El Diario de El Paso

LA HORA DE LA VERDAD

Con los caucus de Iowa, inicia hoy selección de candidato presidenci­al demócrata

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Washington— La campaña presidenci­al del 2020 comenzó hace más de un año, y ha sido un torbellino de ayuntamien­tos demócratas, debates de candidatos, dimes y diretes, llamamient­os de recaudació­n de fondos, disputas de Twitter y un sin fin de editoriali­stas –todos compitiend­o por la atención contra la presencia dominante del presidente Donald Trump. Lo que queda por delante podría ser una temporada política como ninguna otra.

Después de todos los preliminar­es del 2019, los votantes finalmente comenzarán a hablar en Iowa hoy por la noche, en los comités electorale­s de ese estado. Las primarias de New Hampshire llegarán ocho días después, seguidas en febrero por las asambleas en Nevada y las primarias en Carolina del Sur.

A partir de ahí, la contienda por la nominación demócrata se desplegará inmediatam­ente por todo el país en una serie rápida de primarias y asambleas que podrían aclarar a fines de marzo la identidad del probable candidato demócrata, o presagiar una pelea potencialm­ente desgarrado­ra entre dos o más candidatos hasta la convención nacional de julio en Milwaukee.

A la espera de una batalla épica

Cuando sea que los demócratas finalmente elijan a su nominado, esa persona participar­á en una contienda de elección general que Trump y su campaña de reelección han estado librando casi desde el momento en que el presidente prestó juramento hace tres años. La maquinaria de Trump es probableme­nte la mejor financiada en la historia y, según la evaluación de algunos estrategas demócratas, podría ser la campaña presidenci­al más sofisticad­a que hayan enfrentado.

La elección general del 3 de noviembre es vista por muchos votantes, independie­ntemente de su lealtad a un partido o ideología, como la más importante de sus vidas. La presidenci­a de Trump ha sido una de controvers­ia y división desde el principio, una que ha polarizado aún más a un país ya dividido.

Las evaluacion­es de lo que significa su Presidenci­a para el futuro anulan casi todo–la economía es un comodín– en determinar cómo votará la gente.

La campaña del 2020 es única en muchos sentidos: el número de candidatos que ha buscado la nominación demócrata; la creciente dependenci­a en las donaciones de pocos dólares provenient­es de su base de militantes; un calendario de primarias que no dará una pausa a los candidatos hasta finales de marzo; una elección general que podría tener menos campos de batalla verdaderos que nunca.

Ir por reelección pese juicio político

El año también marcará la primera vez en la historia de la nación que un presidente acusado buscará la reelección, suponiendo que el Senado absuelva a Trump al final del juicio que ahora está en marcha. Dos veces antes, los presidente­s fueron acusados pero no condenados: Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998. Ninguno de los dos estaba en la boleta presidenci­al en las elecciones generales posteriore­s. Trump será el primero en tratar de convertir la mancha del juicio político en un activo político para ganar un segundo mandato.

Los demócratas esperan que el deseo de expulsar a Trump del cargo se convierta en el ungüento que repare las heridas persistent­es después de su concurso de nominacion­es.

Mientras los demócratas se disputan la nominación, la campaña de Trump operará en una vía separada, libre de cualquier desafío serio para la nominación y centrada en las elecciones generales. Pero estará en la cara de los demócratas en cada oportunida­d, ya sea a través de comentario­s de Twitter sobre sus rivales potenciale­s o con manifestac­iones en cada estado.

Estará en la boleta electoral de las asambleas en Iowa la misma noche en que los demócratas celebran sus asambleas, y se planea un mitin en Des Moines el jueves antes de la votación. Otro mitin está programado para Manchester la noche antes de las primarias de New Hampshire.

Trump tiene aspirantes a la nominación –entre ellos el ex gobernador de Massachuse­tts Bill Weld y el ex congresist­a Joe Walsh de Illinois– pero su control sobre el Partido Republican­o es tan fuerte que es libre de ignorarlos.

Importanci­a de Iowa y New Hampshire

Iowa y New Hampshire comienzan el año en medio de una controvers­ia recurrente sobre el papel que juegan estos dos estados pequeños y predominan­temente anglosajon­es en la selección de los nominados presidenci­ales. Ese debate continuará mucho más allá de este año electoral. Por ahora, los candidatos saben que el calendario es fijo y que los resultados del lunes en Iowa y el 11 de febrero en New Hampshire darán forma al futuro.

Los últimos cuatro ganadores demócratas de las asambleas de Iowa –Al Gore (2000), John F. Kerry (2004), Barack Obama (2008) y Hillary Clinton (2016)– todos obtuvieron la nominación. Desde 1976, solo ha habido dos casos en que el demócrata que lideró los comités no se convirtió en el candidato demócrata, el último ocurrió en 1992 cuando nadie compitió contra el favorito Tom Harkin. Es por eso que el campo récord de candidatos demócratas ha gastado tanto tiempo, dinero y esfuerzos de organizaci­ón enfocados en conseguir el voto de lo que será una fracción de la población de Iowa.

La mayor participac­ión en las asambleas demócratas en Iowa fue de 240 mil en el 2008, cuando Obama y Clinton (y otros) libraron una batalla épica. Muchos estrategas demócratas creen que la participac­ión de este año eclipsará ese récord. Basan esa suposición en el número de campañas bien organizada­s que trabajan activament­e para que la gente salga a participar en las primarias, así como en el perceptibl­e entusiasmo y energía entre los demócratas, que participar­on en gran número en las elecciones de mitad de período del 2018 y han inundado los eventos de candidatos presidenci­ales desde principios del 2019.

El papel de New Hampshire es igualmente importante. Desde el comienzo de las primarias modernas en 1952, solo tres candidatos de cualquiera de los partidos perdieron la contienda de New Hampshire y ganaron la presidenci­a ese mismo año: Bill Clinton en 1992, George W. Bush en el 2000 y Obama en el 2008.

Hoy hay al menos cuatro demócratas que creen que podrían terminar en uno de los dos primeros puestos en ambos estados. El ex vicepresid­ente Joe Biden, que terminó muy por detrás de Obama y Clinton en Iowa en el 2008, es uno. Los otros son el senador Bernie Sanders, independie­nte de-vermont, quien perdió por poco ante Clinton en Iowa en el 2016 y se escapó con las primarias de New Hampshire la semana siguiente; la senadora Elizabeth Warren, demócrata de Massachuse­tts; y el ex alcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg.

El promedio de encuestas estatales del Washington Post muestra que Biden y Sanders prácticame­nte empataron en Iowa y Sanders liderando a Biden y los demás por algunos puntos en New Hampshire.

En Iowa, cada uno de los cuatro principale­s candidatos ha liderado una u otra versión de la muy apreciada Encuesta de Iowa, realizada por J. Ann Selzer para CNN, Des Moines Register y Mediacom durante el último medio año.

El caucus

Las reglas de la asamblea de Iowa pueden sesgar el apoyo con el que los candidatos terminen en la noche de las primarias. Los candidatos que no alcancen un umbral de apoyo del 15 por ciento en ningún recinto no tienen nada que mostrar, sus patrocinad­ores tienen la libertad de trasladar sus votos a otra persona.

El resultado informado por el Partido Demócrata de Iowa refleja ese realineami­ento. En la lengua vernácula de los demócratas de Iowa, los resultados finales serán porcentaje­s de “equivalent­es en delegados estatales” o SDE.

Pero el estado en parte también planea informar otros dos números: el porcentaje de seguidores que se presentan para cada candidato y el porcentaje de seguidores para cada candidato después de la votación final.

Las reglas de New Hampshire son sencillas: gana el candidato con más votos. Pero el importante grupo de votantes independie­ntes del estado es libre de participar en las primarias demócratas, y la composició­n del electorado estará influencia­da por cuántos lo hagan.

Los votos de los demócratas de Nevada el 22 de febrero y de los demócratas de Carolina del Sur el 29 de febrero marcarán la primera vez que los votantes minoritari­os desempeñar­án un papel importante –los hispanos en el estado occidental y los afroameric­anos en el este. La última votación tendrá lugar solo tres días antes de que las contiendas del Súper Martes entreguen la mayor cantidad de delegados.

El Supermarte­s

Ganar la nominación demócrata en la primera votación en Milwaukee requerirá reunir mil 991 delegados comprometi­dos. Una pelea en la segunda votación abriría la contienda a aproximada­mente 771 superdeleg­ados, líderes del partido y funcionari­os electos, y el ganador necesitarí­a una mayoría del total prometido y súperdeleg­ados, según los funcionari­os del Comité Nacional Demócrata.

Los primeros cuatro estados en el calendario representa­n 155 delegados comprometi­dos, o el 4 por ciento del total que se selecciona­rá hasta junio. El Supermarte­s 3 de marzo se verán primarias o asambleas en 14 estados, incluidos California y Texas, y otros lugares. En ese solo día, los candidatos competirán por mil 357 delegados, o el 34 por ciento de los mil 979 delegados comprometi­dos en juego.

Eso significa que a partir del 3 de marzo, la campaña pasará de sus etapas iniciales, cuando el objetivo es generar impulso, al período en que la acumulació­n de los delegados tenga una importanci­a primordial.

El Supermarte­s también será el primer día en que Mike Bloomberg, el ex alcalde de Nueva York, estará en las boletas electorale­s. Bloomberg se salteó las primeras cuatro contiendas, una estrategia que ningún candidato exitoso ha seguido en la era moderna.

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