Incrimina testigo a Daniel Villegas en juicio
Durante el segundo día de juicio contra Daniel Villegas, señalado como el presunto responsable de un doble homicidio ocurrido en los 90, se presentó un testigo que aseguró que el acusado confesó que él había asesinado a las víctimas.
El testimonio más fuerte presentado por la fiscalía fue el de David Rangel, primo de Villegas, quien aseguró que días después del doble homicidio, el propio acusado le confesó por teléfono que él asesinó a balazos a Robert England y Armando Lazo el 10 de abril de 1993, en el Noreste de El Paso.
“Yo lo llamé (a Villegas) para preguntarle qué iba a hacer durante el fin de semana y él sacó el tema del tiroteo y me dijo ‘¿adivina quién lo hizo?’ y aunque le dije que no sabía, me volvió a preguntar lo mismo y luego me dijo que él”, relató Rangel.
Rangel dijo que mientras hablaba con Villegas podía escuchar en el fondo la risa de Marcos González, amigo del acusado.
En su relato, Rangel mencionó que su primo le contó que conocía de vista a Lazo, ya que presuntamente lo había visto anteriormente en el cine.
El testigo dijo al jurado que Villegas le contó que el día del homicidio él vio a “Mando” (Lazo) caminado con un grupo de amigos y que los atacó porque era miembros de una pandilla contraria.
De acuerdo José Reveles, ex oficial de la Policía de El Paso (EPPD), Villegas y González eran miembros de la pandilla Barrio Northeast (BNE), mientras que Lazo estaba relacionado con la pandilla Eisenhower Crazy Hood (ECH).
Quería matar a Lazo
Usando la declaración de dio hace 25 años para refrescar su memoria, Rangel testificó la mañana del miércoles que Villegas le había confesado que al único que quería matar era a Lazo.
“Dijo que solo le quería dar a Mando (Lazo), pero falló y le dio en la cabeza a un muchacho que estaba enseguida (England), y volvió a disparar contra Mando”, explicó.
Rangel comentó que durante la llamada que tuvo con su primo, éste le dijo que vio cuando Lazo cayó al piso, pero este se volvió a levantar por lo que lo siguió hasta una casa donde le dio otro tiro.
“(Villegas) dijo que Mandó lo reconoció pero no lo podía dejar vivo”, señaló.
Según el testimonio de Rangel, luego de disparar contra las víctimas, Villegas subió al automóvil en el que llegó junto con González y otros amigos.
Lo llaman a declarar
Rangel explicó al jurado que el 21 de abril de 1993, recibió una llamada de EPPD donde le decían que tenía que presentarse a la estación central, para firmar unos documentos sobre un caso de acoso que había en su contra.
“Le llamaron a mi mamá que tenía que ir a firmar unos papeles y fui porque creía que solo tenía que firmar los documentos”, relató.
El testigo comentó que una vez en la estación de Policía, llegaron por él unos detectives y le dijeron que sabían que él había asesinado a England y Lazo.
“Me llevaron a un cuarto y me decían que confesara, que ellos sabían que yo los había matado, pero no sabía de qué me estaban hablando” dijo.
Ante la presión del detective Márquez, Rangel le comentó al uniformado que su primo le había contado sobre un tiroteo y fue ahí cuando comenzaron a tomar su declaración.
“Me dijeron que les dijera lo que sabía y les comencé a decir lo que Daniel (Villegas) me dijo, pero no les gustó mi primer testimonio y lo tiraron, y me hicieron escribir otro”, enfatizó.
Lo intimidan
El testigo aseguró al jurado que aunque él le dijo al detective que su primo solo estaba bromeando con lo del tiroteo, éste comenzó a intimidarlo y le indicaba qué escribir en su declaración.
“Hay dos declaraciones mías, una que yo escribí y otra que el detective escribió y en la de él hay muchas cosas que el agregó”, enfatizó.
Cuando la fiscal Denisse Butterworth cuestionó a Rangel sobre por qué firmó la declaración diciendo que todo lo que había ahí era lo que el dijo, el testigo comentó que el detective lo estaba amenazando.
“Me dijo que si no firmaba me iba a meter a la cárcel por homicidio capital y que ya imaginaba todo lo que los presos iban a hacer con un jovencito de 17 años. El pensar que iba ir a la cárcel y que podían violarme me hizo firmar; solo quería irme”, expresó.
Nunca creyó que Villegas fuera culpable
Joe Spencer, abogado de Villegas le preguntó a Rangel que si en algún momento creyó que su cliente fuera culpable del doble homicidio, a lo que el testigo contestó que no.
“Yo creía que (Villegas) estaba jugando, durante la llamada Marcos (González) me dijo que no le hiciera caso que era una broma y yo le dije eso al detective varias veces, pero no me escuchó”, dijo Rangel.
Spencer comentó al jurado que una broma se convirtió en “la peor pesadilla” de Villegas, con lo cual Rangel estuvo de acuerdo.
“Siempre exageraba las cosas para impresionar, así siempre ha sido Daniel”, comentó el testigo.
Desde el inicio del juicio Spencer ha sostenido que las autoridades querían un culpable y asegura que aprovecharon que se corrió el rumor que Villegas era al presunto homicida para intimidar a su primo para que lo entregara.
“Estaban desesperados por tener un culpable” indicó el abogado durante los argumentos de apertura.
Afirma que el acusado confesó por teléfono que había asesinado Robert England y Armando Lozano en abril de 1993
Pierden a importante testigo
Luego de que Rangel comentara al jurado que el detective Márquez preparó una declaración alterada contra Villegas, la fiscalía llamó al estado a Fernando Luján, un amigo del acusado que presuntamente estaba con al momento del doble homicidio.
Pero ante la sorpresa de todos, Luján se negó a declarar en el juicio asiendo uso de su derecho a la quinta enmienda, la cual estable que ninguna persona esta obligada a declarar si su testimonio los incrimina en algún caso criminal.
Lo cual desató la molestia de Butterworth, ya que el testimonio de Luján ligaba a Villegas con la pistola calibre de 22 que presuntamente usó el acusado para matar a las víctimas.
El juicio contra Villegas continúa hoy en punto de las 8:30 de la mañana, ante el juez Sam Medrano, a cargo de la Corte del Distrito 409 del Condado de El Paso.
En caso de ser encontrado culpable de homicidio capital, Villegas enfrentaría una condena automática de cadena perpetua.