¿Por qué el incremento en el salario es tan débil?
Washington— Después de corregir el efecto de la inflación, el incremento en el salario sigue siendo poco. En abril, los ingresos promedio semanales para los trabajadores que no están supeditados a supervisión aumentaron en un 3 por ciento respecto al año anterior, siendo de 785.55 dólares.
Sin embargo, los precios, que son medidos a través del índice de precios al consumidor aumentaron en un 2 por ciento. Tomando en cuenta que la economía se ha estado expandiendo durante casi una década completa –lo cual establecerá un récord si continúa hasta el mes de junio– eso es desconcertante, aun cuando se permita que esos salarios crezcan más rápido en la parte superior que en medio.
Abundan teorías para explicar el comportamiento del salario. Los trabajadores promedio, según se dice, recuerdan la ferocidad de la recesión de 2007-2009 y se sienten más reticentes a obtener salarios más altos y dejar sus trabajos actuales.
Por razones similares, los empleadores se resisten a los grandes salarios, ya que quieren mantener la competitividad si sucede otra recesión. Ambos están dispuestos a negociar una mayor seguridad en los empleos a cambio de un pago ligeramente más bajo.
Otras teorías culpan del ligero crecimiento en el salario a los cambios en el mercado laboral. El descenso de los sindicatos –un fenómeno que se extiende hasta los años 1960– ha debilitado el poder de negociación de los trabajadores.
La globalización ha tenido el mismo efecto, debido a que la producción de muchas industrias puede ser movida al extranjero en donde los salarios son más bajos. China es un ejemplo obvio.
El débil aumento en la productividad amplifica este efecto. A largo plazo, un fuerte aumento en la productividad sería la fuente de salarios más altos. Del 2010 al 2017, el incremento anual en la productividad promedio fue de sólo un 0.5 por ciento, de acuerdo al Buró de Estadísticas Laborales.
Esto se compara con el promedio del 2 por ciento posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Un avance más lento en la productividad significa un incremento más pequeño en la compensación laboral para la mayoría de los empleados.
Actualmente tenemos una nueva teoría del Instituto Global McKinsey, la división que se dedica a la investigación de la empresa consultora McKinsey. Desde hace tiempo se sabe que la parte laboral del ingreso nacional, es decir el producto interno bruto, ha estado disminuyendo.
En 1947, la parte laboral fue el 65.4 por ciento del Producto Interno Bruto, en el 2016 fue del 56.7 por ciento. Esas cifras incluyen todas las formas de compensación laboral: salarios y márgenes de beneficios.
Sin embargo, los ingresos de capital –que es el ingreso que corresponde a los accionistas, dueños de negocios y demás inversionistas– aumentó del 34.6 al 43.3 por ciento.
Lo preocupante es que los tres trimestres en los que ha habido este cambio ha ocurrido desde el año 2000. Nuevamente, se ha tenido conocimiento de esas tendencias. Sin embargo, McKinsey fue un paso más adelante. Estimó qué parte del incremento de los ingresos de capital explican los deslustrados incrementos en los salarios medios.
La respuesta fue de aproximadamente una cuarta parte. Ése es el impacto que tuvo el cambio de la mano de obra a los ingresos de capital. El resto de la disminución en los salarios refleja un pésimo crecimiento en la productividad, la eficiencia en general y la tendencia de altos ingresos y salarios que crecen más rápido que los salarios medianos.
Si la distribución entre la mano de obra y los ingresos de capital han permanecido sin cambio desde 1998, el trabajador estadounidense promedio podría recibir 4 mil dólares de pago anual extra, de acuerdo a los cálculos de McKinsey.
Aunque esta es una conclusión sorprendente, no explica automáticamente por qué sucedió o cómo podría ser aprovechada para incrementar los ingresos de los hogares.
Una causa aparente del incremento en el capital es el crecimiento de algunas empresas bien conocidas que han tenido ganancias fenomenales. Por ejemplo; Facebook reportó 22 billones de dólares en el 2018 después de impuestos; el total de Apple fue de 60 billones de dólares.
A través de una variedad de canales, las utilidades considerables han impulsado los ingresos de capital a nivel nacional.
Esa tendencia es aparente en otros países –por decir, Alemania y España.
Será tentador gravar algunas de esas crecientes ganancias. Cualquier cosa que esto provoque, probablemente no dará como resultado ingresos más altos para la mayoría de los estadounidenses de clase media.
La clave para incrementar los ingresos, como siempre, es mejorar la productividad, aunque como lo reconoce McKinsey, es más fácil decirlo que hacerlo.