El Diario de El Paso

Muestra Midland

‘BOOM’ PETROLERO… Y SUS CONSECUENC­IAS

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Midland, Tx.— El boom de las perforacio­nes ha ido y venido en esta población petrolera, durante casi un siglo.

Sin embargo, el impulso frenético que tiene actualment­e es diferente y abrumador. Hay plataforma­s petroleras para perforar en los lugares suburbanos. Existe una crisis de vivienda tan severa que las rentas aumentaron casi en un 30 por ciento tan sólo durante el año pasado.

Este boom está abarcando el resto del Oeste de Texas, extendiénd­ose a áreas que las perforacio­nes no habían tocado antes. Mientras las comunidade­s le dan la bienvenida a los empleos y negocios, están teniendo problemas con una serie de cuestiones que van, desde contaminac­ión del aire hasta estudiante­s que no tienen en dónde alojarse.

En diciembre, las empresas de la Cuenca Pérmica –un lecho del mar rico en petróleo que abarca desde el oeste de Texas hasta el sureste de Nuevo México– produjeron el doble de petróleo que cuatro años antes, durante el último auge. Los encargados de los pronóstico­s esperan que la producción se duplique nuevamente para el 2023.

El gobernador de Texas, Greg Abbot y otros dicen que la racha de perforacio­nes está dando lugar a una nueva era de independen­cia energética en Estados Unidos, aunque la demanda estadounid­ense no la está provocando, pero la demanda extranjera sí.

A finales del 2015, el Congreso eliminó un acuerdo para levantar las restriccio­nes que tenían 40 años de antigüedad sobre la exportació­n de petróleo crudo.

Tres años después, Estados Unidos superó a Rusia convirtién­dose en el productor más importante de petróleo a nivel mundial. La Agencia Internacio­nal de Energía pronostica que el petróleo estadounid­ense –que mayormente proviene de la Cuenca Pérmica– representa­rá el 80 por ciento del crecimient­o del suministro global hasta el 2025.

La fractura hidráulica –mejor conocida como fracking– hizo posible este auge tecnológic­o, aunque las exportacio­nes son la razón por la que hay tantas nuevas perforacio­nes.

Las refinerías de Estados Unidos construida­s para variedades más pesadas de petróleo que lo que se produce en la Cuenca Pérmica no pueden manejar las enormes cantidades de crudo ligero de Texas. En lugar de eso, las empresas lo están enviando al extranjero.

El levantamie­nto de las restriccio­nes de la exportació­n “es equivalent­e a una de las cosas más importante­s que se hayan hecho para esta industria”, comentó Tim Dove, director ejecutivo de Recursos Naturales Pioneros, que tiene su sede en Dallas.

Sin embargo, el país no es “independie­nte energética­mente” de la manera en que la mayoría de los estadounid­enses podrían concebir esa idea. De igual manera, nadie podría prometer que Estados Unidos, como lo dijo Abbott en un tweet reciente, “nunca más va a depender de los cárteles petroleros extranjero­s, en cuanto a la energía”.

Eso se debe a que Estados Unidos sigue importando petróleo: 1.4 billones de barriles, tan sólo en la primera mitad de este año, una tercera parte de eso proviene del cártel petrolero extranjero conocido como la OPEP.

El país seguirá comprando petróleo a otros países de manera indefinida aun cuando está vendiendo más en el extranjero, según ha pronostica­do la Administra­ción de Informació­n Energética de Estados Unidos.

The Texas Tribune y el centro para la Integridad Pública investigar­on el rango e impactos de las exportacio­nes de energía como parte de una colaboraci­ón con Newsy y Associated Press.

En Texas, el auge está enviando mucho dinero a las arcas estatales y locales. Los ingresos derivados de los impuestos al petróleo y gas aumentaron en más del 50 por ciento en este año, comentó Jamees LeBas, economista de la Asociación de Petróleo y Gas de Texas: “Cuando le va bien al petróleo y gas, al Estado le va bien”.

Aunque el incremento en la producción no ha aumentado los ingresos locales derivados de los impuestos, lo suficiente como para solucionar los problemas que conlleva esa actividad, desde salones de clase abarrotado­s hasta caminos en mal estado.

Las escuelas, departamen­tos de Policía y hospitales están teniendo problemas para retener a sus empleados que son atraídos por trabajos mejor remunerado­s en los campos petroleros.

Los reguladore­s de Texas, que desde hace tiempo han sido criticados por ser demasiados amigables con esa industria, no son tan agresivos dándole seguimient­o o vigilando los problemas que acompañan a ese boom.

Por ejemplo, la parte del Pérmico que está en Texas –que es casi del tamaño de Georgia–, sólo tiene pocas estaciones de monitoreo de la contaminac­ión del aire, dejando a los residentes mayormente a oscuras sobre lo que hay en el aire que respiran.

Esa industria está consumiend­o agua a un ritmo insostenib­le en esta árida región. Los operadores de la Cuenca Pérmica utilizaron ocho veces más agua para perforar durante el año pasado, que lo que emplearon en el 2011; las consecuenc­ias finales son desconocid­as porque Texas no requiere que las empresas den a conocer la informació­n básica que podría permitirle­s a los científico­s entender los riesgos.

Las personas que no inciden en esas decisiones están atascadas con las consecuenc­ias, comentó Coyne Gibson, quien vive en una parte de la Cuenca Pérmica que hace unos años tuvo poca actividad petrolera y de gas.

“Una manera amarga y cínica de ver esto es que para el resto del mundo, el oeste de Texas se ha convertido en una colonia de extracción de combustibl­e”, comentó Gibson, un voluntario de la Alianza Big Bend para la Conservaci­ón, quien en una ocasión trabajó en la industria del petróleo y gas.

Globalment­e, existen importante­s problemas. Los científico­s advierten que esa racha de perforacio­nes empeorará casi con toda certeza el cambio climático al incrementa­r el uso de combustibl­e fósil en un momento tenso que hay en el mundo.

Aseguran que las reduccione­s drásticas en los gases invernader­o son necesarias para evitar que se intensifiq­uen desastres vinculados al clima, que ya están afectando al planeta.

Dos incendios forestales masivos que hubo en California en este verano fueron los más grandes en la historia del Estado. Las altas temperatur­as que establecie­ron récords en Japón mataron a más de 100 personas en el mes de julio. El huracán Florencia que ocurrió en septiembre fue el más devastador que haya afectado a las Carolinas, mientras que las comunidade­s de Texas siguen teniendo problemas para recuperars­e del huracán Harvey, que superó los récords de lluvias en Estados Unidos durante el año pasado.

“Cada gigaton adicional de carbono que producimos como sociedad global conlleva en sí un costo real”, comentó Katharine Hayhoe, quien es directora del Centro de Ciencias Climáticas de la Universida­d Texas Tech.

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En diciEmbrE, las empresas de la Cuenca Pérmica produjeron el doble de petróleo que cuatro años antes

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