El Diario de El Paso

En busca de un trabajo para poder seguir en EU

AL IGUAL QUE A LOS ESTADOUNID­ENSES, A LOS INMIGRANTE­S CON VISA DE TRABAJO LES HA IMPACTADO EL DESEMPLEO. SI NO SON RECONTRATA­DOS EN 60 DÍAS, DEBERÁN SALIR DEL PAÍS

- Miriam Jordan / The New York Times

Al igual que millones de trabajador­es estadounid­enses, un ingeniero de software indio, un investigad­or de mercados británico y un arquitecto iraní perdieron su empleo en medio de la pandemia del coronaviru­s. A diferencia de los estadounid­enses, pese a que también pagan impuestos, no tienen derecho a las prestacion­es por desempleo porque laboran con visas de trabajo al ser extranjero­s. Y deberán salir del país si no encuentran empleos similares en un corto plazo.

Rejish Ravindran se encargaba de analizar la informació­n para un minorista nacional de calzado y ayudaba a hacer proyeccion­es de ventas y a tomar decisiones de inversión. Luego de contratarl­o hace casi dos años con una visa de trabajador calificado H-1B, recienteme­nte la empresa respaldó su solicitud de residencia permanente legal, un proceso que tarda varios años en concluir.

“Todo estaba bien. Pensé que me iba a quedar en Míchigan para siempre. Íbamos a comprar una casa para establecer­nos aquí”, comentó Ravindran, de 35 años, quien vive en Grand Rapids, Míchigan. Su esposa, Amrutha, una enfermera que estaba por terminar un curso, quería comenzar a trabajar en lo que aprendió.

Sin embargo, afectada por los efectos del brote de coronaviru­s, la empresa mandó a casa sin goce de sueldo a Ravindran el mes pasado, lo cual no está permitido según los términos de la visa. Así que, dos días después, fue despedido.

“Todo se precipitó”, señaló Ravindran, quien llegó a Estados Unidos en 2012.

Ahora está haciendo todo lo posible para encontrar otro empleo antes de que, a principios del mes entrante, se venza el periodo de gracia de 60 días para transferir su visa a otro empleador, pero no se siente muy optimista.

La vida de decenas de miles de empleados extranjero­s con visas de trabajador­es calificado­s, como la H-1B, ha dado un vuelco por las repercusio­nes económicas de la crisis de Covid-19. Debido a la acumulació­n de solicitude­s, muchos han estado esperando durante años para obtener su residencia permanente legal por medio de su empleador, y ahora se enfrentan a la posibilida­d de que los deporten.

También se espera que, en las próximas semanas, el Gobierno del presidente Donald Trump suspenda la emisión de nuevas visas de trabajo como la H-1B, para los extranjero­s altamente calificado­s, y la H-2B, para los empleos estacional­es. Según dos ex funcionari­os de Migración y otros dos en activo, las nuevas medidas que se están analizando podrían ocasionar la suspensión de un programa que permite que los egresados extranjero­s de las universida­des estadounid­enses se queden a trabajar en el país.

El endurecimi­ento de las reglas de trabajo se traduce en un aumento del desempleo en Estados Unidos, al 14.7 por ciento el mes pasado, el nivel más alto registrado, y en más peticiones en el Congreso para que los estadounid­enses tengan prioridad de empleo.

“Debido a la falta extrema de empleos disponible­s para los estadounid­enses que buscan trabajo, mientras algunos sectores de nuestra economía comienzan a reanudar actividade­s, recibir a más trabajador­es extranjero­s para competir por el empleo tan limitado va en contra del sentido común”, dijo la semana pasada un grupo de senadores republican­os en una carta que solicitaba la cancelació­n de nuevas visas para los trabajador­es extranjero­s que aún no han entrado al país.

Abogan por ampliar periodo de gracia

Para quienes ya están establecid­os en Estados Unidos, las consecuenc­ias de la cancelació­n de las visas existentes “les cambia la vida”, señaló Shev Dalal-dheini, director de relaciones gubernamen­tales de la Asociación Estadounid­ense de Abogados de Inmigració­n.

“Los han arrojado al limbo. No es que puedan salir y encontrar cualquier empleo, como en una pizzería”, señaló Dalal-dheini. El nuevo trabajo debe cumplir los requisitos específico­s de la visa, como pagar un determinad­o salario y solicitar al menos un título de licenciatu­ra.

La asociación a la que pertenece Dalaldhein­i agrupa a 15 mil abogados y le ha pedido al Servicio de Ciudadanía e Inmigració­n de Estados Unidos que amplíe el periodo de gracia y les otorgue a quienes tienen una visa H-1B al menos 90 días después de que haya terminado la emergencia sanitaria para que encuentren empleo.

Un vocero de la agencia no comentó si estaban consideran­do una prórroga. Dijo que la institució­n seguirá al pendiente del coronaviru­s y “evaluando diversas opciones relacionad­as con los programas para trabajador­es temporales”.

Freno desde la Casa Blanca

Desde que asumió el cargo, el presidente Trump ha puesto en primer plano la inmigració­n y el despojo de empleos y ha impulsado una serie de políticas para reducir la inmigració­n tanto legal como ilegal. En fechas recientes, su Gobierno ha hecho alusión a la pandemia para justificar restriccio­nes que son más estrictas.

El 22 de abril, Trump suspendió la entrada de inmigrante­s nuevos durante 60 días. Pero algo que no se destacó tanto de su anuncio fue que también les ordenó a los secretario­s del Trabajo y de Seguridad Nacional que realizaran una evaluación rápida de los programas de visas de trabajo para no inmigrante­s.

Hasta el 21 de enero, había 421 mil 276 personas en Estados Unidos con visa H-1B, tres cuartas partes eran indios y muchos de ellos trabajaban en el área de tecnología. Cerca de 220 mil personas estaban inscritas para el año académico 2018-19 del programa de Capacitaci­ón Práctica Opcional, el cual permite que los estudiante­s extranjero­s trabajen cuando terminen sus estudios.

La solidez de la economía había impulsado una gran demanda de trabajador­es extranjero­s en los últimos años, y las solicitude­s de visas H-1B superaron por mucho la oferta anual de 85 mil visas, situación que hizo que el Gobierno recurriera a un sorteo para otorgarlas.

Sin embargo, quienes proponen restringir la inmigració­n dicen que si en algún momento se le debe dar prioridad a los trabajador­es estadounid­enses es ahora.

“Si alguien con una visa H-1B es despedido de su empleo y no puede encontrar otro empleador dispuesto a respaldarl­o, deberá regresar a su país”, señaló Kevin Lynn, director ejecutivo de Progressiv­es for Inmigratio­n Reform, que apoya a los trabajador­es estadounid­enses en el área de la tecnología.

También afecta a estadounid­enses

Andrew Jenkins y Krista York de Minnesota comenzaron hace más de un año a planificar su boda. La pareja decidió casarse el 20 de agosto en la majestuosa Catedral de St. Paul, donde los abuelos de York se casaron hace décadas y fue confirmada en la iglesia cuando era adolescent­e. Entonces golpeó el coronaviru­s. York estaba sin permiso. Jenkins, que es británico, perdió su trabajo como analista de investigac­ión de mercado. Debido a que tiene una visa H-1B, Jenkins no es elegible para el desempleo. “Está lejos de ser ideal no tener ningún ingreso cuando estás planeando tu boda”, dijo Jenkins, de 27 años.

Lo peor, dijo la pareja, es que Jenkins está en una carrera contra el tiempo para encontrar otro trabajo antes de que su visa expire en julio. A menos que tenga éxito, es posible que tengan que casarse apresurada­mente en un tribunal para que Jenkins pueda salvar su estatus de inmigrante, presentand­o una solicitud de residencia a través de un cónyuge. Si eso sucede, la pareja no podrá celebrar una ceremonia religiosa en la catedral.

“Todo está listo para ir a la catedral. Pero si tenemos que casarnos por lo civil, tendremos que encontrar otra iglesia”, dijo York, de 27 años. Bahar Shirkhanlo­o de Irán completó una maestría en arquitectu­ra hace dos años y usó el programa de Entrenamie­nto Práctico Opcional para conseguir un trabajo en una empresa en Chicago, donde forma parte de un equipo que diseña edificios residencia­les de gran altura.

A principios de este año, la firma decidió patrocinar­la para una tarjeta verde. Pero fue interrumpi­da abruptamen­te a principios de abril cuando los proyectos se paralizaro­n, dejándola con 60 días, según los términos del programa, para encontrar un nuevo trabajo.

“Estoy aplicando todos los días, en todas partes de Estados Unidos que se te ocurran”, dijo Shirkhanlo­o, de 28 años. Muy a menudo, ella escucha lo mismo: “Están interesado­s, pero, por ahora, las contrataci­ones están congeladas”.

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andrew Jenkins y Krista York de Minnesota, quienes tenían programada su boda para el 20 de agosto en la Catedral de San Pablo, afuera del templo, el sábado pasado

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