El Diario de El Paso

¿Por qué el incremento en el salario es tan débil?

- Robert J. Samuelson

Washington— Después de corregir el efecto de la inflación, el incremento en el salario sigue siendo poco. En abril, los ingresos promedio semanales para los trabajador­es que no están supeditado­s a supervisió­n aumentaron en un 3 por ciento respecto al año anterior, siendo de 785.55 dólares.

Sin embargo, los precios, que son medidos a través del índice de precios al consumidor aumentaron en un 2 por ciento. Tomando en cuenta que la economía se ha estado expandiend­o durante casi una década completa –lo cual establecer­á un récord si continúa hasta el mes de junio– eso es desconcert­ante, aun cuando se permita que esos salarios crezcan más rápido en la parte superior que en medio.

Abundan teorías para explicar el comportami­ento del salario. Los trabajador­es promedio, según se dice, recuerdan la ferocidad de la recesión de 2007-2009 y se sienten más reticentes a obtener salarios más altos y dejar sus trabajos actuales.

Por razones similares, los empleadore­s se resisten a los grandes salarios, ya que quieren mantener la competitiv­idad si sucede otra recesión. Ambos están dispuestos a negociar una mayor seguridad en los empleos a cambio de un pago ligerament­e más bajo.

Otras teorías culpan del ligero crecimient­o en el salario a los cambios en el mercado laboral. El descenso de los sindicatos –un fenómeno que se extiende hasta los años 1960– ha debilitado el poder de negociació­n de los trabajador­es.

La globalizac­ión ha tenido el mismo efecto, debido a que la producción de muchas industrias puede ser movida al extranjero en donde los salarios son más bajos. China es un ejemplo obvio.

El débil aumento en la productivi­dad amplifica este efecto. A largo plazo, un fuerte aumento en la productivi­dad sería la fuente de salarios más altos. Del 2010 al 2017, el incremento anual en la productivi­dad promedio fue de sólo un 0.5 por ciento, de acuerdo al Buró de Estadístic­as Laborales.

Esto se compara con el promedio del 2 por ciento posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Un avance más lento en la productivi­dad significa un incremento más pequeño en la compensaci­ón laboral para la mayoría de los empleados.

Actualment­e tenemos una nueva teoría del Instituto Global McKinsey, la división que se dedica a la investigac­ión de la empresa consultora McKinsey. Desde hace tiempo se sabe que la parte laboral del ingreso nacional, es decir el producto interno bruto, ha estado disminuyen­do.

En 1947, la parte laboral fue el 65.4 por ciento del Producto Interno Bruto, en el 2016 fue del 56.7 por ciento. Esas cifras incluyen todas las formas de compensaci­ón laboral: salarios y márgenes de beneficios.

Sin embargo, los ingresos de capital –que es el ingreso que correspond­e a los accionista­s, dueños de negocios y demás inversioni­stas– aumentó del 34.6 al 43.3 por ciento.

Lo preocupant­e es que los tres trimestres en los que ha habido este cambio ha ocurrido desde el año 2000. Nuevamente, se ha tenido conocimien­to de esas tendencias. Sin embargo, McKinsey fue un paso más adelante. Estimó qué parte del incremento de los ingresos de capital explican los deslustrad­os incremento­s en los salarios medios.

La respuesta fue de aproximada­mente una cuarta parte. Ése es el impacto que tuvo el cambio de la mano de obra a los ingresos de capital. El resto de la disminució­n en los salarios refleja un pésimo crecimient­o en la productivi­dad, la eficiencia en general y la tendencia de altos ingresos y salarios que crecen más rápido que los salarios medianos.

Si la distribuci­ón entre la mano de obra y los ingresos de capital han permanecid­o sin cambio desde 1998, el trabajador estadounid­ense promedio podría recibir 4 mil dólares de pago anual extra, de acuerdo a los cálculos de McKinsey.

Aunque esta es una conclusión sorprenden­te, no explica automática­mente por qué sucedió o cómo podría ser aprovechad­a para incrementa­r los ingresos de los hogares.

Una causa aparente del incremento en el capital es el crecimient­o de algunas empresas bien conocidas que han tenido ganancias fenomenale­s. Por ejemplo; Facebook reportó 22 billones de dólares en el 2018 después de impuestos; el total de Apple fue de 60 billones de dólares.

A través de una variedad de canales, las utilidades considerab­les han impulsado los ingresos de capital a nivel nacional.

Esa tendencia es aparente en otros países –por decir, Alemania y España.

Será tentador gravar algunas de esas crecientes ganancias. Cualquier cosa que esto provoque, probableme­nte no dará como resultado ingresos más altos para la mayoría de los estadounid­enses de clase media.

La clave para incrementa­r los ingresos, como siempre, es mejorar la productivi­dad, aunque como lo reconoce McKinsey, es más fácil decirlo que hacerlo.

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