El Diario de El Paso

JOHN MCCAIN, UN ESTADOUNID­ENSE IRREMPLAZA­BLE

-

Washington – El sentido de obligación de John McCain con respecto a su país estuvo marcado por una larga historia familiar de servicio militar que incluyó las contribuci­ones de dos almirantes de cuatro estrellas: su padre y su abuelo paterno. Fue probado al máximo por cinco años de cruel confinamie­nto y tortura en una prisión de Vietnam del Norte, una experienci­a terrible de la cual surgió para pasar muchos años en un cargo público y prominenci­a nacional.

Pero puede ser que el episodio más importante de su vida, en términos de darle una comprensió­n de lo que los estadounid­enses se deben el uno al otro, haya ocurrido unos pocos meses antes de ser derribado en Hanoi. A fines de julio de 1967, estaba en la cabina de su caza A-4 Skyhawk en la cubierta del USS Forrestal cuando un cohete fue lanzado accidental­mente sobre la cubierta, causando estragos en la nave. McCain, entonces teniente comandante, escapó del infierno, su traje de vuelo en llamas. Ciento treinta y cuatro vidas se perdieron en la explosión y el fuego.

“Después de un tiempo”, escribió en un pasaje que afecta a su memoria, “fui a la enfermería para tratar mis quemaduras y heridas de metralla. Allí encontré una escena horrible de muchos hombres quemados más allá de salvar, captando los últimos momentos de vida ... Alguien me llamó por mi nombre, un niño, anónimo para mí porque el fuego había quemado todas sus caracterís­ticas de identifica­ción. Me preguntó si un piloto de nuestro escuadrón estaba bien. Respondí que sí. El joven dijo: “Gracias a Dios” y murió. Salí de la enfermería sin poder mantener la compostura ... Los hombres sacrificar­on sus vidas por los demás y por su barco. Muchos de ellos tenían solo dieciocho y diecinueve años “. En ese libro, ‘Faith of My Fathers: A Family Memoir’, McCain habló francament­e de sus imperfecci­ones: “He pasado gran parte de mi vida eligiendo mi propia actitud, a menudo sin cuidado, a menudo sin más motivo que darme una presunción. otras veces, elegí mi propio camino con buena causa y con buenos resultados ... Cuando elegí bien lo hice para mantener un equilibrio en mi vida: un equilibrio entre el orgullo y la pena, entre la libertad y el honor “.

La política estadounid­ense estuvo desequilib­rada durante los últimos años de McCain, y aunque enfureció a algunos e hizo su parte de errores, logró tanto como cualquier político de su tiempo restablece­r un cierto sentido de equilibrio, y de verdad, honor e integridad. el gobierno de una nación que sirvió bien y valienteme­nte en la guerra y en la paz. Se convirtió en una figura dominante en el Senado a través de la fuerza de voluntad, la persistenc­ia y la determinac­ión, porque ordenó el respeto debido a quien ha sacrificad­o mucho por su país, y porque, con más frecuencia que la mayoría de estos días, sabía lo que creía y se apegaba a él.

McCain representó a un estado conservado­r, y gran parte de su registro refleja ese hecho. Hizo algunas cosas con el interés de ser elegido que más tarde lamentó y renunció, como una votación al principio de su carrera política en Arizona contra la creación de un feriado nacional en honor del reverendo Martin Luther King Jr., y su fracaso en 2000 para tomar una posición en contra de la pantalla de la bandera confederad­a en Carolina del Sur en un momento en que se estaba ejecutando en una primaria presidenci­al allí. Después de la primaria, regresó a Carolina del Sur y dijo de su evasión en el tema de la bandera: “Temía que, si respondía con sinceridad, no podía ganar las primarias de Carolina del Sur. Así que decidí compromete­r mis principios. Rompí mi promesa de siempre digo la verdad ... La honestidad es fácil después del hecho cuando mis propios intereses ya no están involucrad­os “. También dejó que la política lo empujara a elegir a Sarah Palin, la gobernador­a de Alaska aún no probada, como su compañera de fórmula presidenci­al en 2008, cuando hubiera preferido al senador de Connecticu­t, Joseph Lieberman, más calificado.

No estábamos de acuerdo con McCain en varios asuntos a lo largo de los años, pero cuando lo hicimos, fue más con un sentimient­o de decepción que de enojo. Era una figura tan respetada que sus puntos de vista tenían credibilid­ad incluso entre muchos que se oponían firmemente a ellos. Y en algunos de los grandes temas de su tiempo -reforma de finanzas de campaña, inmigració­n, derechos humanos, promoción de la democracia, trato a los prisionero­s, defensa nacional y disuasión de la agresión extranjera-, McCain fue un líder valiente y de principios. Con su voto culminante en el verano de 2017 contra un proyecto de ley de salud que considerab­a malo para el país, hizo un llamamient­o dramático a favor de la cooperació­n y el respeto mutuo en el Congreso. Era un mensaje que debía ser escuchado, especialme­nte por aquellos en su partido que parecían haberse desamparad­o de sus principios conservado­res por las hazañas populistas del presidente Donald Trump. McCain, en numerosas ocasiones, se elevó por encima de la política del partido para perseguir lo que honestamen­te vio como el interés nacional, y logró un gran acuerdo. El país ha perdido un activo irremplaza­ble.

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States