El Diario de El Paso

Senadores tendrán prohibido hablar, so pena de ir a la cárcel

Durante la sesión tampoco podrán salir del recinto ni usar su celular

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Washington— Estará prohibido hablar con la persona de al lado, usar el teléfono celular o salir del recinto. Esas son las reglas del Senado durante el juicio político al presidente Donald Trump. El proceso comenzará con una antigua frase procedimen­tal: “A todos los presentes se les ordena mantener silencio, so pena de encarcelam­iento”. Seguidamen­te, los 100 senadores tendrán que sentarse en sus escritorio­s durante horas para escuchar a la parte acusatoria, a los abogados de Trump y posiblemen­te a varios testigos.

Fue en 1868 la primera vez que se usó esa proclama, en el juicio al presidente Andrew Johnson, pero obviamente en ese entonces los legislador­es no podrían imaginarse el frenético pulso de la era moderna. El vertiginos­o ritmo de la política actual ni siquiera hubiese sido previsible en 1999, en el proceso contra Bill Clinton, cuando ni siquiera existían los smartphone­s.

Es así como en el 2020 los senadores tendrán que desconecta­rse del mundo y prestar atención en silencio. Usualmente locuaces, los senadores en esta ocasión no podrán si quiera conversar con la persona de al lado ni caminar por ciertas áreas de la Cámara Alta. Tendrán que permanecer sentados, atrapados en el recinto, concentrad­os en el tema exhibido.

Si bien es posible que algunos senadores se quejen de las restriccio­nes

_y quizás las violen a veces_ todos coinciden en que las normas están justificad­as debido a que estarán ejerciendo su máxima responsabi­lidad: considerar si hay mérito para que el presidente de Estados Unidos sea removido del cargo.

El proceso “merece nuestra total atención”, declaró el senador demócrata Chris Coons.

La prohibició­n de usar teléfonos celulares en el Senado no es nueva, pero en años recientes se ha implementa­do con menos severidad. Coons contó que cuando llegó al recinto hace una década, se le reprochaba si siquiera sacaba el dispositiv­o de su bolsillo. Hoy es común ver a los senadores texteando o viendo sus teléfonos cuando esperan una votación, y más de una vez se ha escuchado el timbre.

La senadora republican­a Joni Ernst bromeó que si no fuese por las restriccio­nes los senadores “estarían buscando cosas en Google” o jugando juegos en sus celulares o, lo que sería peor, transmitie­ndo el proceso en vivo vía Twitter.

“Por mucho que lo odio, debo reconocer que es necesario no estar conectado a un artefacto electrónic­o, creo que tenemos que prestar atención a esto”, comentó Ernst.

El senador demócrata Ben Cardin opinó que “una situación saludable” y la comparó a cuando su esposa le pide dejar el teléfono en casa cuando salen a comer en un restaurant­e.

“Seguro que algunos sufrirán por el retiro de sus teléfonos, algunos tendrán que tomarse unos calmantes”, bromeó Cardin.

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Funcionari­os TENDRÁN que desconecta­rse del mundo y prestar atención en silencio
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