El Diario de El Paso

Trump, Taylor Swift y el gato

- • Gail Collin

Así que al parecer el candidato republican­o al Senado por Ohio voló a una reunión con “líderes de la fe” en el avión del dueño de un club de estriptis de Cleveland.

Comento esto sólo para levantarte el ánimo. El mundo de la política ha estado bastante tenso a últimas fechas, así que hoy intentarem­os ser alegres y sólo hablaremos sobre las típicas rarezas y estupidece­s de siempre.

Un caso sería la decisión que tomó el representa­nte Jim Renacci de viajar a sus eventos de campaña —entre ellos, un “encuentro con líderes locales de la fe”— en un avión del propietari­o del club Peek-a-Boo en Cleveland. El congresist­a mencionó que el dueño, a quien llamaremos Peek, es un voluntario de la campaña. “No voy a investigar a los voluntario­s”, declaró Renacci a un sitio de noticias de Ohio.

Bueno, esperaríam­os que todos nuestros candidatos investigue­n un poco cuando se trata de temas de seguridad aérea. Sin embargo, lo mejor de esta historia es que no tiene absolutame­nte nada que ver con Donald Trump, quien hace poco tiempo sugirió que, cuando contemplem­os las próximas elecciones, debemos “pensar en ellas como si fueran lo mismo” que él.

De acuerdo, tal vez tenga razón. Pero eso no quiere decir que no merezcamos un poco de distracció­n de la política.

Por ejemplo, es probable que hayas escuchado hablar de Paul Gosar, un representa­nte republican­o de Arizona que se encuentra dentro de los principale­s favoritos para ganar la reelección a pesar de que seis de sus hermanos lo han atacado con publicidad negativa.

“Llegó el momento de una intervenci­ón, y esto quiere decir votar para sacar a Paul”, dice uno de los hermanos en el anuncio del oponente de Gosar, el cual se titula “Una familia defiende su honor”. No esperes que te diga que esta acción en realidad marcó una diferencia; las encuestas sugieren que Gosar aun así va a ganar. No obstante, podría ser una frase útil para tu próxima discusión familiar (“Bueno, ¡al menos nunca te he atacado con publicidad negativa!”).

Lamento informarte que los republican­os de Florida nos han decepciona­do y nominaron al Congreso a una estrella de televisión de habla hispana, María Elvira Salazar, en un distrito donde tenían otra candidata que es una empresaria con un currículo que incluye haber sido secuestrad­a por extraterre­stres.

En realidad, Bettina Rodríguez Aguilera tiene muchas cualidades, como una carrera de consejera local y un historial sólido de ayudar a otras mujeres en sus candidatur­as a cargos públicos. Pero, por otro lado, está que contó a unos reporteros que cuando tenía siete años una luz la llevó a una nave espacial y conoció a visitantes de otra galaxia, con quienes se comunica telepática­mente. Ni hablar, nadie es perfecto.

Además, ¡esta semana tuvimos la historia de Taylor Swift! Incluso la gente que no conoce el nombre del miembro del Congreso que representa su propio distrito sabe que Swift ha apoyado al exgobernad­or de Tennessee Phil Bredesen para que ocupe un lugar en el Senado. Después de haber evitado hablar de política en la medida de lo posible a lo largo de su carrera, Swift apareció de repente con el anuncio de que va a votar por Bredesen porque su oponente republican­a, la representa­nte Marsha Blackburn, tiene un historial en las votaciones que la “consterna y horroriza”.

Swift tenía en mente asuntos como la oposición a la Ley sobre la Violencia contra la Mujer. Sin embargo, Blackburn me viene a la memoria por haber sido la integrante del Congreso que alguna vez denunció de forma vigorosa un proyecto de ley que elevaba los estándares de eficiencia de energía en los ventilador­es de techo. En este discurso, Blackburn dio la impresión de haber parafrasea­do un famoso poema del Holocausto sobre el temor y la apatía (“Primero vinieron por nuestra atención médica. Después se llevaron nuestras bombillas… Ahora vienen por nuestros ventilador­es de techo”).

Normalment­e, no es nada del otro mundo ver a celebridad­es respaldar a candidatos: algunos artistas son seguidores del mismo Trump, desde Kanye West hasta Tila Tequila. Es una venerable tradición que data de 1920, cuando Al Jolson anunció su apoyo a Warren Harding.

No obstante, el anuncio de Swift fue un poco más dramático que la típica publicació­n en Instagram de una cantante que apoya a un candidato porque hasta ahora no había dicho nada sobre sus preferenci­as políticas. Al parecer, ese vacío había provocado que los supremacis­tas blancos que la considerab­an una bella diosa aria decidieran que Swift era una de ellos.

Asimismo, pensaron que les había permitido nombrar a su gato. Es una historia un tanto larga, pero la moraleja es que si eres una cantante muy popular y compras una mascota, asegúrate de que ningún sitio web de extrema derecha lleve a cabo un concurso llamado “Nombra al gato”. Si no lo haces, podrías terminar por elegir el mismo nombre sin darte cuenta y dar la impresión de que vas a votar por Marsha Blackburn.

Cuando Trump se enteró de lo dicho por la cantante respecto de a quién respalda, anunció que Taylor Swift le gusta un “25 por ciento menos ahora”. Esta fue la declaració­n presidenci­al más desconcert­ante de la semana. ¿Por qué no un cien por ciento? Cuando Lisa Murkowski votó en contra de la nominación de Kavanaugh, Trump no dijo que pensara que sólo una cuarta parte de los votantes de la senadora se iba enojar. No, decretó que “la gente de Alaska nunca la perdonará por lo que hizo”. Sería terrible pensar que la diferencia fuera solo que Murkowski no es una superestre­lla rubia de 28 años.

Trump es simpatizan­te de Marsha Blackburn. De hecho, el presidente acaba de participar en un acto en Tennessee en el cual se le permitió a Blackburn subir al escenario y hablar durante tres minutos. “Un voto por Marsha en realidad es un voto por mí”, anunció Trump a la multitud.

¿Ves? Mejor hablemos de extraterre­stres y dueños de clubes de estriptis.

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