Una fascinante y saludable historia del corazón
Chicago – Mi esposo asegura que cada canción en español que ha escuchado incluye la palabra corazón. Así que, si no logra entender nada más, sabe que tiene que ver con cuestiones del corazón.
En las canciones de amor, al igual como en la vida, el corazón es el centro de las cosas, sirve como un recipiente de interminables metáforas: puede ser grande, pequeño, valiente, cobarde, el asiento del alma, una fuente de emociones, o sólo una máquina susceptible para temas de alto riesgo.
El corazón también es el aparato a través del cual el doctor Sandeep Jauhar, autor de las cautivadoras memorias “Interno” y “Doctorado”, ha confrontado su propia mortalidad así como también la muerte de sus abuelos y su madre.
En su libro más reciente: “Corazón: Una Historia”, Jauhar guía a sus lectores a través de una intensa travesía personal que empezó en el momento en que notó que estaba teniendo problemas para respirar después de subir unos escalones.
Jauhar se preguntó si su trabajo como paramédico el 11 de septiembre le estaba pasando la factura o si su fin estaba cerca.
Para una lectora como yo, quien usualmente devora casi cada libro de Medicina popular, Psicología y Ciencia, eso me llamó la atención – ya sea que se trate de canibalismo, dientes, cadáveres, nutrición o de confundir a una esposa por el sombrero – se necesitaría mucho más que un viaje inducido a la crisis a la mitad de la vida, en cuanto al trabajo interno de un órgano en particular para hacer que un libro valga la pena leer.
Jahuar maneja frentes emotivos, técnicos e históricos.
Sin embargo, de los muchos libros que he leído acerca de los avances en la Medicina, nunca había escuchado acerca de la historia del Dr. Daniel Hale Williams, un médico afroamericano que realizó lo que se cree fue la primera cirugía a corazón abierto.
Como Jahuar lo describe: “Hasta ese día de verano de 1893, la cirugía escasamente lo había intentado con un corazón humano vivo. Aunque es difícil comprenderlo actualmente, cuando los tratamientos cardíacos invasivos están a la vanguardia de la Medicina, el corazón estuvo básicamente fuera del alcance de los médicos hasta casi inicios del siglo 20. Todos los órganos humanos importantes, incluyendo el cerebro, habían sido operados, pero el corazón era algo aparte, envuelto en unas prohibiciones históricas y culturales mucho más gruesas que su membrana pericardio”.
En 1891, Williams, quien era un aprendiz quirúrgico autodidacta que concluyó su entrenamiento en el Colegio Médico, que eventualmente se convirtió en la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, estableció Provident, el primer hospital en Estados Unidos, cuyo dueño y encargado era un afroamericano.
Tuvo que invitar al público a su sala de operación una vez a la semana para generar confianza en una comunidad marginada que aprendió, a través de años de tratamientos erróneos, que la medicina moderna no fue establecida para las personas de color para lograr un resultado exitoso en la salud.
La increíble historia de éxito de Williams ha sido temperada por otros en “Corazón: Una Historia” que refleja parte del racismo que ha generado temor de un mal tratamiento a manos de supuestos curadores.
A finales de los años 1950, cuando C. Walton Lillehei, pionero de un procedimiento que utilizó catéteres y bombas para hacer circular la sangre entre dos humanos con el fin de reparar defectos en el corazón, necesitó un voluntario para ayudar a un hombre afroamericano enfermo, aún los voluntarios de último recurso – internos anglosajones de una penitenciaría – se rehusaron a ayudar al paciente de color.
Lillehei decidió utilizar el pulmón de un perro para oxigenar la sangre del hombre y rápidamente murió en la mesa de operación.
Jauhar también nos cuenta acerca de mujeres, como Mary Hopkinson Gibbon, quien fue crucial para desarrollar la primera máquina corazón-pulmón que ha hecho posibles los modernos procedimientos quirúrgicos del corazón.
Mary asistió a su esposo, el doctor John Gibbon, en el doloroso trabajo de realizar experimentos con gatos y perros callejeros.
Este trabajo dio como resultado un método preciso para mantener vivos a los animales durante varias horas al hacer circular la sangre y oxígeno con una máquina para que el corazón pudiera ser operado con seguridad.
Jauhar empleó otros eventos históricos, estudios actuales y experiencias personales con un lenguaje bello y poético. El libro termina con un llamado a investigar la manera en que los factores psicosociales como la conexión interpersonal, alegría, estado de ánimo, la seguridad de nuestros vecindarios y el ambiente afectan nuestra salud y bienestar.
Nadie sabe si la travesía del corazón humano debe ser vista como un “santuario inviolable” o hasta lo que un escritor llamó “un objeto de ataque quirúrgico”, resultará eventualmente en una tecnología médica infalible para ampliar la vida más allá de nuestras esperanzas actuales.
Pero si uno no aprende nada más de “Corazón: Una Historia” sabe que sus puntos de vista en esa promesa dependerá de lo bien que uno se sienta después de una abrupta caminata.
Tal vez, nos pueda ayudar el escuchar algunas canciones de amor.