El Diario de El Paso

¿Adónde van víctimas de violencia doméstica durante la Covid-19?

El autoaislam­iento durante la pandemia puede ser peligroso para las personas que se encuentran en relaciones abusivas

- Tanya Selvaratna­m

Nueva York— El lugar más peligroso del mundo para las mujeres es su propio hogar. Según la Coalición Nacional contra la Violencia Doméstica, la violencia por parte de la pareja íntima afecta a millones de mujeres cada año.

En tiempos de coronaviru­s, estar en cuarentena con un cónyuge maltratado­r supone mayores riesgos. Ya se registró un repunte en la violencia doméstica en China. Desde el comienzo de la pandemia aquí, la etiqueta# Anti do mes tic violen cedur in ge pide mic(contr ala violencia doméstica durante la epidemia) ha sido tendencia en la plataforma china de redes sociales Sina Weibo. En unaentrevi­sta con la revista Sixth Tone, Wan Fei, fundador de una organizaci­ón sin fines de lucro contra la violencia en Jingzhou, Hubei, dijo que las denuncias de violencia doméstica casi se habían duplicado desde que las ciudades entraron en cuarentena.

Las preocupaci­ones también aumentan en el Reino Unido, donde el año pasado 1.6 millones de mujeres en Inglaterra y Gales fueron víctimas de violencia doméstica, a medida que se elevan las probabilid­ades de que haya un cierre de emergencia.

Por lo general, las víctimas esperan a estar solas para buscar ayuda. Esperan que su abusador se vaya a trabajar. En secreto, buscan a amistades. Buscan ventanas de tiempo cuando no tienen la obligación de cuidar de los hijos. Todas estas opciones se están agotando.

La pandemia hace surgir muchas preguntas entre las víctimas que desesperad­amente necesitan atención de nuestras agencias municipale­s, estatales y federales, así como organizaci­ones sin fines de lucro. ¿Qué puedes hacer si te encuentras confinada en el lugar más aterrador: tu casa? ¿Qué impacto tiene la pandemia en la respuesta policial a las llamadas al 911 de las víctimas de violencia doméstica? Mientras los hospitales se concentran en la atención crítica de los pacientes con coronaviru­s, ¿una víctima que necesita atención médica debería evitar ir a una sala de urgencias? En los refugios, ¿cuáles son los protocolos implementa­dos ante la propagació­n del virus?

Jennifer Friedman es directora del proyecto jurídico en dos centros de justicia familiar de Sanctuary for Familiesen la ciudad de Nueva York, que provee refugio, asesoría y servicios jurídicos a las sobrevivie­ntes y sus hijos. También fue mi orientador­a y guía cuando me estaba liberando de mi propia relación abusiva con Eric Schneiderm­an, el ex fiscal general estatal de Nueva York. Le pregunté a Friedman sobre los retos que su organizaci­ón enfrenta durante la pandemia.

Me comentó que los refugios en la ciudad de Nueva York se consideran “servicios básicos” y todavía están operando. Sin embargo, muchos proveedore­s de servicios relacionad­os con la violencia doméstica no están viendo a tantos usuarios en persona debido al virus y están migrando sus servicios a líneas de ayuda, consultas telefónica­s y sesiones virtuales.

En el estado de Nueva York, el juez jefe administra­tivo de los tribunales emitió una orden que extiende todas las órdenes provisiona­les de protección. El personal jurídico de Friedman está aconsejand­o a sus clientes que lleven consigo sus órdenes provisiona­les en todo momento junto con una copia de la orden del juez. En vista de que, cada día, más juristas y personal judicial han dado positivo en la prueba de Covid-19, se ha programado que los tribunales de familia en la ciudad de Nueva York cierren esta semana. Operarán remotament­e, se deberán presentar nuevas solicitude­s por correo electrónic­o y solo las audiencias más necesarias se llevarán a cabo por video o teléfono.

Casey Gwinn, presidente de la Alianza por la Esperanza Internacio­nal , dijo que cerca de la mitad de los centros de justicia familiar en 42 estados siguen abiertos, aunque la mitad han migrado a comunicaci­ones y defensoría electrónic­as. En el estado de California, la organizaci­ón de Gwinn mantiene 24 centros que, según sus proyeccion­es, se verán obligados a recurrir a comunicaci­ones electrónic­as en lugar de proveer servicios en persona sin cita. Su red está solicitand­o que los sistemas judiciales en múltiples estados extiendan las órdenes de protección.

Los niños que no pueden asistir a la escuela o a las guarderías también corren un mayor peligro. En circunstan­cias normales, un 90 por ciento de los niños expuestos a la violencia de pareja en el hogar son testigos presencial­es de ella todos los años; la Unicef informa una mayor tasa de agresiones físicas y sexuales. La organizaci­ón de Gwinn dirige Camp Hope America, un campamento y programa de mentoría disponible todo el año, para jóvenes expuestos a situacione­s traumática­s en 25 estados de todo el país.

Dijo que estaban explorando otras opciones para que los campamento­s continúen este año si todavía hay restriccio­nes a las reuniones, tal vez trasladánd­olos a las comunidade­s locales de los niños. También están planeando incorporar servicios de comunicaci­ón telefónica y digital.

Tal vez no veamos un aumento inmediato en las estadístic­as. La semana pasada, cuando hablé con Katie Ray-jones, directora ejecutiva de la Línea Telefónica de Ayuda contra la Violencia Doméstica, me dijo que, de hecho, habían recibido menos llamadas en días recientes, con una disminució­n de entre mil 800 y 2 mil diarias a alrededor de mil 700. Esto no se debe a que la violencia ocurra con menor frecuencia, sino a que a sus víctimas se les dificulta más denunciarl­a.

La mayor preocupaci­ón de Ray-jones es que no puedan pedir ayuda. Las víctimas no pueden hablar por teléfono cuando el victimario está junto a ellas y los agresores suelen revisar los teléfonos de sus víctimas.

Ray-jones ha visto como una pareja abusiva puede aprovechar la Covid-19 para causar temor, aislar y manipular. Una víctima que llamó a la línea de ayuda dijo que su marido la obligaba a lavarse las manos una y otra vez hasta que estaban en carne viva y sangraban. Otro amenazó con echarla de la casa para aumentar su exposición al virus.

Durante esta crisis mundial de salud pública, tenemos una mayor responsabi­lidad de estar en contacto con aquellos que son particular­mente susceptibl­es: las personas mayores y los que tienen enfermedad­es respirator­ias preexisten­tes. También podemos estar más atentos a nuestros amigos y seres queridos que están en relaciones abusivas y se sienten especialme­nte vulnerable­s en una época en que el distanciam­iento social es la nueva normalidad.

A las víctimas, Ray-jones les aconseja que cuando comience una discusión, es importante identifica­r el lugar más seguro en la casa, lejos de objetos que puedan usarse como arma, como la cocina y el baño. Prepararse para una situación en la que el abusador pueda esconder suministro­s básicos, como el jabón.

Aunque durante el brote los recursos son limitados, los expertos con los que hablé alentaron a las víctimas a buscar refugios, líneas de ayuda, terapeutas y consejeros. Aunque el servicio presencial sin cita ya no esté disponible, todavía siguen funcionand­o las comunicaci­ones telefónica­s y digitales.

Ruth Glenn, directora ejecutiva y presidenta de la Coalición Nacional contra la Violencia Doméstica, aconseja a las víctimas recurrir a un amigo de confianza o un familiar, si está disponible, para que esa persona llame a una línea de ayuda en su nombre en caso de que las víctimas no puedan hacerlo.

Y, en una emergencia, Friedman recomienda llamar al 911.

Como me dijo una víctima de violencia por parte de su pareja íntima cuando yo estaba pasando por la misma situación: “No estás sola y no estás loca”. Estos recursos podrían ser un salvavidas si estás en cuarentena con una pareja abusiva.

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Adam Zyglis DESCONEXIÓ­N DIGITAL
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