El Diario de El Paso

METAMORFOS­IS

KIMBERLY GUILFOYLE pasa de esposa de un liberal a novia de Trump Jr.

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Washington— En el verano del 2004, el nuevo alcalde y la primera dama de San Francisco fueron fotografia­dos para un reportaje de ocho páginas de la revista Harper’s Bazzar. Gavin Newsom usó un esmoquin con valor de mil dólares, mientras que Kimberly Guilfoyle Newsom lució un vestido negro que duplicaba ese precio. La revista pensó que su joven matrimonio podría ser “una de las uniones políticas más glamorosas desde Jack y Jackie”.

A principios de ese año, justo cinco semanas de iniciar su término, el carismátic­o alcalde incumplió la ley de California al instruir que San Francisco emitiera actas de matrimonio a las parejas del mismo sexo, generando la condena del presidente George W. Bush y la adoración de los progresist­as de todo el país. La primera dama, que era fiscal, abandonó la Oficina de la Procuradur­ía de Distrito de San Francisco para hacer campaña a favor de su esposo y empezó a presentars­e a sí misma ante el resto de Estados Unidos a través de la televisión, como analista legal de CNN y ABC News.

“Los Nuevos Kennedy”, fue el titular que utilizó Harper’s Bazaar. “¿Qué si pienso que él puede ser presidente de Estados Unidos?”, comentó Guilfoyle Newsom acerca de su esposo en ese momento. “Absolutame­nte, con todo gusto votaría por él”.

Catorce años después, tras un amigable divorcio de Gavin Newsom y de pasar un largo período en Fox News, Guilfoyle llegó a las puertas de la Casa Blanca –como una porrista conservado­ra del presidente Donald Trump, y como el nuevo interés romántico de su hijo mayor, en un acto inaugural del vicepresid­ente Mike Pence durante la gira “Hagamos que Estados Unidos Sea Grande Otra Vez”, que termina en cada parada con una oración.

“¿No es fascinante?”, comentó Guilfoyle, quien tiene 49 años, acerca de su recorrido, de ser la bella del Área de la Bahía a convertirs­e en la princesa de MAGAland. Mientras espera presentar a Pence en el salón de eventos de un hotel situado en el centro de Cincinnati, se tomó selfies con los fanáticos que siguen lamentando su salida de Fox, que ocurrió el mes pasado.

Su trayectori­a podría parecer desconcert­ante, pero se alinea con la física de la mente complicada de la era Trump, en la que la ideología se coloca en segundo plano después de la notoriedad, permitiend­o que los actores periférico­s se aproximen a la Presidenci­a.

Durante su vida anterior, Guilfoyle se relacionó con la familia Pelosy y fue una confiable asesora de Newsom. Ahora, Newsom se postuló para gobernador de California, con una plataforma que incluye el control de las armas y la atención universal de salud, mientras que Guilfoyle está tratando de detener a políticos como él.

Es la nueva vicepresid­ente de America First Action, una súper PAC que está a favor de Trump y que apoya a candidatos que tienen el molde de Trump y Pence. También está saliendo con Donald Trump Jr., quien es un jubiloso provocador de liberales, que la ha introducid­o al círculo más cercano del presidente y le ha abierto la puerta a los peligros éticos y legales que han definido esta administra­ción.

Guilfoyle no ve ningún verdadero conflicto entre las fases de su vida.

Recienteme­nte sostuvo una llamada telefónica con Newsom –los dos se divorciaro­n en el 2006, pero quedaron como amigos– y a manera de broma amenazó con llevar a Don Jr. a la Costa Oeste para que haga campaña contra él. Luego hizo que los dos hombres hablaran por teléfono, ya que, ¿acaso eso no sería divertido?

Los dos bromearon sobre su mutua dependenci­a a los productos para el pelo, según dijo ella. “Gav engomina su cabello hacia atrás”, según ella explicó. “Y Don lo engomina hacia atrás, también”.

Pero Guilfoyle sí quiere poner algo en claro mientras se prepara para subir al escenario y presentar a Pence: “Ya me recuperé por completo de San Francisco”, según dice.

Cuando aún era una niña en San Francisco, por lo regular vestía una camiseta que decía “PLAN AHEAD” (Planea con anticipaci­ón). Su madre puertorriq­ueña, una maestra, murió de leucemia cuando Guilfoyle tenía 11 años. Su padre, un contratist­a que emigró de Irlanda, era apodado “El Padrino” debido a sus robustas relaciones con funcionari­os locales y la “mafia” irlandesa de la construcci­ón.

Su padre fue una luz guiadora que no quería que sus hijos “vivieran con el remordimie­nto de que no fuimos tras aquello que tanto deseábamos”, según escribió Guilfoyle en su libro del 2015, “Making a Case”, el cual convirtió su experienci­a legal en un consejo de vida sobre “cómo puede ser usted su mejor defensor”.

“Kim siempre estuvo a cargo”, dice su hermano, Tony, especialme­nte después de que la madre murió. Tras haber asistido a una escuela privada sólo para mujeres en San Francisco, Guilfoyle ayudó a pagar la universida­d y la escuela de Derecho modelando (para jabón, ropa, y lencería). Ella trabajó en la Procuradur­ía de Los Ángeles y luego en la de San Francisco en el año 2000, cuando comenzó una relación seria con Newsom, quien estaba en el consejo municipal de supervisor­es.

Ella tenía la “máxima integridad” y era una “guerrera de la Fiscalía”, de acuerdo con Paul Cummins, quien estaba al frente de la división penal de la Procuradur­ía.

“Ella nunca se aprovechó del hecho de que estaba saliendo con este tipo ridículame­nte apuesto y talentoso que parecía que iba a convertirs­e en alcalde”, dice Cummins. “Ella era una fiscal con clase y con sus dos pies en la tierra”.

Los medios en ese entonces se referían a ella como “la nena del estrado en San Francisco” y parte de las “celebridad­es de la ciudad” debido a sus romances con

Billy Getty, nieto del magnate petrolero J. Paul Getty, y luego con Newsom (quien no pudo ser contactado para que emitiera un comentario).

Su trabajo en la procuradur­ía era mucho más intrépido que el cotilleo de la sociedad: robos, violencia doméstica, incendios provocados. En el otoño del 2001, semanas antes de que se casara con Newsom, Guilfoyle tuvo que ser protegida las 24 horas debido a que un reo en prisión puso una recompensa por su cabeza, en relación a su agresivo procesamie­nto del caso de un perro que atacó a una persona. Un chaleco antibalas formó parte de su atuendo. La Policía inspeccion­ó la iglesia antes de su boda, la cual según el San Francisco Chronicle llamó “el evento social del año”.

Después de que Newsom anunciara su campaña para la alcaldía, Guilfoyle abandonó la procuradur­ía para hacer campaña junto con él. “Seiscienta­s fiestas, reuniones con grupos comunitari­os y eventos de recaudació­n de fondos con él en un año”, según ella recuerda.

Guilfoyle dice que siempre ha sido una republican­a, ya que se registró al partido cuando tenía 18 años, y que se alineó con la mentalidad proempresa­rial de Newsom. Pero en San Francisco, ella nunca habló mucho sobre sus inclinacio­nes conservado­ras, ni siquiera en privado; la pareja parecía tratar cada paso de sus carreras, y a ellos mismos, como medios para un fin, de acuerdo con algunos amigos y colegas de esa época.

La pareja “se sentía como si estuvieran de paso”, dice el funcionari­o municipal de muchos años, Aaron Peskin, quien sirvió en el consejo de supervisor­es de San Francisco junto con Newsom.

Tres días después ella sostuvo la Biblia para que él rindiera juramento como alcalde, Guilfoyle comenzó un nuevo trabajo en Nueva York como presentado­ra de un programa en Court TV, un año después, Gavin y Kimberly, solicitaro­n el divorcio.

En el 2011, ella se unió al panel del programa en horario estelar de Fox, “The Five”. En el set, Guilfoyle siempre se sentaba en la silla a la orilla de la mesa, debido a que la posición les permitía a los televident­es ver una imagen completa de la mitad inferior de la presentado­ra. Durante una reunión con los copresenta­dores del programa, el director de Fox, Roger Ailes presentó una imagen del set. Guilfoyle estaba sentada al final de la mesa, exhibiendo sus piernas.

“Ahí está Kimberly, haciendo su trabajo”, dijo Ailes al grupo, de acuerdo con dos personas familiariz­adas con la reunión (Guilfoyle dice que ella no recuerda eso).

Se convirtió en una confiable partidaria de Trump después de que él anunciara su candidatur­a, y Don Jr. puso su atención en ella. “Cuando todos decían que Hillary era imparable”, dice él, “Kimberly se mantuvo firme al lado de mi padre”.

A manera que su estrella se fue apagando en Fox, surgió cada vez más brillante en el mundo Trump, dice Stephen Bannon, el ex asesor de Trump, quien dice que ella fue considerad­a para ser la secretaria de prensa de Trump durante la transición presidenci­al.

Mientras negociaba su salida de Fox en junio, Guilfoyle dio un apasionado discurso en Dallas en una cumbre de líderes conservado­res para mujeres jóvenes. Subió al escenario en un brillante vestido rojo, desplazánd­ose a través de una nube de confeti rosa al ritmo de “Let’s Get Loud”. Ella declaró en el micrófono que Jennifer López era “mi hermana boricua”, y luego dio una estridente defensa del trato de Trump hacia las mujeres.

El 4 de Julio, cuando aún formaba parte de “The Five”, Guilfoyle posteó en Instagram una foto de ella tomada de la mano con Don Jr. en la columnata del Ala Oeste. Y ahí estaba: un simbólico retrato de la unión de Fox News con la familia Trump. Dos días después, en el programa de radio Breibart News, Guilfoyle elogió el potencial político de su novio –“creo que él es la figura política en ascenso número uno, segurament­e, en la derecha”– tal como lo había hecho con Gavin Newsom hace años.

En Instagram, ella postea fotos de ella misma pescando con Don Jr. en Montauk, Nueva York, y volando con él a Mónaco. En los discursos, ella lo llama “Junior Mints”, debido a que es “tan dulce como una golosina”.

En cierto punto en el vuelo a casa, ella pone sus manos en sus mejillas y suelta un chillido que se escucha por todo el avión.

“¡Lo amo mucho!” dice Guilfoyle de Don Jr. “Adoro pasar tiempo con él. Y no tengo que pedirle disculpas a nadie. Ambos nos amamos demasiado”. En efecto.

“Somos mejores amigos”.

Eso está claro.

“Lo adoro, en lo absoluto”. Con la intención de hacerse entender, Guilfoyle agrega que su relación será para siempre, que los Guilfoyle y los Trump se fusionarán como “la familia Brady”. Excepto que ellos serán “la familia Donberly”, dice ella –lo cual suena a una secuela de un show de corta vida en San Francisco, llamado “Los Nuevos Kennedy”.

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Una imagen de la pareja, subida a Instagram

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