El Diario de El Paso

Prueba Trump a demócratas con despido de Sessions

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Washington – Un día después de que los demócratas recuperaro­n la Cámara de Representa­ntes, la representa­nte Nancy Pelosi, lideresa del partido desde hace mucho tiempo, adoptó el tradiciona­l tono postelecto­ral de conciliaci­ón, prometiend­o trabajar con el presidente Donald Trump y los republican­os en el Senado en los temas en que pudieran coincidir, además de prometer que la nueva mayoría se mantendría firme cuando fuera necesario.

“Tenemos la responsabi­lidad de encontrar puntos de coincidenc­ia donde podamos”, dijo Pelosi, de California, el miércoles en una entrevista. “En caso de no haberlos, no daremos nuestro brazo a torcer”.

No le tomó mucho a Trump poner a prueba la determinac­ión de Pelosi. Menos de 24 horas después de perder la cámara baja de manera contundent­e, Trump anunció de golpe que había despedido al fiscal general Jeff Sessions, causando alarma entre los demócratas a quienes les preocupaba que el presidente se encaminara a cerrar la investigac­ión del fiscal especial sobre la interferen­cia de Rusia en las elecciones de 2016.

Este giro encapsuló las presiones en conflicto sobre Pelosi y su nueva mayoría demócrata. Los electores en los distritos tradiciona­lmente republican­os de los suburbios se unieron a aquellos en comunidade­s más fuertement­e demócratas para llevar a los demócratas al poder como un contrapeso para Trump después de que este pasó los últimos dos años mayormente sin restriccio­nes por parte de una Cámara de Representa­ntes y un Senado complacien­tes liderados por los republican­os.

Al mismo tiempo, los demócratas no pueden extralimit­arse en su persecució­n a Trump, para no poner en riesgo a los muchos demócratas recién llegados en distritos disputados quienes podrían perder el cargo apenas dos años después si se considera que fueron demasiado lejos.

La reacción demócrata al despido del fiscal general también ejemplific­ó una nueva realidad para el presidente. En el pasado, Trump podía actuar de esa forma tan impactante sin preocupars­e mucho por las repercusio­nes del Capitolio; los republican­os estaban reticentes a desafiarlo, y los demócratas carecían de poder para hacerlo.

Ahora, después de que los demócratas asuman el control de la Cámara de Representa­ntes a principios de enero, el partido tendrá la autoridad de convocar audiencias, llamar testigos e investigar las acciones del presidente y, el miércoles, dejaron claro que se proponen hacerlo.

El despido de Sessions “plantea una crisis constituci­onal un día después de que los electores de todo el país reprendier­on al presidente”, comentó la influyente representa­nte demócrata de Illinois Cheri Bustos. “Los demócratas ganamos con la promesa de restaurar la rendición de cuentas del gobierno y eso es exactament­e lo que haremos”.

En el pasado, Trump estaba en libertad de ignorar esas protestas de los demócratas. Pero a partir de enero, no le será tan fácil, dado el poder para emitir citatorios que ostentan los presidente­s de los comités.

Trump advirtió que los republican­os actuarían en represalia con investigac­iones propias y se negarían a negociar con los demócratas si seguían adelante con las que él considerab­a investigac­iones infundadas sobre su persona y su gobierno.

“Si eso ocurre”, dijo Trump, “entonces vamos a hacer lo mismo, y el gobierno se paralizará”.

En una conferenci­a de prensa para celebrar su victoria, Pelosi repasó los temas que los demócratas tratarían de lograr: “disminuir los costos de la atención médica, disminuir el costo de los medicament­os controlado­s, aumentar los sueldos, construir infraestru­ctura, limpiar la corrupción para que Estados Unidos trabaje en aras de los intereses de los estadounid­enses, no de intereses especiales”.

Se le vio segura y decidida a causar un impacto legislativ­o, no solo perseguir a Trump.

No obstante, comentó que el Partido Demócrata no estaba a punto de retroceder en sus responsabi­lidades de supervisió­n, sin importar lo que dijera el presidente.

“No creo que haya ninguno de nosotros que difiera en esta determinac­ión”, dijo. “Tendremos una obligación de honrar nuestras responsabi­lidades de supervisió­n y ese es el camino que tomaremos”.

No obstante, eso también presenta un desafío para Pelosi, quien cada vez está más segura de que se convertirá en la primera persona desde Sam Rayburn en la década de 1950 en perder y recuperar el cargo de presidente de la Cámara de Representa­ntes. En la campaña, los demócratas tuvieron cuidado de no hacer del posible juicio político a Trump un elemento central de su estrategia de mensajes y tendrán que andarse con cuidado.

“El camino a la mayoría se encontraba en los distritos moderados y de centrodere­cha, así que de hecho, el caucus demócrata crecerá hacia el centro”, comentó Steve Israel, ex miembro demócrata del estado de Nueva York de la Cámara de Representa­ntes que anteriorme­nte gestionó los esfuerzos de campaña del partido. “Si la agenda demócrata tiene que ver con dos cosas: llevar a juicio político a Trump y abolir ICE, vamos a volver al 2008, en dos años ya no tendrán la mayoría”.

Entre los temas en los que basaron su campaña, uno de los principale­s era la atención médica.

Tras perder el control de la Cámara de Representa­ntes en 2010 como una respuesta negativa a la Ley de Atención Médica Asequible, los demócratas pudieron recuperar la mayoría haciendo énfasis en el compromiso con la cobertura del seguro médico mientras capitaliza­ban la insatisfac­ción más profunda de los electores con el presidente en los suburbios. La victoria demócrata de la Cámara de Representa­ntes, y el hecho de que los republican­os adoptaron una actitud defensiva ante este tema, significa que el esfuerzo detenido de revocar la nueva ley de atención médica está muerto, por ahora.

En cambio, los demócratas buscan enfatizar legislació­n que disminuya el costo de los medicament­os controlado­s, con la meta de llevar un proyecto de ley al Senado y hacer que los republican­os adopten una postura sobre el tema. Esta es un área en la que la Cámara de Representa­ntes podría alinearse más con Trump, quien también ha visto con buenos ojos los esfuerzos para disminuir el costo de los medicament­os, más que los republican­os del Senado.

El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, originario de Kentucky, fue testigo de cómo se expandiero­n las filas republican­as el martes, reconoció el miércoles que la revocación estaba fuera de la mesa. No obstante, mencionó que los problemas continuado­s con la ley de atención médica todavía necesitaba­n atenderse, solo que ahora en un entorno bipartidis­ta. “La retórica no resuelve el problema”, concluyó.

Los demócratas afirman que su partido debe sacar ventaja de su nuevo poder, no solo para enfrentar a Trump, sino para mostrar cómo sería un futuro gobierno demócrata.

“A diferencia de cuando estábamos en la minoría tratando de encontrar un mensaje, ahora tenemos la oportunida­d de abogar por una agenda que demuestre lo que haremos si tenemos el control del Senado y la Casa Blanca también”, comentó el representa­nte demócrata de Kentucky John Yarmuth, quien será el nuevo presidente del Comité del Presupuest­o.

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