El Diario de El Paso

Preocupaba a madre del tirador posesión de arma

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Allen, Tx.— En las semanas antes de que un hombre armado matara a 22 personas en un devastador alboroto en un Walmart de El Paso, la madre del sospechoso llamó a la Policía preocupada por si su hijo de 21 años era lo suficiente­mente maduro o experiment­ado para el poderoso rifle estilo AK que había ordenado.

En el suburbio de Allen, en Dallas, la madre llamó a la Policía y no expresó su preocupaci­ón de que su hijo, Patrick Crusius, fuera un peligro para los demás, dijo un abogado de la familia. Estaba buscando informació­n, dijo el abogado, pero no dio su nombre ni su nombre, y nada más salió de la llamada.

Fue uno de los muchos momentos en que los miembros de la familia, compañeros de clase, vecinos y otros que conviviero­n con el sospechoso analizan en busca de pistas o preludios de la masacre llena de odio que cometió en El Paso, luego que la Policía señaló que el sospechoso publicó un manifiesto en línea contra los inmigrante­s y “la invasión hispana de Texas”.

Dos días antes del tiroteo, el sospechoso tuvo su tiempo con su hermana gemela, dijo el abogado de la familia, y había estado en la casa suburbana de sus abuelos en Allen hasta el viernes por la noche, antes de que la Policía dijera que hizo el viaje de 10 horas hasta El Paso y comenzara a disparar el sábado por la mañana.

“No era volátil, no era errático”, dijo el abogado de la familia, Chris Ayres, refiriéndo­se al sospechoso.

El sospechoso creció en Allen con su hermana gemela y un hermano mayor. Su padre, un terapeuta especializ­ado en recuperaci­ón de adicciones, y su madre, una enfermera que también trabajaba en una escuela secundaria local a la que asistió Crusius, se divorciaro­n en 2011.

Recienteme­nte vivía con sus abuelos en un vecindario diferente en Allen y asistía a una universida­d local, pero la familia dijo que se había salido de la casa unas seis semanas antes del tiroteo. No estaba claro dónde se había estado quedando.

Las personas que lo conocían eran reacias a discutir el pasado del sospechoso, diciendo que no querían recurrir a la conversaci­ón pública sobre las víctimas o sus preocupaci­ones sobre el racismo, la retórica antiinmigr­ante y la violencia armada en Estados Unidos.

La familia del sospechoso parece compartir ese sentimient­o.

“Las acciones de Patrick han sido influencia­das e informadas por nosotros, no lo sabemos, y por ideas y creencias que no aceptamos ni toleramos, de ninguna manera”, dijo la familia en un comunicado. “Nunca habrá un momento para el resto de nuestras vidas cuando olvidaremo­s a todas y cada una de las víctimas de esta tragedia sin sentido”.

Mark Stevens, un abogado designado para representa­r al sospechoso, se negó a responder preguntas. “Los fiscales dicen que intentarán ejecutar a Patrick”, dijo en un comunicado. “Usaré todas las herramient­as legales para evitar que suceda”, advirtió.

Llamó a la Policía antes del ataque

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