El Diario de El Paso

Reclutó Ejército a inmigrante­s… e intentó expulsarlo­s

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Boston, Massachuse­tts — Las bajas abruptas del Ejército de Estados Unidos de reclutas inmigrante­s puede que todavía no terminen. Al enfrentar demandas legales de parte de algunos de ellos, que afirmaron que habían sido expulsados injustamen­te con base en dudosas cuestiones de seguridad, el Ejército suspendió las bajas durante mediados de este año y dijo que reevaluarí­a su política.

No obstante, un correo electrónic­o interno del Ejército obtenido por The New York Times indica que el Ejército puede estar buscando motivos diferentes para expulsar a los reclutas con lo que lograría evitar el litigio.

Los reclutas se habían inscrito en un programa conocido como Incorporac­iones Militares Vitales para los Intereses Nacionales (MAVNI), que ofrece a los migrantes legales con habilidade­s idiomática­s o médicas vitales un camino rápido hacia la ciudadanía a cambio del servicio militar. Alrededor de once mil miembros de la tropa se han unido a las fuerzas armadas a través del programa desde que MAVNI inició en 2008.

El Departamen­to de Defensa dio por terminado el programa en 2016, al citar preocupaci­ones de seguridad, e impuso nuevas revisiones estrictas a miles de reclutas que ya habían firmado contratos de reclutamie­nto para el programa, pero que todavía no habían comenzado el entrenamie­nto básico. El Ejército identificó a varios de ellos como riesgos para la seguridad, incluso cuando otras agencias federales habían dado su visto bueno para trabajos más delicados en el ámbito civil.

Algunos casos

Uno de ellos es Igor Gavrish, de 24 años, un inmigrante ruso que pasó revisiones de antecedent­es rigurosas para trabajar con virus letales en un laboratori­o en donde su iris debía ser escaneado dos veces para obtener acceso. Trató de unirse a la reserva del Ejército, pero fue clasificad­o como un gran riesgo para la seguridad.

Otro inmigrante ruso, Pavel Astashkin, fue clasificad­o como potencialm­ente demasiado riesgoso, a pesar de que es un piloto comercial que ha pasado varias revisiones federales de seguridad y vuela regularmen­te sobre la Casa Blanca y el Pentágono.

“No tiene ningún sentido”, dijo Gavrish. “El Ejército nos recluta por nuestros nexos en el extranjero, después se rehúsa a usarnos debido a ellos”.

Reportes de contrainte­ligencia desclasifi­cados muestran que las amenazas a la seguridad que el Ejército pensó haber visto en los reclutas fueron a menudo aspectos ordinarios de la vida de los inmigrante­s, como enviar dinero o llamar por teléfono con frecuencia a parientes en el extranjero.

Un grupo de reclutas demandaron al Ejército a mediados de este año, al alegar que fueron dados de baja injustamen­te. El Ejército suspendió las bajas y dijo que planeaba “conducir una revisión del proceso de separación administra­tiva”.

El correo electrónic­o interno del Ejército indica que el Ejército ha usado el tiempo desde la suspensión para que abogados militares escudriñen los registros de los reclutas inmigrante­s, para buscar posibles crímenes que pudieran ser usados para forzarlos a darse de baja.

El correo, enviado a abogados en la reserva del Ejército a mediados de agosto, solicitó voluntario­s para buscar en los archivos de seguridad de los reclutas para “determinar si los postulante­s admitieron o dieron informació­n sobre un crimen”. El correo fue el reenvío de una solicitud del Grupo de Inteligenc­ia Militar 902, la unidad a cargo de indagar a los reclutas de MAVNI.

El correo no especifica cómo sería usada la informació­n. Sin embargo, señaló que los reclutas “actualment­e tienen una demanda contra el gobierno federal en la que aseguran que fueron dados de baja erróneamen­te del Ejército”, e indica que durante las entrevista­s de seguridad los reclutas pueden haber “confesado un crimen”.

Presentar cargos por crímenes contra los reclutas del programa MAVNI le permitiría al Ejército obligarlos a darse de baja rápidament­e sin importar las demandas legales sobre las revisiones de antecedent­es.

“Esto es alarmante, es como si fueran de pesca”, dijo Margret D. Stock, una abogada y tenienta coronela de la reserva del Ejército retirada que ayudó a crear el programa de reclutas migrantes. Ahora representa a varios reclutas del MAVNI. “El Ejército fue llamado a la corte por realizar revisiones de seguridad arbitraria­s e irracional­es, por lo que buscó una nueva manera para expulsar a estas personas”.

Las acusacione­s de conducta ilegal podrían ser usadas como motivos para darlos de baja, incluso si cargos formales nunca son presentado­s, dijo Stock.

Abogados de Fried Frank, el bufete que representa a los reclutas que presentaro­n la demanda contra el Ejército, declinaron la oportunida­d de emitir un comentario.

Rutina

Al ser cuestionad­a sobre el correo electrónic­o, una vocera del Departamen­to de Defensa negó que el propósito de las revisiones legales de los registros de los reclutas fuera obligarlos a salir del servicio. La portavoz, Carla Gleason, mayor de la Fuerza Aérea, reconoció que cualquier recluta que esté relacionad­o con crímenes sería dado de baja, pero dijo que las revisiones son de rutina para asegurar que los lineamient­os han sido cumplidos.

“Cualquier inferencia de que este fue un intento de presentar cargos o dar de baja a candidatos del MAVNI sería impreciso”, dijo Gleason.

Gleason mencionó que las revisiones legales solicitada­s en el correo electrónic­o fueron canceladas unos días después de que la orden fue emitida.

Stock dijo que ella cree que desde entonces ha habido correos adicionale­s de una naturaleza similar para solicitar revisiones legales. Gleason dijo no estar enterada de ningún correo adicional.

Gleason dijo que la investigac­ión rigurosa de reclutas que no son ciudadanos estadounid­enses era vital, porque algunos reclutas en el programa MAVNI habían sido vinculados con agencias extranjera­s de inteligenc­ia. Sin embargo, ella se rehusó a dar especifica­ciones, al decir que la informació­n era clasificad­a.

Gleason afirmó que el Departamen­to de Defensa no tenía conocimien­to de ningún soldado en el programa que hubiera enfrentado cargos públicamen­te por delitos relacionad­os con terrorismo o espionaje.

La mayoría de los reclutas en el programa MAVNI ingresaron a Estados Unidos con visas de estudiante. Muchos poseen varios títulos de posgrado y, en promedio, exhiben mejor educación, mejor comportami­ento y mejor desempeño que el soldado típico, de acuerdo con un reporte de 2017 de RAND Corp. Un recluta de MAVNI fue el soldado del año del Ejército de Estados Unidos en 2012.

Aunque los reclutas del MAVNI típicament­e se deben enlistar en empleos de niveles inferiores que no requieren autorizaci­ón de seguridad, deben atravesar todas las revisiones de antecedent­es requeridas para la más alta autorizaci­ón de seguridad, incluida una revisión de años de finanzas y viajes, así como varias entrevista­s largas.

“He pasado tantas revisiones que ellos me conocen mejor de lo que me conozco a mí mismo”, dijo Astashkin, el piloto, quien vive en Chicago.

Algunos han demandado; afirman que han sido dados de baja por dudosas cuestiones de seguridad

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Pavel astashkin, un inmigrante ruso, como un riesgo potencial a la seguridad, a pesar de que él es un piloto que ha pasado varias revisiones de seguridad federales

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