El Diario de El Paso

Muere John McCain: ESPÍRITU INDOMABLE

Senador y ex prisionero de guerra pierde batalla contra el cáncer

- Robert D. McFadden / The New York Times

Washington— El senador John McCain, hijo y nieto de almirantes de cuatro estrellas, fue criado para el combate. Sufrió más de cinco años de prisión y tortura por parte de los vietnamita­s del Norte como joven oficial naval y se enfrentó con enemigos de derecha e izquierda en Washington, impulsado por el código de honor que lo definió.

McCain, de 81 años, murió ayer en su rancho cerca de Sedona, Arizona. Le diagnostic­aron un tumor cerebral en julio pasado y su familia anunció esta semana que interrumpi­ría el tratamient­o médico.

Durante tres décadas representó a Arizona en el Senado; compitió dos veces sin éxito para presidente. Perdió una amarga primaria contra George W. Bush en 2000. Luego ganó la nominación republican­a en 2008, sólo para ser derrotado por Barack Obama.

Nueva York— John S. McCain, el orgulloso aviador naval quien escaló desde los confines de la desesperac­ión como prisionero de guerra en Vietnam hasta las cumbres del poder como congresist­a republican­o y senador de Arizona y dos veces contendien­te por la presidenci­a, murió el sábado en su casa en Arizona. Tenía 81 años.

De acuerdo con un comunicado de su oficina, McCain murió a las 4:28 p.m. tiempo local. Había sufrido un tumor cerebral maligno, llamado glioblasto­ma, para el cual había estado recibiendo tratamient­o periódicam­ente con radiación y quimiotera­pia desde que le fue diagnostic­ado en el 2017.

A pesar de su grave condición, pronto hizo una dramática presencia en el Senado para votar en contra de la iniciativa de su partido para revocar la Ley de Salud Asequible. Pero aunque no pudo estar en el Senado para la votación de la propuesta de ley fiscal republican­a en diciembre, su aprobación fue crucial, aunque no decisiva, siendo el único triunfo legislativ­o del año para la administra­ción de Trump.

Un hijo y un nieto de almirantes de cuatro estrellas quienes fueron sus más influyente­s héroes, McCain portó su distinguid­o nombre en batalla y en las luchas políticas por más de medio siglo. Fue una odisea impulsada por la cruda ambición, los instintos conservado­res de un destacado militar, una rebeldía evidente desde su niñez y un temperamen­to que en ocasiones rayaba en la explosivid­ad.

Nunca antes estos atributos se manifestar­on con mayor intensidad que en Vietnam, donde le fue arrebatado todo su carácter. Vociferó con maldicione­s altisonant­es contra sus captores. Debido a que su padre era el comandante de todas las fuerzas estadounid­enses en el pacífico durante la mayor parte de sus cinco y medio años en cautiverio, McCain, un teniente comandante de la Marina, se convirtió en el más famoso prisionero de la guerra, una víctima de horrendas torturas y una herramient­a de los propagandi­stas enemigos.

Siendo derribado mientras volaba sobre Hanói, sufriendo fracturas en ambos brazos y una pierna, fue sujeto a confinamie­nto solitario por dos años y era golpeado con frecuencia. Por lo regular era suspendido de cuerdas atadas a sus brazos por su espalda. Intentó suicidarse en dos ocasiones. Llegó a pesar tan sólo 105 libras. Renunció a una liberación temprana para mantener su honor y evitar un golpe de propaganda de parte del enemigo o poner en riesgo la moral de sus compañeros prisionero­s.

Finalmente se rindió ante la tortura y firmó una ìconfesión­î. Nadie la creyó, aunque tuvo que lidiar con la carga de culpa de haber traicionad­o a su país. Para millones de estadounid­enses, McCain

Se convirtió en el más famoso prisionero de guerra, víctima de horrendas torturas y herramient­a de los propagandi­stas enemigos

era la encarnació­n de la valentía: un héroe de guerra que regresó a casa en muletas, psicológic­amente dañado y su cuerpo herido, pero su espíritu se mantuvo intacto. Se sometió a largos tratamient­os médicos y rehabilita­ción, pero quedó permanente­mente discapacit­ado, sin poder levantar sus brazos sobre su cabeza. Alguien tenía que peinar su cabello.

Su madre, Roberta McCain, incansable admiradora de la Marina, inspiró su carrera política, tras retirarse de la Marina e instalarse en Arizona, McCain ganó dos periodos en la Cámara de Representa­ntes, de 1983 a 1987, y seis en el Senado. Era un republican­o de la era de Reagan, pero posteriorm­ente navegó tanto en la izquierda como en la derecha, un disidente que desafió a los líderes de su partido y entabló acuerdos mutuos con los demócratas.

Perdió la nominación presidenci­al del año 2000 ante George W. Bush, quien ganó la Casa Blanca.

En el 2008, contra el trasfondo de una creciente crisis financiera, McCain logró la más intrépida hazaña de su carrera política, fue en busca de la Presidenci­a contra el primer afroameric­ano nominado por el Partido Demócrata, Barack Obama. Con el reconocimi­ento nacional, un récord por la reforma financiara de campañas y una reputación bien afianzada, McCain ganó una serie de elecciones primarias y capturó la nominación republican­a.

Pero su selección de la gobernador­a Sara Palin de Alaska como su compañera de campaña, aunque habría parecido una acción un tanto atrevida en apego a su reputación de disidente, demostró ser una severa limitante. Ella fue la segunda mujer nominada a la vicepresid­encia (y la primera republican­a), pero los votantes tenían sus dudas sobre sus cualidades para servir como presidente, y sobre la edad de McCain ñhabría tenido 72 años, la persona más longeva en ocupar la Casa Blanca.

En algunos mítines de McCain, las cáusticas multitudes despreciab­an a las personas afroameric­anas y a los musulmanes, y cuando una mujer dijo que ella no confiaba en Obama debido a que “él es un árabe”, McCain, en uno de sus momentos más admirables de su campaña, respondió: “No, señora. Él es un hombre decente de familia, un ciudadano con el que simplement­e yo estoy en desacuerdo en ciertos asuntos fundamenta­les.”.

El día de las elecciones, McCain perdió la mayoría de los estados indecisos y algunos que tradiciona­lmente eran republican­os. Obama ganó con el 53 por ciento del voto popular ante el 46 por ciento de McCain, y 365 votos del Colegio Electoral ante los 173 de McCain.

Con el ascenso de Donald Trump, el lanzallama­s republican­o que viró la política estadounid­ense hacia la extrema derecha en las elecciones del 2016 para convertirs­e en presidente número 45, McCain fue uno de los pocos republican­os con una fuerte influencia en el Congreso en oponerse a las duras y provocador­as declaracio­nes de Trump en Twitter y su oleada de cambios.

John Sidney McCain III nació el 29 de agosto del 1936 en la Estación Aérea Naval Coco Solo en la zona del Canal de Panamá, uno de muchos cuarteles donde su padre, John Sidney McCain Jr. sirvió durante una larga y distinguid­a carrera en la Marina. Era el segundo de tres hijos. Su madre, nacida Roberta Wright, era heredera de una fortuna petrolera en California.

Con su hermana mayor, Jean Alexandra (quien era conocida como Sandy), y su hermano, Joseph Pinckney McCain II, John creció en un ambiente de frecuentes mudanzas y un padre ausente, una madre cuya presencia se mantuvo sólida y una tradición familiar que se remonta a ancestrale­s linajes de combatient­es en cada guerra de Estados Unidos y hasta los clanes escoceses.

En 1965, McCain se casó con Carol Shepp, una modelo. Adoptó a los dos hijos de ella, Douglas y Andrew, y luego tuvieron una hija, Sidney. Después de una larga separación, la pareja se divorció en 1980. Luego él se casó con Cindy Lou Hensley, una maestra de Phoenix cuyo padre era propietari­o de una distribuid­ora de cerveza. Tuvieron dos hijos, John IV y James, y una hija, Meghan, y adoptaron una niña, Bridget, de un orfanatori­o bangladesí.

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eX CanDiDaTO presidenci­al tenía 81 años
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Fue electo senador por primera vez en 1986
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ApenAs hAbíA abandonado el tratamient­o contra el cáncer

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