El Diario de El Paso

El motor latino que conduce al Bernie Express

- • Ruben Navarrette Jr.

San Diego— Como producto de la izquierda, las elecciones de 2020 han producido la última pareja extraña: Bernie Sanders y los latinos.

¿Cuán importante­s fueron los latinos para las victorias de Sanders esta semana en el Supermarte­s? Bueno, triunfó en estados con un número significat­ivo de latinos, prevalecie­ndo en Utah (14.2%) y Colorado (21.7%) y estaba a punto de llevarse el mayor premio de todos, California (39.3%).

Como de costumbre, el tramposo fue Texas (39.6% latino). El estado púrpura generalmen­te confunde a los expertos y mantiene a los observador­es políticos adivinando. Durante la mayor parte de la noche, Sanders y Joe Biden estuvieron codo a codo en el Estado de la Estrella Solitaria, separados por menos de un punto porcentual. El estado finalmente fue ganado por Biden, gracias en gran medida a su firme apoyo de los votantes afroameric­anos y al hecho de que los “tejanos”, los latinos de Texas, tienden a ser más conservado­res que sus contrapart­es en otros estados del suroeste del país. Sur.

Aun así, según las encuestas de salida, Sanders venció a Biden, el nuevo favorito, por 20 puntos entre los latinos en Texas.

Retomando entonces, el caso de Sanders y los latinos. ¿Es algo importante ahora? Se aceptan apuestas.

¿Quién podría haber imaginado que un socialista demócrata blanco de 78 años con una historia de oponerse a brindar estatus legal a los inmigrante­s indocument­ados, para proteger a los trabajador­es estadounid­enses de la molestia de competir con ellos ,le debería mucho de su éxito electoral a una tribu de demócratas que respetan a los inmigrante­s ¿Será que por hacer los tipos de trabajos horribles que los estadounid­enses no quieren hacer de todos modos, tienden a sentirse atraídos por candidatos jóvenes y a menudo desprecian el socialismo por destruir los países latinoamer­icanos de los que huyeron sus antepasado­s?

Antes de que Bernie el Explorador descubrier­a el sudoeste fuertement­e latinoamer­icano (léase: “mexicoamer­icano”), primero Nevada, donde el senador dominaba los comités, y luego el Supermarte­s, el interés de Sanders en todo lo latino parecía limitarse al contenido del plato combinado número 3 en su restaurant­e pseudomexi­cano favorito en Vermont.

De repente, los dos se convirtier­on inseparabl­es. Pero, sinceramen­te, ni siquiera sé cómo se encontraro­n. Vienen de mundos diferentes, creen cosas diferentes y viven en diferentes partes de Estados Unidos. Tienen diferentes opiniones sobre proteccion­ismo, nativismo y socialismo.

También parecen tener una ética de trabajo diferente. El senador de Vermont evitó el sector privado como la peste y cobró cheques del gobierno durante 40 años. En 1971, según varios informes, fue expulsado de una comuna hippie en Vermont por pasar su tiempo hablando de política en lugar de hacer tareas domésticas. Los latinos comienzan más negocios que cualquier otro grupo étnico. Y no solo hacen sus quehaceres, sino que, cuando se cuenta a los inmigrante­s, también realizan la de todos los demás grupos.

Sanders y latinos ciertament­e parecen estar viviendo en diferentes Américas. El senador parece pensar que los mejores días de nuestro país han quedado atrás y que Estados Unidos es una oligarquía corrupta donde quienes controlan la riqueza también controlan todo lo demás. Por qué, puedes imaginarlo diciendo: Estados Unidos no es mejor que Cuba.

Los latinos son optimistas naturales, convencido­s de que está bien si hoy no es bueno porque mañana siempre puede ser mejor. Y el 4% de los latinos de ascendenci­a cubana conocen una comparació­n absurda cuando la escuchan.

Los latinos también son diferentes unos de otros. No somos un “bloque” monolítico, y nunca lo hemos sido. Estamos divididos por edad, ingresos, nivel educativo y país de origen. Cerramos los cuernos sobre si somos rurales versus urbanos, de cuello blanco versus de cuello azul, partidista­s vs. independie­ntes o inmigrante­s vs. nativos. Algunos de nosotros nos identifica­mos con México o Puerto Rico o El Salvador, mientras que otros nos consideram­os ante todo estadounid­enses. Y en esta elección, algunos de nosotros queremos el tipo de transforma­ción socioeconó­mica completa que Sanders promete, mientras que otros solo quieren enviar a Donald Trump al retiro.

La representa­nte Alexandria Ocasio-cortez, demócrata de Nueva York, le dio a Sanders la bendición al principio de esta campaña y lo bautizó como “Tío Bernie”. Fue una marca inteligent­e. Los latinos esperamos que sus tíos sean un poco “locos” pero los amamos de todos modos.

La campaña de Sanders también fue bastante inteligent­e. En todo el suroeste, gastó su dinero no solo en anuncios de televisión, sino también en la creación de una estructura territoria­l eficaz y bien organizada. En Nevada, los sanderista­s marcharon seis meses antes de los comités y enviaron voluntario­s para tocar puertas en los vecindario­s latinos.

El enfoque de marketing directo valió la pena. Según las encuestas de entrada en el estado de plata, Sanders ganó el 51% del voto latino. Y el duelo en el desierto fue solo un calentamie­nto para el Supermarte­s.

Este año electoral, los votantes latinos son el motor que impulsa al Bernie Express. Puede que no sea fácil de entender, pero es imposible negarlo.

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