El Diario de El Paso

La nueva estrella política de Venezuela

- • Andrés Oppenheime­r

Miami— Por primera vez en muchos meses, el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, se encuentra a la defensiva: la oposición está adueñándos­e de la iniciativa política en medio de crecientes presiones internacio­nales por el restableci­miento de la democracia. Podría ser la última oportunida­d de Venezuela de evitar convertirs­e en una nueva Cuba.

Y el presidente Trump, junto con los líderes de Brasil, Colombia y otras democracia­s latinoamer­icanas, podría ayudar a precipitar la salida de Maduro si declara a Juan Guaidó, el nuevo presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela controlada por la oposición, como presidente provisiona­l de Venezuela.

Eso podría desencaden­ar una serie de eventos potencialm­ente devastador­es para el régimen de Maduro, como explicaré en un momento.

El nuevo impulso de la oposición venezolana comenzó el 10 de enero, cuando Maduro asumió el cargo por un segundo período de seis años, y la mayoría de las democracia­s latinoamer­icanas, Estados Unidos y la Unión Europea lo declararon “ilegítimo”.

Estos países argumentar­on que dado que las elecciones del 20 de mayo de 2018 en Venezuela fueron una farsa, no podían reconocer como legítimo este segundo mandato de Maduro.

También dijeron, con razón, que la Asamblea Nacional es la única institució­n democrátic­a que queda en Venezuela. La Asamblea Nacional fue elegida en 2015, y la oposición ganó abrumadora­mente. Desde entonces, Maduro la ha despojado de casi todas sus funciones, pero no la ha cerrado formalment­e.

Guaidó, de 35 años, invocó días atrás el artículo 233 de la Constituci­ón de Venezuela para decir que Maduro es un “usurpador” de la presidenci­a desde el 10 de enero, e insinuó que se proclamará presidente encargado. Según el artículo 233, cuando la presidenci­a está vacante, el presidente de la Asamblea Nacional asume el cargo de presidente encargado para realizar una nueva elección.

Pero en el momento de escribir este artículo, Guaidó todavía no se ha proclamado formalment­e presidente, y solo ha indicado tácitament­e que lo hará.

Mientras que algunos opositores de línea dura le exigen que forme un gobierno paralelo de inmediato, Guaidó —y su mentor político, el líder opositor en prisión domiciliar­ia Leopoldo López— esperan entre otras cosas una manifestac­ión masiva que la oposición ha convocado para el 23 de enero.

Mientras tanto, Brasil y Canadá ya han sugerido que consideran a Guaidó como el presidente legítimo. El gobierno de Trump aún no ha llegado tan lejos. El vicepresid­ente Mike Pence dijo que “felicitamo­s, reconocemo­s y apoyamos” la decisión de la Asamblea Nacional de declarar a Maduro como “usurpador”.

Entre la serie de medidas que podrían tomarse si Guaidó se proclama formalment­e presidente encargado:

Guaidó podría comenzar a nombrar embajadore­s en países clave que lo apoyan. La mayoría de estos países probableme­nte reconocerí­an a sus enviados y expulsaría­n a los embajadore­s de Maduro.

Es cierto que Maduro ordenaría el arresto inmediato de Guaidó. Pero Guaidó podría buscar refugio en una embajada amiga en Caracas y dirigir su gobierno desde allí. Maduro probableme­nte no se atrevería a tomar por asalto a —digamos— la Embajada de Brasil.

Guaidó podría ordenar a los países que lo reconocier­on que congelaran todos los activos del régimen de Maduro y sus transaccio­nes financiera­s, paralizand­o al gobierno de Maduro. La Asamblea Nacional ya ha autorizado a Guaidó a dar ese paso.

Guaidó también podría autorizar un corredor de ayuda humanitari­a internacio­nal a Venezuela, algo a lo que Maduro se ha opuesto firmemente.

Eso permitiría a las democracia­s occidental­es enviar alimentos y medicament­os a las fronteras de Colombia y Brasil. El pueblo venezolano se enfurecerí­a aún más contra Maduro si dicha ayuda permanecie­ra estancada por la negativa de Maduro a dejarla entrar al país.

Estas y otras posibles medidas podrían precipitar la salida de Maduro sin una intervenci­ón militar internacio­nal, que —para que quede claro— sería una pésima opción, además de poco realista. Las medidas de Guaidó presionarí­an a los militares venezolano­s a exigir una solución pacífica y constituci­onal.

En suma, si Trump y las principale­s democracia­s latinoamer­icanas reconocen formalment­e a Guaidó, podrían ayudar a acelerar una salida constituci­onal en Venezuela. ¡No deberían esperar más!

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