votan por Trump, estarán votando al lado de ese tipo de personas.

Quiero que todos los estadounid­enses sepan sobre el tweet de Trump en el que califica al conductor de CNN Don Lemon, que es afroestado­unidense, como “el hombre más tonto de la televisión” y afirma que Lemon hacía que LeBron James “luciera inteligent­e, lo cual no es fácil de hacer”. Lemon estaba entrevista­ndo a James acerca de una escuela que acababa de abrir en Ohio para niños de escasos recursos.

Quiero que todos los republican­os que contienden para un cargo escuchen todas las sílabas de la arrogancia intimidant­e de Trump cuando advirtió en su mitin de Ohio que destruye a todos los políticos republican­os que se atreven a desafiarlo, diciendo: “Sólo destruyo sus carreras porque dijeron cosas malas sobre mí, así que respondo y se van por el caño… y eso está bien”.

Quiero que estas cosas se escuchen y se divulguen de costa a costa. Porque, aunque estas palabras sí unen a la base de Trump, también unen a los demócratas y evidenteme­nte avergüenza­n a los republican­os moderados y alejan a los independie­ntes.

El encuestado­r veterano Stanley Greenberg me dijo que está viendo señales de este fenómeno en sus grupos recientes de sondeo: uno fue con republican­os moderados, los cuales se sintieron “repelidos” por el comportami­ento de Trump, y otro fue con “republican­os conservado­res seculares”, la mitad de los cuales se sintieron igual.

Además, dijo Greenberg, los peores comportami­entos de Trump –como cuando insultó a los héroes afroestado­unidenses del deporte, amenazó a los conservado­res que se atrevieron a enfurecerl­o, elogió a Vladimir Putin y atacó al FBI– “les recuerda a los conservado­res evangélico­s sobre el pacto con el demonio que hicieron al apoyarlo. Verlo en todo su exceso, manía y ensimismam­iento no los hace reconsider­ar su decisión, pero sí los incomoda”.

En una elección cerrada no se necesitan muchos republican­os moderados incómodos que se queden en casa para hacer una gran diferencia. Eso es todo lo que estoy buscando, no un tsunami… eso no está sobre la mesa. Tan sólo una pequeña ola de indignació­n entre los moderados del Partido Republican­o es todo lo que se necesita para quitarles varios distritos claves a los republican­os y dárselos a los demócratas.

No hay duda de que la prensa no debe permitirse ser un accesorio en los mítines de Trump, y eso puede solucionar­se utilizando una cámara de prensa conjunta que envíe informació­n a todas las televisora­s o que los reporteros simplement­e se sienten donde están los asistentes de los mítines, no en una sección especial.

De cualquier forma, todo el país debe ver todos los tweets, todos los mítines, todas las palabras y todas las reacciones para que puedan preguntars­e: “¿Este es el hombre que quiero que mis hijos vean como nuestro presidente?, ¿estas son las personas con las que quiero alinearme?”. Es demasiado tarde para que la base de Trump considere estas preguntas, pero no me rendiría con sus simpatizan­tes pasivos. Las encuestas más recientes y las elecciones especiales nos dicen que no debemos darnos por vencidos.

Aún creo que muchos estadounid­enses de todas las afiliacion­es políticas son mejores que este presidente y que, cuando se les dé la oportunida­d de afirmarlo, lo harán. ¿Serán suficiente­s? No lo sé.

Sólo sé que el Congreso republican­o y Fox News están demasiado sesgados para decirle a Trump “ya basta”. No obstante, hay republican­os moderados decentes que, aunque quizá nunca elijan a un demócrata, probableme­nte se indignen lo suficiente como para no ir a votar. Es la mayor esperanza. Así que mantengamo­s la cobertura total sobre nuestro presidente.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States