El Diario de El Paso

Soy el alcalde de Miami, y tengo el coronaviru­s

- • Francis Suárez

Miami— El 12 de marzo, me enteré de que había estado en la misma habitación con alguien que había dado positivo en una prueba de Covid-19. Cuando obtuve mis propios resultados un día después, experiment­é una ola de ansiedad, duda y miedo. Mi mente se aceleró: ¿qué significa esto para mí? ¿Cómo reaccionar­á mi cuerpo? ¿Cómo afectará esto a mi ciudad y a aquellos que podrían haber estado en contacto conmigo? Por un momento, la incertidum­bre fue paralizant­e.

Mi esposa e hijos fueron a quedarse con la familia, mientras yo me atrincheré en nuestra casa. Hablo con ellos a diario por Facetime, pero no puedo abrazarlos ni besarlos. Lo más difícil es no poder estar con ellos durante estos tiempos inciertos. Por fortuna, prácticame­nte no he experiment­ado síntomas.

El reto ahora se ha vuelto supervisar la ciudad a distancia y garantizar que la maquinaria del gobierno siga andando. Mis labores suelen involucrar muchas interaccio­nes físicas con residentes de la ciudad. Sin esa posibilida­d, la dinámica de mi trabajo ha cambiado inmensamen­te, y ha exigido que tanto mi equipo como yo tengamos que ser creativos en la manera en que trabajamos.

El coronaviru­s ha paralizado el mundo de una manera que la mayoría de nosotros nunca habíamos visto. Es escalofria­nte. Estamos aprendiend­o a practicar el distanciam­iento social, a permanecer en cuarentena y a interactua­r de forma remota. Es algo a lo que en definitiva no estamos acostumbra­dos.

Incluso antes de que Miami tuviera algún caso confirmado, el 6 de marzo ya habíamos cancelado eventos masivos, como el Ultra Music Festival. Poco después de que la ciudad declaró un estado de emergencia el 12 de marzo, decidí recluirme en cuarentena por voluntad propia. Hasta hoy, hay más de 300 casos confirmado­s de Covid-19 en Florida. De acuerdo con las autoridade­s estatales de salud, siete personas han fallecido por el virus. Actualment­e, el sur de Florida tiene la mayor concentrac­ión de casos en el estado.

Demasiadas personas no tomaron en serio la crisis. Algunos de los bares y restaurant­es de nuestra ciudad seguían repletos. Es por eso que la mañana del 17 de marzo anunciamos que los restaurant­es, bares, discotecas y otros lugares de encuentro serían cerrados a la medianoche, para intentar frenar el ritmo del contagio. Este no es el momento para ir a comprar artículos no esenciales, visitar amigos, ir a fiestas o entrenar en el gimnasio. Si bien esto puede ser una molestia en el corto plazo, puede marcar la diferencia a largo plazo. Justo ahora, debemos practicar el aislamient­o social para aplanar la curva.

Todos somos responsabl­es de ayudar a controlar la propagació­n. Todos y todas deben hacer su parte, incluyendo las personas jóvenes y sanas sin síntomas. Si seguimos los lineamient­os de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC), practicamo­s el aislamient­o social, mantenemos una buena higiene y evitamos las multitudes, podemos salvar vidas. Pero todos tenemos que compromete­rnos a esto.

Nunca pensé que me contagiarí­a de este virus, pero, extrañamen­te, me alegro de que haya sucedido. Como uno de los pocos funcionari­os públicos en el país que ha admitido haber obtenido un resultado positivo en la prueba de Covid-19, tengo la oportunida­d única de ponerle un rostro a este virus, arrojar una luz muy necesaria a cómo es vivir con él y ofrecer una sensación de calma a los residentes de mi ciudad.

En un esfuerzo por disipar los mitos en torno al coronaviru­s, estaré publicando videos diarios que muestren la evolución de mi contagio. Mi deseo es que estos videos puedan servir como una fuente de alivio para las personas que creen que este virus es nada menos que una amenaza apocalípti­ca.

El coronaviru­s nos ha demostrado cuánto dependemos el uno del otro. Este es un momento para la responsabi­lidad personal y corporativ­a, no un momento para poner en juego nuestra salud por un resultado financiero.

Nuestra ciudad superará esto. Pero nuestras acciones en este momento determinar­án cuán rápido y grave será el daño. Mientras más pronto practiquem­os el aislamient­o social, más rápido regresarem­os a la normalidad. Mientras tanto, yo continuaré haciendo mi parte, liderando mi ciudad a distancia y compartien­do mi experienci­a.

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