Es complicada la crisis de la caravana en la frontera
San Diego – Hola desde la fila de enfrente de la crisis de la caravana. La frontera entre Estados Unidos y México está a tan sólo 17 millas de la Ciudad Más Bonita de Estados Unidos.
Así que, aquí están 17 observaciones:
Desde sus oficinas en Nueva York y Washington, los medios liberales de comunicación demostraron nuevamente lo poco que saben acerca de la inmigración, ya que algunos comentaristas afirmaron, después de la elección, que la caravana era una noticia falsa. Pero ya está aquí.
Los conservadores están ansiosos por descartar la idea de que esas personas que llegaron de Centroamérica están solicitando asilo y se alteran cada vez que uno de ellos dice en una entrevista que en realidad vienen a trabajar. ¿Recuerdan cuando los de la derecha acostumbraban a decir que querían inmigrantes para que trabajaran?
Cuando se llega a un país extranjero, hay que hacerlo con un poco de humildad. Muchos de los refugiados se han comportado de la mejor manera. Otros han lanzado piedras y les han aventado los botes de gas lacrimógeno con los que los rociaron a los agentes de la Patrulla Fronteriza. Nosotros ya tenemos la suficiente arrogancia, beligerancia y privilegios en Estados Unidos, no necesitamos importar más de esas cosas.
¿Quién sabía que los halcones en la frontera se podían distraer fácilmente con asuntos de poca importancia? Muchas personas están obsesionadas con el hecho de que muchos integrantes de la caravana no son mujeres ni niños sino hombres jóvenes. ¿Y eso qué? ¿Eso significa que tienen menos necesidad de buscar refugio?
No es buena idea que los defensores de los inmigrantes le resten importancia a los alegatos de que estuvieron lanzando piedras. Eso es un verdadero acto de violencia y una verdadera amenaza que durante años ha dado como resultado que los agentes de la Patrulla Fronteriza resultaran lesionados y en algunos casos quedaran permanentemente ciegos por culpa de los que cruzan la frontera.
No es productivo para las fuerzas antiinmigrantes que culpen a los padres de los migrantes por poner a sus hijos en peligro. Por el contrario, ¿quieren que sus hijos sean dañados o matados si se quedan en Honduras, Guatemala o El Salvador?
De acuerdo a los reportes de los medios de comunicación, existe un argumento en la Casa Blanca sobre si se debe permitir que las tropas de Estados Unidos que están en la frontera utilicen una “fuerza letal”. Los que se oponen son: la secretaria de Seguridad Interna Kirstjen Nielsen y su predecesor, el jefe de gabinete John Kelly. Esto es, personas que entienden la frontera.
La amenaza del presidente Trump de “cerrar la frontera” si México no controla a los centroamericanos que están al sur del Río Grande es una fanfarronada. No hay que olvidar que cerrar las casi 2 mil millas de frontera podría ser ilegal. Lo cierto es que no es posible.
Tampoco es práctico irse al otro extremo y mantener una frontera abierta. Agentes federales de inmigración tienen que detener a los que traten de tirar la puerta. Ése es su trabajo y deben sentirse libres de hacerlo.
Eso no significa que los agentes de la Patrulla Fronteriza no deben hacerse responsables de sus acciones. Tienen que hacerlo. El rociar a los migrantes con gas lacrimógeno, incluyendo a mujeres y niños, provocó asombro hace unas semanas en la frontera entre México y Guatemala. Y nuevamente está causando asombro lo que está sucediendo en la frontera entre Estados Unidos y México.
Los de la derecha enloquecieron cuando la representante electa Alexandria Ocasio Cortez, demócrata por Nueva York, dijo que buscar refugio “no era un delito” para los centroamericanos más de lo que fue para las “familias judías que huyeron de Alemania”. Ella no estaba haciendo comparaciones. Ella estaba diciendo algo importante: los estadounidenses pueden cambiar de parecer dependiendo de quién se trate.
Hablando de racistas, en todo lo que ellos se fijan es en el color. Como cuando Ron Colburn, presidente de la Fundación de la Patrulla Fronteriza, le comentó a Fox News que los agentes de la Patrulla Fronteriza estaban frenando a los migrantes con gas pimienta de una manera tan natural que “uno puede ponerle a los nachos y comérselos”.
La hostilidad que los centroamericanos están enfrentando en México no es racismo. Se trata de otros ismos – que no son nada mejor: elitismo y clasismo. Es preocupante que los mexicanos – que esperan ser tratados bien por sus vecinos del norte --- traten pésimo a sus vecinos del sur.
Tan mal como esta administración ha tratado a la inmigración, los demócratas no son la excepción. No tienen ideas, ni integridad ni credibilidad con los activistas que están a favor de los inmigrantes, tomando en cuenta que frecuentemente tratan de sobre-compensar las deportaciones y aplicación de la ley como si tuvieran que demostrar que no son débiles en lo referente a la seguridad fronteriza.
Al parecer, existe un verdadero acuerdo entre Estados Unidos y México para que éste último país albergue a las personas que buscan asilo en su lado de la frontera mientras son consideradas sus solicitudes por Estados Unidos. Ésa no es una solución. Es tan sólo una manera de crear más problemas.
La foto de una niña pequeña de la caravana, sonriendo y ondeando una bandera estadounidense teniendo como fondo unas tiendas de campaña improvisadas es inquietante y a la vez poético. ¿Es a esas personas a las que se supone debemos temer?
Muchas de esas personas son exactamente el tipo que queremos en este país: gente valiente que saben tomar riesgos y que caminan cientos de millas y que literalmente se arrastran por debajo de alambre de púas para probar lo que muchos estadounidenses nativos dan por hecho.
Este es un problema complicado – y recurrente. ¿Por qué la gente de Centroamérica sigue viniendo a Estados Unidos? Porque durante años los hemos contratado a ellos y a sus familiares. Vienen porque conocen el camino.