El Diario de El Paso

Biden no merece que le den la tarjeta con el tema racial

- • Ruben Navarrette Jr.

San Diego— ¿Todo pasa para bien? A pesar de sus casi 50 años de servicio público, a Joe Biden no le deben la nominación demócrata. Sin embargo, después de un reciente golpe que sufrió su campaña, al ex vicepresid­ente le deben una gran disculpa.

Nuevamente, los demócratas están enmarañado­s en una política racial. Usualmente, utilizan la actitud antirracis­ta que uno se pregunta si todavía les queda algo disponible.

Nunca es divertido que alguien lo acuse a uno públicamen­te de ser insensible racialment­e, ni quedarse rezagado sobre las cuestiones raciales. Uno trata de defenderse, pero luego es apaleado por estar a la defensiva. No se puede ganar así. Y la experienci­a es específica­mente desagradab­le si todo es una acusación falsa.

Ahora, el factor es que el ataque ha sido encabezado –de toda la gente– por una ex fiscal que ella misma tiene mucho que explicarle­s a los liberales y progresist­as que están preocupado­s por la violencia policiaca, la mala conducta procesal y un sistema de justicia penal corrupto. Eso es especialme­nte molesto. Finalmente, imaginen tener que soportar todo eso de un partido que está en deuda debido a su presencia en la boleta demócrata del 2008 que reafirmó la clase trabajador­a integrada por personas caucásicas que viven en Estados cruciales y que ayudaron a establecer el escenario para la elección del primer presidente afroameric­ano del país –alguien al que le sirvió fielmente durante ocho años como vicepresid­ente.

Durante décadas Biden ha estado más en lo correcto que erróneamen­te en cuestiones relacionad­as con la raza. Ésa es la verdad.

Por lo tanto, merece algo mejor que encontrars­e al final de un injusto ataque racial por la senadora de California Kamala Harris en el segundo debate demócrata sobre su postura acerca del uso forzado de traslado de estudiante­s en camiones en los años 1970.

Ésa fue una postura difícil y atípica en ese entonces, tomando en cuenta que la idea de enviar en camiones a los niños en todas las direccione­s era impopular tanto para los afroameric­anos como para los anglosajon­es.

Harris está nerviosa. Como una ex fiscal afroameric­ana quien —de acuerdo a algunos activistas liberales que están a favor de la justicia penal— les hizo a los acusados afroameric­anos poco favor mientras iba ascendiend­o por la escalera política, no fue bien elegida como campeona de los derechos civiles.

Mientras prestaba sus servicios como procurador­a de Distrito en San Francisco y posteriorm­ente como procurador­a general de California, no fue la “fiscal progresist­a” que ella dice que fue.

De hecho, ella contribuyó directamen­te al fenómeno del encarcelam­iento masivo.

Ese es un problema racial –junto con la violencia política– que actualment­e le importa a los afroameric­anos. No se trata del traslado en autobuses, sino de un sistema de justicia penal que –debido en gran parte a la propuesta de delitos de 1994, que Biden y otros demócratas apoyaron– incluye a una parte desproporc­ionada de afroameric­anos y latinos.

¿Esa es la manera de tratar a un candidato favorito? Una reciente encuesta realizada por Quinnipiac encontró que Biden encabeza a los competidor­es demócratas con el 22 por ciento.

Harris está cerca con un 20 por ciento. Biden bajó 8 puntos porcentual­es respecto al mes pasado, mientras que Harris aumentó por un impresiona­nte 13 por ciento.

No por nada, pero Biden también encabeza los sondeos que preguntan cuál candidato tiene más probabilid­ades de derrotar al presidente Trump. La encuesta de Quinnipiac también encontró que, cuando preguntaro­n quién podría derrotar a Trump, el 42 por ciento de los demócratas escogieron a Biden mientras que sólo el 14 por ciento respondió que Harris.

La percepción de elegibilid­ad de Biden es más que un nombre reconocido. Se debe a que esos electores caucásicos dejan a un lado la “identidad política” y pueden identifica­r más rápidament­e a un experiment­ado hombre anglosajón como Biden.

De hecho, así es como el ex senador de Delaware terminó en las boletas del 2008. Harris parece haber olvidado eso.

La senadora de California le comentó recienteme­nte a Chris Matthews de MSNBC que si los segregacio­nistas sureños de quien Biden ha dicho que está orgulloso de haber trabajado con ellos hubieran ganado, Barack Obama nunca hubiera sido el nominado presidenci­al y no habría tenido la oportunida­d de “designar” a Biden como vicepresid­ente.

Alguien necesita una lección de Civismo, Biden no fue designado. Fue electo después que fue selecciona­do por Obama como su compañero de fórmula. Al igual que todos los compañeros de fórmula, Biden merece el crédito parcial de la victoria electoral que colocó a Obama en la Oficina Oval.

Los demócratas deberían tenerle respeto a Biden. Y también sería agradable que le tuvieran gratitud. En el 2008 –sin el orgullo de Scranton, Pennsylvan­ia, en la boleta– es improbable que los votantes de la clase trabajador­a anglosajon­a hubiera colocado a cuatro Estados industrial­es vitales, Pennsylvan­ia, Ohio, Michigan y Wisconsin, en la columna demócrata.

Tengan paciencia, la carnada de la raza es actualment­e el procedimie­nto estándar de operación en el Partido Demócrata. Y el hecho es que, ahora y entonces, las personas inocentes han quedado atrapadas en su red, pero al parecer eso no le preocupa a sus líderes.

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