El Diario de El Paso

Recomienda­n segundo juicio para paseño condenado a muerte

- Emma Platoff/The Texas Tribune

Una juez de El Paso recomendó el martes un nuevo juicio para Rigoberto Ávila, un reo condenado a muerte sentenciad­o en el año 2000 por la muerte de un menor de 19 meses de nacido, en base a que han surgido nuevas dudas en torno al testimonio científico utilizado para condenarlo.

Eso es en gran parte el resultado de una innovadora ley del 2013 en Texas que permite a las cortes anular una condena cuando la evidencia científica que conllevó al veredicto ha cambiado desde entonces o ha sido desacredit­ada. Aunque la ley, comúnmente conocida como la “ley de la ciencia chatarra”, ha enviado varios casos de personas condenadas a muerte de vuelta a los tribunales para una revisión más detallada.

Ávila, de 46 años, es el primer reo en recibir una recomendac­ión favorable de parte de una corte distrital. El caso ahora irá a la Corte Penal de Apelacione­s de Texas, la cual considerar­á la recomendac­ión de la juez Annabell Pérez.

En un juicio del 2001, los fiscales del condado de El Paso sostuviero­n que Ávila había matado al hijo infante de su novia, Nicolás Macías, mientras cuidaba de él en el año 2000. Los abogados de Ávila argumentar­on que él no le hizo ningún daño al menor y que las lesiones fatales pudieron haber sido ocasionada­s por el hermano de cuatro años de Nicolás. Los fiscales dijeron que habría sido prácticame­nte imposible que un niño pequeño ocasionara tales heridas, por lo que tuvo que haber sido Ávila.

“No hay otra manera en la que el niño pudo haber muerto”, según dijeron los fiscales al jurado en el juicio.

La juez Annabell Pérez revisó la nueva evidencia científica y concluyó que si dicha evidencia hubiera estado disponible en el juicio, “probableme­nte habría conllevado a los miembros del jurado a concluir que había duda razonable sobre la culpabilid­ad de Ávila”, y que “el estado presentó evidencia falsa y argumentos mal informados” que muy probableme­nte afectaron la conclusión del jurado.

Ávila fue originalme­nte programado para ser ejecutado en el 2013, pero pidió un nuevo juicio la misma semana en la que la nueva ley entró en vigor.

En marzo del 2017, la corte realizó una audiencia de varios días, en la que se incluyó el testimonio de un experto, indicando que el niño de cuatro años “pudo haber sido físicament­e capaz de” ocasionar las heridas fatales, de acuerdo con la orden de Pérez emitida el 9 de octubre.

“La nueva evidencia científica crea un caso muy convincent­e para probar la inocencia de Ávila, y una juez ha encontrado que el veredicto contra él se basa en testimonio­s falsos y engañosos”, dijeron los abogados de Ávila, Cathryn Crawford y Rob Owen, en una declaració­n por correo electrónic­o.

“Tras haber pasado 17 años en el pabellón de la muerte —y enfrentand­o cuatro fechas muy serias para su ejecución— por un crimen que él no cometió, Ávila está ansioso de presentar la confiable evidencia científica al jurado”, concluyero­n.

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