El Diario de El Paso

EL NUEVO PANORAMA POLíTICO, LUEGO DE LOS COMICIOS

Donald Trump podría atizar las disputas partidista­s en Washington o intentar negociar con ambos partidos

- Peter Baker / The New York Times

Washington— El presidente Donald Trump enfrenta desde la semana pasada un nuevo hábitat político con la posibilida­d de una guerra partidista durante los siguientes dos años ahora que la Cámara de Representa­ntes está en manos demócratas, que tienen poder para expedir citatorios a funcionari­os y lucen listos para bloquear la agenda legislativ­a de la Casa Blanca.

El presidente, conservado­r por naturaleza y quien disfruta de estar en una pelea, ahora tendrá que elegir entre acrecentar el conflicto entre partidos que ya ha deshecho a Washington e intentar tener un tono conciliato­rio que, hasta ahora, no ha estado presente en su mandato.

Su partido ya no tiene control de todas las palancas del poder en Washington, por lo que ya no le es posible sortear a la oposición si quiere que sus prioridade­s se vuelvan ley.

Aun más: ya no tendrá una mayoría republican­a en todo el Congreso que le pueda cuidar la espalda ante investigac­iones de todo tipo que los demócratas quieren realizar. La nueva Cámara Baja muy posiblemen­te buscará ejercer presión respecto a temas personales y políticos, como el que Trump divulgue las declaracio­nes de impuestos que ha mantenido secretas, indagar posibles conflictos de interés o vínculos con Rusia.

Si se va al extremo, una Cámara de Representa­ntes demócrata incluso podría amenazar con hacer un juicio político contra el presidente según lo que encuentre el fiscal especial Robert Mueller, cuya investigac­ión no hizo mucho ruido durante la campaña.

“El Gobierno va a estar frente a un mayor escrutinio y más rendición de cuentas con una cámara demócrata”, dijo el ex representa­nte republican­o Tom Davis, de Virginia. “Habrá más investigac­iones y citatorios. Se acabó la luna de miel. Los votantes eligieron para que hubiera un contrapeso al presidente”, afirmó.

Trump es el cuarto presidente seguido en enfrentar un revés en las elecciones legislativ­as intermedia­s. Los demócratas de Bill Clinton perdieron el control de ambas cámaras del Congreso en 1994, así como los republican­os de George W. Bush en 2006; los demócratas de Barack Obama perdieron la Cámara de Representa­ntes en 2010 y el Senado en 2014.

Sin embargo, Clinton y Obama se recuperaro­n de esas derrotas a sus partidos durante los primeros mandatos, pues consiguier­on la reelección en parte, quizá, porque podían aprovechar discursiva­mente rebatir con una oposición. Trump también se ha mostrado más cómodo y confiado cuando tiene un enemigo con quién pelear.

“El proceso de citatorios e investigac­iones será difícil”, dijo Marc Short, ex director de temas legislativ­os en la Casa Blanca de Trump. “Pero probableme­nte no hay nada que ayude más a la posible reelección del presidente que tener a Nancy Pelosi como presidenta de la cámara”, añadió, en referencia a una figura divisoria del Partido Demócrata que había liderado desde hace mucho ese cuerpo legislativ­o.

A decir del ex representa­nte Steve Israel, demócrata por Nueva York, los resultados sí podrían favorecer a Trump en la siguiente elección presidenci­al, pero con bemoles. “Con una mayoría demócrata en la cámara tiene el complement­o que necesita para su campaña en 2020”, dijo.

“Pero ningún presidente, y definitiva­mente no éste, quiere que el otro partido tenga poderes de citación legal”, continuó.

Durante la campaña, Trump indicó que las elecciones intermedia­s serían un referendo sobre su propia Presidenci­a para urgir a sus simpatizan­tes a votar para que los republican­os mantuviera­n el control del Congreso para promover sus políticas y resguardar­lo contra intentos de juicios políticos. Dejó claro que una victoria legislativ­a sería una reivindica­ción personal, aunque también insistió de manera preventiva en que si los republican­os perdían control de alguna cámara no sería por repudio a él.

Trump sí evitó el peor resultado posible, porque los republican­os mantuviero­n control del Senado, lo que asegura que podrá seguir el proceso para que confirme a jueces afines y a otras personas a las que designe a puestos que requieren aval. El Senado segurament­e también bloqueará proyectos legislativ­os promovidos por los representa­ntes demócratas que sean contrarios a lo que busca Trump, con lo que éste evitaría usar su poder de veto.

La manera en que se ajustará el presidente, si es que lo hace, quedará más claro en los siguientes días y semanas conforme hace cambios en su gabinete o impulsa medidas como el financiami­ento para su prometido muro fronterizo con México en el tiempo que le queda a la Cámara de Representa­ntes republican­a, fondos que es muy poco probable que pueda obtener cuando entren los nuevos representa­ntes demócratas en enero.

Puede que pronto también avance la investigac­ión de Mueller sobre la presunta intervenci­ón electoral rusa en la elección de 2016, lo que incentive al presidente a frenar la pesquisa o a despedir de su cargo a Mueller, como ha dicho que intentaría hacerlo. De ser así, provocaría a los demócratas a utilizar sus nuevos poderes legislativ­os en respuesta.

No obstante, Trump ha mostrado ser una figura política más flexible que algunas otras: es capaz de cambiar su postura sobre algo en un abrir y cerrar de ojos sin que le preocupe ser consistent­e. Como tal, en teoría podría trabajar con los demócratas incluso si eso enfurece a los republican­os.

No es descabella­do pensar que el mismo presidente que pasó de amenazar con una guerra nuclear al líder de Corea del Norte a decir que los dos estaban casi enamorados puede volverse alguien dispuesto a negociar con el partido opositor en Estados Unidos.

“Creo que aquí hay una oportunida­d escondida”, dijo Israel, el ex representa­nte. “Los demócratas en la Cámara de Representa­ntes y en el Senado pueden presentarl­e a Trump proyectos legislativ­os de inversión en infraestru­ctura o para reducir los costos de medicament­os, dos temas con los que hizo campaña”.

“Si acepta esos acuerdos quizá aleja a los republican­os en el Senado para la siguiente elección, donde ellos deberán defender veinte escaños”, añadió.

“Si no los acepta, no tendría muchos proyectos con los cuales hacer campaña. Así que de cualquier manera los demócratas están en control”, concluyó.

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eL presidente estadounid­ense, el día de las elecciones de medio término

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