Beto O’Rourke: marcado por la valla fronteriza
Cuando Donald Trump visitó la ciudad natal de Beto O’Rourke para presentar sus argumentos de que levantar un muro en la frontera sur hace de Estados Unidos un país más seguro, el ex congresista demócrata y posible aspirante a la presidencia en 2020 estaba preparado.
Mientras el presidente convocaba a sus simpatizantes a llenar una arena de El Paso, O’Rourke ayudó a encabezar a miles de personas en una protesta que rebasó el cercado con alambre de púas que divide a El Paso de Ciudad Juárez, México.
Claramente, O’Rourke espera convertir su experiencia personal con la frontera en una de sus principales virtudes en una posible contienda presidencial: y la disputa por obtener miles de millones de dólares para nuevas construcciones fronterizas bien podría moldear la campaña 2020.
Debilidad
Pero la historia de O’Rourke con las barreras que rodean el Río Grande desde que él era un niño podría también ser una de sus principales debilidades.
Conforme la campaña 2020 empieza a moldearse, otros demócratas de alto rango pueden expresar su oposición al llamado de Trump por construir muros más grandes como un asunto mucho más directo: con argumentos de que muestra una intolerancia, una sensación antiinmigrante o incluso racial.
Pero el historial de O’Rourke con los muros fronterizos es complicado. En marzo pasado respaldó un paquete de gastos al que se opusieron otros aspirantes demócratas y que incluía 1.6 billones de dólares para la construcción de un muro fronterizo en el Valle del Río Grande, en Texas. Oculto en el paquete había 44.5 millones de dólares para la reparación de cercados existentes en otras partes, incluyendo El Paso.
Posteriormente O’Rourke explicó su voto como una concesión para obtener la aprobación de otra propuesta que respaldó, de expandir el acceso para atención de salud mental para los veteranos de guerra que no fueron dados de baja con honores. Pero sus acciones fueron criticadas por aquellos que conocen mejor la frontera. Scott
Nichol, copresidente del equipo Borderlands de Sierra
Club, dijo que fueron “muy decepcionantes”.
“Las cosas que han dicho han sido muy acertadas”, comentó Nicol. “El siguiente paso es qué hacer con eso”.
La postura matizada de O’Rourke respecto a las divisiones fronterizas, por momentos ha estado dispuesto a utilizarlas como moneda de cambio, podría ser políticamente inusual en una campaña nacional, pero es algo común en El Paso. Aquí, muchas personas aceptan las decenas de kilómetros de barreras existentes como parte de la vida, oponiéndose principalmente a aquellas estructuras invasivas que semejan una zona de guerra.
“Las personas en El Paso viven con la frontera y las ambigüedades y contradicciones de la frontera”, dijo Josiah Heyman, director del Centro de Estudios Interamericanos y Fronterizos de la Universidad de Texas en El Paso.
Pocos estadounidenses tienen una mejor idea de lo que es vivir con una valla afronteriza, como Beto O’Rourke