El Diario de El Paso

Un hombre guardó armas en hotel; 3 años después, un asesino hizo lo mismo

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Nueva York – Las armas de alto poder se hallaban dispersas en la habitación de un piso alto del Mandalay Bay Resort and Casino. Una de las armas, un rifle con mira puesta, se encontraba cerca de la ventana, con el cañón apuntando hacia la popular avenida turística de Las Vegas.

Pero esto ocurrió en el 2014, tres años antes de que Stephen Paddock utilizara una suite del piso 32 del Mandalay Bay para juntar armas y llevar a cabo la peor masacre en la historia moderna de Estados Unidos, matando a 58 personas e hiriendo a cientos más durante un festival de música country.

La primera habitación con el rifle junto a la ventana había sido ocupada por un delincuent­e mayor, Kye Aaron Dunbar, quien, igual que Paddock, había subido las armas en su equipaje.

Los abogados de las víctimas de la masacre del año pasado que están demandando por negligenci­a al dueño del Mandalay Bay, MGM Resorts Internatio­nal, están trayendo a colación el caso de Dunbar, mismo que en su momento llamó poca atención.

A las víctimas de Paddock, el caso Dunbar les muestra que el hotel no hizo bastante para prevenir que los huéspedes introdujer­an un arsenal de armas al hotel así como que la tragedia ocurrida hace un año era predecible.

Dunbar nunca empleó las armas en el hotel. Pero la policía de Las Vegas, el FBI y la Oficina de Alcohol, Armas de Fuego y Explosivos investigar­on el caso a raíz de que una recamarera descubrier­a las armas. Los agentes de contraterr­orismo no encontraro­n evidencias de terrorismo, pero sí alertaron a funcionari­os de seguridad de otros hoteles locales, así como a las corporacio­nes policiacas, sobre el hecho de que Dunbar pudo subir media docena de armas a su habitación.

El Mandalay Bay sostiene que el caso de Dunbar es irrelevant­e al ataque de Paddock. La compañía asegura no haber podido prevenir lo que hizo Paddock.

Funcionari­os de MGM rehusaron hacer comentario­s en torno a si después del arresto de Dunbar se modificaro­n los protocolos de seguridad en el Mandalay Bay, diciendo no hablar nunca respecto a dichos pormenores.

El hotel tenía en ese entonces una política de prohibició­n de armas, lo mismo que hoy en día.

Los funcionari­os considerar­on que el caso de Dunbar no puede compararse en forma alguna con el de Paddock, sosteniend­o que nunca se halló evidencia de que Dunbar tuviera intencione­s de hacer algo más que utilizar sus armas en un campo de tiro y que el juez que lo sentenció “no creyó que hubiera planeado usarlas para cometer algún delito violento”.

Si bien en el estado de Nevada no es ilegal meter armas a una habitación de hotel, para Dunbar sí lo era.

Él admitió su culpabilid­ad por ser delincuent­e mayor en posesión ilegal de arma de fuego, siendo sentenciad­o a 40 meses de cárcel.

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