Corrompe narco a oficiales de EU
Juicio de ‘El Chapo’ resaltó corrupción mexicana… pero también ocurre en Texas
McAllen, Texas— Al ex presidente de México se le acusó de recibir un soborno de ‘El Chapo’ por 100 millones de dólares. Un ex comisario del Sur de Texas recibió mucho menos de ‘El Gallo’: aproximadamente 100 mil dólares.
‘El Gallo’ –Tomás Reyes González, un narcotraficante que se encuentra en un penal federal– entregó el dinero al ex alguacil del Condado Hidalgo, Guadalupe Treviño, para su campaña de reelección. Otro ex comisario del Condado Hidalgo recibió sobornos destinados a permitir que un narcotraficante tuviera visitas conyugales en la Cárcel del Condado. Y otro ex alguacil del contiguo Condado Cameron protegió y colaboró con traficantes de cocaína, siendo en la actualidad el interno federal No. 51689-179.
El proceso del capo mexicano conocido como ‘El Chapo’ –Joaquín Guzmán Loera– arrojó luz sobre la influencia que los narcotraficantes y su dinero tienen sobre la Policía y los políticos en México.
Pero la corrupción y el dinero también fluyen del lado estadounidense de la frontera. Treviño y otros ex policías del Sur de Texas son sólo una muestra.
McAllen, Texas— Hoy en día continúa la corrupción que acabó con esos tres comisionarios fronterizos en 1994, el 2005 y el 2019. El mes próximo será juzgado el exjefe policiaco de la ciudad de La Joya, luego de que se le fincaran cargos por drogas y las autoridades federales lo acusaran de ayudar a una organización de narcotráfico a trasladar estupefacientes cuando fungía como sargento policiaco en Progreso, Texas.
A partir de los años 90 en la frontera surponiente de Estados Unidos se han levantado cargos de corrupción relacionada con drogas a más de 100 funcionarios policiacos locales, estatales y federales. En una sola corporación, la Patrulla Fronteriza, funcionarios señalaron que entre los años fiscales 2005 y 2017 se arrestó o se fincó cargos por corrupción a 77 empleados.
En el Valle del Río Bravo, en Texas, el dinero de la droga mantiene una callada pero innegable presencia. Resulta evidente no sólo en los escándalos de corrupción, sino en la vida cotidiana, pues las utilidades ilegales del narcotráfico van a dar tanto al comercio ilícito como a la economía informal. Los distribuidores de drogas y sus colaboradores van al Valle a comprar vehículos de lujo, construir mansiones fuertemente protegidas, disfrutar de la vida nocturna en las ciudades de McAllen y Brownsville y apostar efectivo en los populares pero ilegales casinos con maquinitas tragamonedas.
W.F. Strong, profesor de comunicaciones en la Universidad de Texas en el Valle del Río Grande, en Brownsville, quien radica desde hace 30 años en la región, calificó el dinero procedente de la droga como el aceite multiusos del Valle. “Es el aceite que hace que funcione la maquinaria, en todo tipo de maneras que no comprendemos por completo”, dijo Strong.
Nadie sabe exactamente qué tanto de dicho aceite está lubricando la economía.
Economía clandestina
Hay una economía clandestina que se alimenta de los ingresos por las drogas”, dijo Will R. Glaspy, el agente especial a cargo de la división de Houston de la Administración de Control de Drogas (DEA), que incluye el Valle del Río Grande. “Usted ve dinero de las drogas que se está utilizando para iniciar negocios, impulsar negocios. Usted tiene negocios legítimos que sin saberlo están siendo apoyados por el dinero de las drogas ilegales. No puedo ponerle una cifra en dólares, y no la limitaré solo al Valle del Río Grande. Sucede en Houston. Sucede en san Antonio. Sucede en muchas de nuestras comunidades fronterizas”.
Dicha actividad no lleva a batallas con carteles en estacionamientos o violencia callejera al azar. En general, los residentes del Valle se sienten seguros y seguros, ya que disfrutan de la luz del sol durante todo el año bajo las palmeras en las ciudades de baja delincuencia. McAllen tuvo cero asesinatos en 2018, menos de siete en 2017. Brownsville tuvo dos homicidios en 2018, menos de seis en 2017.
Lugar seguro
El congresista de Brownsville, el representante Filemon B. Vela Jr., está tan preocupado por el robo que guarda sus llaves en su vehículo. Para demostrar su punto, después de una entrevista reciente en un café cerca del palacio de justicia federal que lleva el nombre de su padre, Vela caminó hacia el estacionamiento, abrió la puerta de su minivan y mostró las llaves en una bandeja junto al porta-tazas.
Muchos residentes y funcionarios dudan incluso en discutir la presencia de dinero proveniente de las drogas, temiendo que perpetúe la falsa narrativa de que las ciudades fronterizas son lugares caóticos y violentos, una imagen que es una fuente de gran frustración para muchos residentes locales. Dijeron que la corrupción pública en las ciudades fronterizas de Texas no era diferente de la corrupción pública en otras partes del país. (The New York Times)