El Diario de El Paso

Incluso si se enfrentan dos blancos, la política racial puede influir

- • Ruben Navarrette Jr.

San Diego— La política no es ajena a la ironía. Ahora que el abanico presidenci­al más diverso de la historia se ha marchitado para elegir entre dos ancianos blancos, la suerte de los demócratas recae en los votantes afroameric­anos.

Joe Biden tiene un fuerte control sobre el voto afroameric­ano. Bernie Sanders ha recogido el voto hispano. Es probable que ambos hombres dividan las papeletas de la clase trabajador­a blanca.

A pesar del hecho de que algunos blancos temen que las minorías quieran vengarse de las injusticia­s pasadas, lo contrario parece ser cierto. Biden tiene mucho que responder con los votantes afroameric­anos en justicia penal, y Sanders a menudo ha fallado a los hispanos en materia de inmigració­n.

Sin embargo, aquí estamos. Aparenteme­nte, las personas afroameric­anas no guardan rencor, al menos no contra los demócratas.

Aun así, no importa cómo resulte este tire y afloje racial entre los votantes, los demócratas están a punto de obtener una gran cantidad de karma.

Lo tienen por venir. Durante los últimos 50 años, los demócratas han tenido un viaje gratis debido a los pasos en falso de los republican­os en la carrera. Han retratado a sus oponentes como racistas mientras se liberan del anzuelo por no hacer un mejor trabajo para servir a las minorías.

Ahora, este año, de una forma u otra, el candidato demócrata será un hombre blanco que creció en la década de 1940, antes del movimiento por los derechos civiles, y tiene una habilidad especial para decir cosas torpes e insensible­s sobre la raza.

Ese podría ser Biden. Pero también podría ser Sanders.

Resulta que el ex vicepresid­enta de 77 años, que falló en defender a Anita Hill, acusadora de Clarence Thomas, como presidente del comité judicial del senado, que fue autor del proyecto de ley de delitos de 1994 que condujo al encarcelam­iento masivo de hispanos y afroameric­anos, que describió a Barack Obama como “articulado, brillante y limpio”, y que le dio a los afroameric­anos un sermón sobre paternidad centrado en reproducto­res de música, no ha acaparado el mercado con comentario­s subidos de tono sobre el color, la raza y la etnicidad.

El senador de Vermont, de 78 años, que ha pasado su vida adulta en el estado de Green Mountain, que es abrumadora­mente blanco, dijo recienteme­nte algo bastante tonto sobre cómo Biden llegó a captar un apoyo tan fuerte de los afroameric­anos.

Para Sanders, el secreto del éxito de Biden con los votantes afroameric­anos, no solo del Súper Martes, sino también en futuras primarias en estados como Michigan, Ohio, Mississipp­i y Louisiana, que tienen grandes poblacione­s de afroameric­anos, es simple. Es solo un residuo de orgullo y buena voluntad hacia Obama, a quien Biden sirvió fielmente durante 8 años como vicepresid­ente. Como Sanders le dijo a Rachel Maddow en respuesta a una pregunta sobre por qué no estaba mejor parado entre los votantes afroameric­anos, “Biden está recurriend­o a sus lazos con Obama. Y eso está funcionand­o bien”.

Punto importante. El hecho de que cualquiera que no sea afroameric­ano sería lo suficiente­mente presuntuos­o como para intentar “explicar a los blancos” por qué los afroameric­anos votan como lo hacen es un problema. Tampoco es una buena idea abandonar toda humildad y olvidar mencionar lo que has hecho mal al no atraer el apoyo afroameric­ano. Tampoco es prudente negarse a darle a su oponente incluso un mínimo crédito por lo que pudo haber hecho bien al ganarse a los votantes afroameric­anos.

La forma en que Sanders lo ve, su triste desempeño con los afroameric­anos, tanto este año como en 2016, no es su culpa. Como habrás notado, así es como se expresa el senador. Se atribuye el mérito de lo que va bien, pero echa la culpa a otros cuando algo sale mal.

No es como si Sanders en algún momento se estuviera distancian­do de Obama. No es como si el senador una vez sugiriera que un compañero demócrata debería presentar un desafío mayor contra el primer presidente afroameric­ano, e insinuó que él debería ser ese “alguien”.

A pesar de sus problemas ocasionale­s, Biden ha estado en el lado correcto de la mayoría de los problemas raciales durante los casi 50 años que ha pasado en política.

Mientras tanto, en las tres décadas que Sanders pasó en Washington, primero en la Cámara de Representa­ntes, luego en el Senado, ha mostrado muy poco interés en los afroameric­anos, sus vidas o sus preocupaci­ones.

Los votantes afroameric­anos han notado esa indiferenc­ia, y ahora le están enviando un mensaje a Sanders. Es el mismo mensaje que los hispanos están enviando a Biden, por quedarse de brazos cruzados mientras Obama atacaba a inmigrante­s hispanos: deportar a 3 millones de personas, separar familias y poner a los niños en jaulas. El mensaje: lo recordamos.

Di que tal vez estoy equivocado. Tal vez las personas afroameric­anas guardan rencor después de todo. Simplement­e que lo mantienen selectivam­ente.

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