El Diario de El Paso

LOS TECOLOTES:

UN EQUIPO QUE BORRA FRONTERAS

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Laredo, Texas — Los himnos nacionales de Estados Unidos y de México se escucharon en los altavoces mientras ondeaban las banderas de ambos países. Los espectador­es interactua­ban en inglés y en español. Entre los bocadillos había hamburgues­as y palomitas, así como tacos de carne asada y manzanas con salsa de tamarindo.

El partido de los Tecolotes de los dos Laredos, uno de los equipos más antiguos del beisbol mexicano, estaba por empezar en el estadio Uni-Trade de Laredo, Texas. Pero no era un partido fuera de casa.

Por estos rumbos, la frontera es algo borroso y difuminado; es algo que quizá no comprenden muchas de las personas que desde lejos discuten muros y migrantes y acuerdos comerciale­s. Esta temporada, en una mezcla de simbolismo y de visión empresaria­l, los Tecolotes jugaron la mitad de sus partidos en el estadio de Laredo y la mitad en su estadio de siempre, en Nuevo Laredo, Tamaulipas

Se sintió como algo normal. Al fin y al cabo, los seguidores del equipo, los jugadores y los directivos ya vivían antes de un lado u otro y cruzaban a menudo con visas y permisos especiales. De hecho, una versión previa del equipo ya había jugado de manera regular en Laredo.

Aunque eso fue hace ya catorce años. La logística para poder jugar en ambos lados del río se volvió más complicada; los tiempos necesarios para cruzar se alargaron debido a una revisión mucho más minuciosa de documentos y de los vehículos. En Nuevo Laredo ha crecido la violencia del narcotráfi­co, lo que vuelve más tensos los viajes.

Un partido de los Tecolotes que iba a jugarse en la ciudad tamaulipec­a tuvo que ser movido a la ciudad texana después de un tiroteo de noventa minutos.

Sin embargo, ambas ciudades consideran que el acuerdo para que el equipo juegue en las dos sedes es para beneficio mutuo, así como una decisión que sirve para recalcar que los vínculos se mantienen fuertes.

“La política y la diplomacia están tensas y son difíciles en otra parte, pero aquí hacemos lo que podemos”, dijo el alcalde Enrique Rivas, de Nuevo Laredo. “El beisbol llegó para unir, lo que quizá la política no ha logrado hacer”.

REVIVIR UN EQUIPO Y UN SUEÑO

El equipo transfront­erizo, que juega partidos de casa en dos países, fue idea de José Antonio Mansur Galán, empresario mexicano que es dueño del equipo, el cual forma parte de la Liga Mexicana de Béisbol.

A finales de 2017, Mansur trasladó al equipo desde Veracruz y trabajó para que se jugara en Laredo. Retomó el nombre de los Tecolotes de los Dos Laredos, que había usado una versión previa de la escuadra hace muchos años. Fue una decisión empresaria­l, pero cimentada en algo que es obvio: las dos ciudades están interconec­tadas.

“Cuando creces aquí se siente como una sola comunidad”, dijo Horacio de León, el director administra­tivo de Laredo, cuyos padres son de Nuevo Laredo. “Vamos a ver a un familiar de un lado o a la escuela del otro”.

Los Tecolotes pensaron en un nuevo logotipo que representa­ra la naturaleza binacional del equipo. La consigna de los Tecolotes es “Dos naciones, un equipo”.

“Estamos en territorio que alguna vez fue mexicano”, dijo Mansur Galán, de 72 años, en su oficina. “Y todos los que viven aquí no han perdido sus raíces”.

Algo que facilitó la transición fue que una versión de los Tecolotes que existió entre 1985 y 2004 ya había jugado con cierta regularida­d partidos en las dos ciudades y que ambas tenían estadios disponible­s.

La escuadra transfront­eriza une a Laredo, Texas y Nuevo Laredo, Tamaulipas por medio del béisbol

La nueva versión del equipo tiene 114 partidos de temporada; de esos treinta fueron disputados en el estadio Uni-Trade y veintisiet­e en el estadio Nuevo Laredo.

Los partidos en Laredo tuvieron más público; los directivos del equipo dicen que fue difícil atraer a los fanáticos en el lado tamaulipec­o porque el estadio queda relativame­nte lejos y por temor a la violencia. En el lado texano también es más fácil conseguir patrocinio­s y hay mayores ingresos, una razón clave por la cual Mansur Galán quiso usar los dos estadios.

LA VIOLENCIA Y EL DEPORTE

Aunque los residentes locales y los funcionari­os dicen que la violencia en Nuevo Laredo se ha reducido, el estado de Tamaulipas fue incluido hace poco en la lista del Departamen­to de Estado de Estados Unidos como un lugar al que no recomienda­n viajar.

Rivas, el alcalde, cree que retomar el beisbol en la ciudad ayudará poco a poco a cambiar esa percepción.

“Con los Tecolotes la gente habla de Nuevo Laredo y de los deportes de acá; cosas positivas y no sólo lo negativo”, dijo. “Enfrentamo­s el estereotip­o y el estigma de la violencia y la insegurida­d y poco a poco lo revertimos. Pero Tamaulipas sí sigue siendo peligroso”.

Los recordator­ios de esos peligros son constantes. Algunos jugadores pidieron ser transferid­os a otros equipos después y algunos que fueron transferid­os a los Tecolotes decidieron ni siquiera presentars­e a las prácticas. “Aunque explicamos que van a vivir en Laredo y que nosotros los recogemos y pasamos a dejar antes y después del partido, es un problema”, dijo el gerente del equipo, Grimaldo Martínez.

Tanto jugadores como funcionari­os dicen que el equipo no ha enfrentado ninguna amenaza por parte de grupos delictivos. Aunque sí hay nervios: durante un traslado camino al estadio de Nuevo Laredo, el pícher Iván Zavala señaló una zona donde dijo que hay tiroteos.

“La violencia se ha acallado, pero sabemos que puede pasar algo en cualquier momento”, dijo Zavala, de 31 años y oriundo de Guanajuato, México.

Por cuestiones de seguridad, la mayoría de los jugadores vive en Laredo durante la temporada, algo que es posible porque varios tienen ciudadanía estadounid­ense. Antes de que haya partidos en esa ciudad texana, los jugadores que viven en Nuevo Laredo se reúnen para cruzar juntos por el puente y tomar un camión al estadio. De regreso, el camión los deja en el puente para cruzar a pie, que es más rápido que por auto.

Las operacione­s del equipo están basadas principalm­ente en el estadio Uni-Trade, y aunque algunos directivos y miembros del personal están en Nuevo Laredo casi no hay nada en ese estadio.

“No es una situación muy idónea, pero la aprovecham­os”, dijo el pítcher Álex Sanabria, de 30 años, nacido en San Diego y quien antes jugaba en Miami. “Sería más fácil jugar en un solo lado”.

UN PARTIDO QUE SIGNIFICA MáS QUE EL MARCADOR

César Infante, de 38 años, estuvo entre el público de un partido en el estadio Uni-Trade. Dijo que se mudó de Nuevo Laredo a Laredo cuando tenía 15 años y que ahí aprendió inglés, estudió y se naturalizó como ciudadano estadounid­ense. Casi no viaja al lado tamaulipec­o debido a la insegurida­d.

“Para los que no pueden regresar a Nuevo Laredo, este equipo es una parte del hogar”, dijo. “Es muy emocionant­e. Este equipo nos une, con familias que pueden disfrutar del mismo deporte juntas en cada lado”.

Los boletos cuestan menos en Nuevo Laredo y en ese estadio hay más barullo entre el público, aunque en Laredo más personas compran entradas y al final de los partidos usualmente hay fuegos artificial­es.

Muchos jugadores saben lo importante que es para los fanáticos que los partidos sean en ambos países y que los inconvenie­ntes que ellos han llegado a tener al cruzar son muchísimo menores comparados a los de quienes tienen que hacer el mismo trayecto pero en condicione­s que les es más difícil costear.

“A veces no entiendes la magnitud de lo que hacemos, pero es algo enorme”, dijo el infielder Alejandro Rivero, de 30 años.

El que los jugadores puedan hacerlo se debe a mucha coordinaci­ón entre las ciudades, el equipo y funcionari­os migratorio­s. La Liga Mexicana insistió en que los Tecolotes necesitan asegurarse de que los otros quince equipos que forman parte consigan las visas o documentos necesarios si van a jugar contra los Tecos en Nuevo Laredo.

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