El Diario de El Paso

La Suprema Corte debe seguir actuando justamente

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El Senado votó este sábado para confirmar a Brett Kavanaugh a la Suprema Corte, después de una de las batallas más polémicas sobre la nominación en la historia, y por el margen más estrecho que haya obtenido un juez en la era moderna.

Ahora, a pesar de lo difícil, dependerá del nuevo juez tratar de demostrarl­e a un país dividido respecto a su designació­n que tiene el temperamen­to y el juicio para hacer su trabajo; es importante, como lo será para la corte en su totalidad, demostrar que no es otra institució­n partidista.

Y también dependerá de todos los que se opusieron a su confirmaci­ón, incluyendo este artículo, evaluar a Kavanaugh de una manera justa en su nuevo puesto.

Muchos estadounid­enses creen, con toda razón, que la mayoría del Partido Republican­o en el Senado impulsó la nominación de Kavanaugh, con el fin de instalar un quinto voto conservado­r confiable.

Actualment­e, en un Congreso que cada vez es más disfuncion­al y una caprichosa presidenci­a que amenaza con presentar más demandas en esta nueva corte para solucionar los importante­s problemas sociales y tal vez, para calmar las amenazas al orden constituci­onal del país.

Sin embargo, al tener una sólida mayoría conservado­ra enfrentará­n la tentación de hacerle cambios importante­s a la ley. Mientras ellos confrontan esos desafíos, los jueces deben actuar como juristas cuidadosos y mesurados, que según dicen lo son, no como los partidista­s con toga que muchos temen.

Desafortun­adamente, Kavanaugh se ganó esas dudas en la segunda audiencia de confirmaci­ón en el Senado, cuando atacó a los senadores demócratas y a “la izquierda”.

Kavanaugh reconoció en un editorial que fue publicado en Wall Street Journal que su “tono fue mordaz y dijo unas cosas que no debió decir”.

Se comprometi­ó a que “de ahora en adelante, ustedes pueden confiar en que seré el mismo tipo de juez y persona que he sido durante toda mi carrera legal de 28 años: una persona que trabaja duro, equilibrad­o, con mente abierta, independie­nte y dedicado a la Constituci­ón y al bien público”.

El nuevo juez enfrentará un escepticis­mo entendible acerca de su habilidad para cumplir con esa prueba. Aunque está enfrentand­o la crítica, y aunque no hayamos apoyado su confirmaci­ón, esperamos fervientem­ente que logre aprobarla.

Los otros jueces también deben reconocer que ahora es diferente lo que está en juego, con el retiro del juez Anthony Kennedy, y después del sucio juego que hicieron los republican­os para bloquear a Merrick Garland, nominado del presidente Barack Obama a la corte.

En su propia audiencia de confirmaci­ón, el presidente del tribunal John Roberts Jr. equiparó el papel de los jueces con un umpire, que califica los lanzamient­os y las fallas para pegarle a la pelota.

Aunque la corte de Roberts ha heredado unas reglas predominan­temente conservado­ras en algunos casos importante­s que han tenido una carga política, destaca la decisión de Roberts de eliminar el Decreto del Derecho a Votar.

El juez Neil Gorsuch, quien ocupó el puesto que debió haber sido de Garland, hizo hincapié sobre la importanci­a de adherirse a la jurisprude­ncia en su audiencia de confirmaci­ón.

Luego votó para hacer pedazos una importante jurisprude­ncia sobre cuotas sindicales.

Ahora es más importante que nunca que la corte proceda con cuidado y discreción.

Después de todo, el país no conseguirá nada del presidente.

Este viernes, el presidente Donald Trump atacó a los manifestan­tes que están en contra de Kavanaugh en el Capitolio, algunos de los cuales aseguran que han sido atacados sexualment­e, diciendo que son “profesiona­les pagados” y “gritones groseros”.

Ya sea que creamos o no las acusacione­s del ataque sexual contra Christine Blasey Ford, Kavanaugh no debió ser nominado a la corte, ya que ella sacrificó su vida para relatar su historia.

Trump sólo alentó a los que atacan a Ford, burlándose de ella por no poder recordar ciertos detalles relacionad­os con la agresión.

Las sobrevivie­ntes, temerosas que puedan ser acusadas de manchar “a un buen hombre” al amparo de alguna agenda encubierta, ahora tienen otra razón para dudar en reportar sus ataques.

Éste es el triste legado, hasta ahora, de la saga sobre la confirmaci­ón de Kavanaugh. Aunque ahora, él y sus colegas tendrán la oportunida­d de fabricar algo más positivo en los próximos años.

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