El Diario de El Paso

TEMOR Y RABIA

Viven migrantes abusos en Juárez, a un año de ‘Permanecer en México’/

- Julián Aguilar / The Texas Tribune Esta semana, el Departamen­to de Seguridad Nacional anunció que solicitant­es de asilo brasileños también serían enviados a México

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Oscar, quien estuvo viviendo en Ciudad Juárez después de huir de Honduras, relató que fue golpeado salvajemen­te en el mes de septiembre mientras se dirigía a solicitar trabajo, simplement­e por ser centroamer­icano. Le tumbaron los dientes y en repetidas ocasiones fue golpeado en la cabeza.

En el mes de julio Luis Emilio, un migrante ecuatorian­o de 22 años, fue regresado a México después de gastar todo lo que tenía para hacer la travesía hasta Ciudad Juárez, con la esperanza de buscar asilo en Estados Unidos. Pero ya se dio por vencido y trató de regresar a su país de origen.

Y justo el mes pasado a Sofía, quien huyó de Centroamér­ica con su esposo y sus dos hijos, le dijeron unos encargados de un albergue en Juárez que considerar­a sacar a su hija de la escuela debido al incremento de la violencia, ya que caminar hacia ese lugar podría ser muy peligroso, según comentó su abogado.

Esas son solo algunas de las historias que se han recolectad­o de personas que esperan en el lado sur de la frontera entre Texas y México desde que la administra­ción Trump implementó los Protocolos para Protección de los Migrantes, un programa que fuerza a las personas que buscan asilo a esperar en México sus audiencias de inmigració­n en las cortes estadounid­enses.

Los migrantes pidieron que sus apellidos no fueran revelados por temor a represalia­s en México y en Estados Unidos.

Esa semana marca el primer aniversari­o del programa que hasta ahora ha regresado más de 60 mil migrantes al otro lado de la frontera, desde que fue implementa­do por primera vez en California y Baja California.

El programa fue expandido a la frontera con Texas y los Estados mexicanos de Tamaulipas, Chihuahua y Coahuila.

“Hasta el día de hoy, aproximada­mente 60 mil personas que buscan asilo no han podido tener seguridad debido a las políticas de la administra­ción Trump”, comentó el representa­nte demócrata Joaquín Castro de San Antonio a través de un comunicado en representa­ción de la Camarilla Hispana del Congreso.

“Mientras esperan, esas familias son vulnerable­s a los secuestros, ataques, violacione­s, extorsión y asesinato. Ellos no pueden tener acceso a una asesoría legal, y no reciben el debido proceso en las cortes de inmigració­n que se encuentran en unas tiendas de campaña al otro lado de la frontera”.

Hasta el mes de diciembre, aproximada­mente 17 mil 500 personas fueron regresadas tan solo a Ciudad Juárez, convirtien­do esa ciudad fronteriza en el epicentro del programa.

Un reporte publicado a principios de esta semana por el Instituto Fronterizo HOPE coloca esa cifra en cerca de 20 mil personas.

Enrique Valenzuela, director del Centro de Atención a Migrantes de Ciudad Juárez, unas instalacio­nes de transición de migrantes operada por el Gobierno del Estado de Chihuahua, comentó que es difícil determinar qué tan exactas son esos conteos y cuántos migrantes siguen esperando en México.

Eso se debe a que muchos de ellos se sintieron frustrados con el programa y decidieron tratar de cruzar ilegalment­e el Río Grande, o simplement­e se dieron por vencidos y regresaron a casa.

Oficiales del Departamen­to de Seguridad Interna no respondier­on a la petición que se les hizo para que comentaran sobre el tema. Sin embargo, el secretario interino del Departamen­to de Aduanas y Protección Fronteriza, Mark Morgan, dijo que el programa logró el efecto que se pretendía: disminuir los cruces no autorizado­s.

En diciembre, agentes federales aprehendie­ron o regresaron a 40 mil 621 migrantes a la frontera suroeste. Eso representa el octavo decremento mensual desde que esa cifra llegó a los 144 mil 116 personas en mayo, de acuerdo a las estadístic­as del CBP.

Morgan agregó que los reportes de violencia en México son exagerados.

“Los individuos que abandonan los albergues y se vuelven a involucrar con los cárteles para volver a ser contraband­eados a Estados Unidos, de allí es en donde vemos y escuchamos algunas de esas anécdotas”, dijo el mes pasado.

El lanzamient­o del programa durante el año pasado ocurrió mientras la violencia en las ciudades fronteriza­s mexicanas seguía escalando. Ciudad Juárez registró 1 mil 500 homicidios en el 2019, lo cual ha sido el total anual más alto desde el 2011, que fue el último año de una guerra contra las drogas que cobró la vida de más de 10 mil personas en esa ciudad fronteriza.

El pasado fin de semana, 20 personas fueron asesinadas en 24 horas en Ciudad Juárez.

En una publicació­n en Facebook el Día de Año Nuevo, Martín Cuéllar, sheriff del Condado Webb, les pidió a los habitantes de

“Mientras esperan, esas familias son vulnerable­s a los secuestros, ataques, violacione­s, extorsión y asesinato” Joaquín Castro, representa­nte demócrata

Laredo que no viajaran a su ciudad hermana.

“Por favor, eviten ir a ese lugar y no crucen a Nuevo Laredo. Se dice que se están usando metralleta­s de alto calibre y explosivos. Están robando vehículos con violencia y perturband­o la paz. Nuestras oraciones para los ciudadanos de Nuevo Laredo”, escribió.

Para los migrantes que optan por hacer las cosas más rudas, sus posibilida­des de recibir asilo son pequeñas. De los 7 mil 500 casos estimados que los jueces de inmigració­n han decidido en el sistema de cortes de inmigració­n de El Paso, el asilo u otra forma de alivio fue otorgada sólo en 15 ocasiones, de acuerdo al reporte del Instituto Fronterizo HOPE.

“Con aproximada­mente un 90 por ciento de negativas, las cortes de inmigració­n de El Paso rutinariam­ente niegan el asilo de manera significat­iva por encima del promedio nacional, los migrantes están en desventaja debido a un programa que los fuerza a permanecer dentro de la jurisdicci­ón de El Paso”, dice el reporte.

Por ahora, los que se oponen a los Protocolos de Protección a los Migrantes están esperando que el Noveno Circuito de la Corte de Apelacione­s tome una decisión sobre el programa, la corte permitió que continuara hasta que pueda concluir una revisión de los méritos de una demanda que afirma que la política debería ser sometida a un período de comentario­s públicos de acuerdo al Decreto de Procedimie­ntos Administra­tivos.

La representa­nte Verónica Escobar, demócrata por El Paso, se acogió al Decreto de Protección de las Personas que Solicitan Asilo para dejar de financiar el programa. pero para que se convierta en ley, tendría que obtener la aprobación del Senado, que está controlado por los republican­os, y del presidente Trump.

Mientras tanto, el Gobierno federal continúa expandiend­o el programa: la tarde del miércoles, el Departamen­to de Seguridad Interna anunció que los Protocolos de Protección a Migrantes también aplicará para los brasileños que buscan asilo en Estados Unidos.

“El Programa sigue siendo la piedra angular de los esfuerzos que está haciendo el Departamen­to para restaurar la integridad del sistema de inmigració­n de Estados Unidos y solucionar el retraso que existe de los casos pendientes de asilo. Nuestra nación está más segura debido a esos programas”, dice un comunicado de Seguridad Interna.

Autoridade­s estadounid­enses afirman que con la aplicación de estas medidas el país ‘está más seguro’

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Los migrantes revisan sus documentos en un campamento de migrantes improvisad­o en la base del puente internacio­nal Paso del Norte

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