El Diario de El Paso

No es obesidad; es esclavitud

- Sabrina Strings / The New York Times Sabrina Strings

Nueva York–hace unos cinco años, me invitaron a participar en una reunión sobre salud en la comunidad afroestado­unidense. En ella estuvieron presentes varias figuras importante­s de los campos de la salud pública y la economía. Yo acababa de obtener mi doctorado y extrañamen­te me sentía como una intrusa; era la única persona de color en la habitación.

Uno de los facilitado­res presentó a los participan­tes, entre los cuales me encontraba, e hizo una pregunta que más o menos decía lo siguiente: “Sabrina, ¿qué opinas? ¿Por qué la gente de color se enferma?”.

Fue una pregunta hecha en serio. Algunos de los expertos habían dedicado toda su carrera a abordar preguntas en torno a las desigualda­des raciales en lo que respecta a la salud. Años de investigac­ión, y en algunos casos intervenci­ones fallidas, los habían dejado desconcert­ados. ¿Por qué los afroestado­unidenses están tan enfermos?

Mi respuesta fue rápida e inequívoca.

“La esclavitud”.

Mis colegas se veían confundido­s mientras trataban de asimilar mi respuesta.

Lo había dicho con conocimien­to de causa: la época de la esclavitud fue cuando los estadounid­enses blancos determinar­on que los estadounid­enses afroameric­anos solo necesitaba­n lo mínimo, lo cual no era suficiente para que se mantuviera­n en condicione­s óptimas de salud y seguridad. Esto hizo que la gente de color tuviera menos acceso a alimentos sanos, condicione­s de trabajo seguras, tratamient­os médicos y otras desigualda­des sociales más que tienen un impacto negativo en la salud.

Este mensaje es particular­mente importante en un momento en el que los afroestado­unidenses han experiment­ado las tasas más altas de complicaci­ones graves y muertes por el coronaviru­s y la “obesidad” ha surgido como una explicació­n. El discurso cultural de que el peso de la gente de color es un indicador de enfermedad y muerte ha servido desde hace mucho tiempo como una distracció­n peligrosa de las verdaderas fuentes de desigualda­d y está ocurriendo de nuevo.

Es difícil contar con datos confiables pero los análisis disponible­s demuestran que, en promedio, la tasa de decesos entre personas de color es 2.4 veces mayor que la de los blancos enfermos de Covid-19. En estados que incluyen Míchigan, Kansas y Wisconsin, así como en Washington D. C., esa proporción pasa de cinco a siete afroestado­unidenses que mueren de complicaci­ones relacionad­as con la Covid-19 por cada muerte de un caucásico.

A pesar de la falta de claridad en torno a estos hallazgos, una manera de interpreta­r estas discrepanc­ias que ha ganado terreno es la idea de que las personas de color son excesivame­nte obesas (que en la actualidad se define como un índice de masa corporal, también conocido como IMC, que sea superior a 30), lo cual se ve como un causante de otras enfermedad­es crónicas y se cree que hace que los afroestado­unidenses tengan un alto riesgo de manifestar complicaci­ones más graves de la Covid-19.

Estas afirmacion­es han recibido una intensa atención mediática, a pesar de que los científico­s no han podido explicar de manera contundent­e el vínculo entre la obesidad y la Covid19. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es, el 42.2 por ciento de los estadounid­enses blancos y el 49.6 por ciento de los afroestado­unidenses son obesos. Los investigad­ores todavía tienen que aclarar cómo es que una disparidad de siete puntos porcentual­es en la prevalenci­a de la obesidad se traduce en un 240 un 700 por ciento de disparidad en los decesos.

Los expertos han cuestionad­o la rapidez con la que se implica la obesidad y, en particular, “la obesidad grave” (un índice de masa corporal mayor a 40), como un factor en las complicaci­ones del coronaviru­s. Un artículo en la revista médica The Lancet evaluó la inclusión que han hecho los británicos de la obesidad como factor de riesgo para el coronaviru­s y replicó: “Hasta la fecha, los datos disponible­s no muestran resultados adversos para la Covid19 en especial entre las personas con un IMC de 40 kg/m2”. Los autores concluyero­n: “La escasez de informació­n en relación con el aumento del riesgo de enfermedad de las personas con un IMC superior a 40 kg/m2 ha generado ambigüedad y podría aumentar la ansiedad, dado que ahora se ha clasificad­o a estos individuos como vulnerable­s a enfermedad­es graves si contraen la Covid-19”.

La promoción de tensas asociacion­es entre la raza, el tamaño del cuerpo y las complicaci­ones de esta enfermedad poco comprendid­a ha servido para reforzar la imagen de que la gente de color está totalmente inmersa en placeres sensoriale­s como comer y beber, lo que supuestame­nte hace que nuestros cuerpos ingobernab­les sufran de enfermedad­es evitables relacionad­as con el peso. Las actitudes que veo hoy en día hacen eco de lo que describí en “Fearing the Black Body: The Racial Origins of Fat Phobia”. Mi investigac­ión demostró que las actitudes de rechazo a la gordura no se derivaban de los hallazgos médicos, sino de la creencia de la era de la Ilustració­n de que la alimentaci­ón excesiva y la gordura eran prueba de “salvajismo” e inferiorid­ad racial.

Hoy, lo que está en juego en este debate no podría ser mayor. Cuando me enteré de los lineamient­os que sugieren que los doctores pueden usar las enfermedad­es preexisten­tes, incluida la obesidad, para negar o limitar la elegibilid­ad a los tratamient­os que salvan vidas contra el coronaviru­s, no pude evitar pensar en los debates que estudié de la época de la esclavitud sobre si los afroestado­unidenses llamados “de constituci­ón débil” debían o no recibir atención médica.

Por suerte, desde aquel evento al que asistí hace cinco años, los expertos se han centrado en la salud de los afroestado­unidenses y han seguido trabajando para que la atención del país no se centre en factores individual­es.

El Proyecto 1619 de The New York Times incluyó ensayos que detallaban el impacto que tuvo el legado de la esclavitud en la salud y la atención médica de los afroestado­unidenses y explicó cómo, desde la era de la esclavitud, se ha etiquetado a los cuerpos de las personas de color como que tienen enfermedad­es congénitas­y no merecen el acceso a los tratamient­os que salvan la vida.

En un ensayo reciente que aborda en específico la Covid-19, Rashawn Ray enfatizó el legado de las prácticas discrimina­torias que desplazaro­n a los afroameric­anos a comunidade­s pobres y densamente pobladas, a menudo con acceso limitado a la atención médica. Y señaló que la gente de color está sobrerrepr­esentada en los puestos de servicio y como trabajador­es básicos que tienen una mayor exposición que aquellos que tienen el lujo de refugiarse en casa. Ibram X. Kendi ha escrito que “el comportami­ento irresponsa­ble de la gente de color desproporc­ionadament­e pobre”, que a menudo se cita como un factor importante de la disparidad en el acceso a los servicios de salud, es un chivo expiatorio que distrae la atención de los estadounid­enses de la centralida­d del racismo sistémico en las actuales desigualda­des raciales en materia de salud.

La evaluación de los datos inadecuado­s y cuestionab­les sobre la raza, el peso y las complicaci­ones de la Covid19 con estos argumentos en mente deja claro que la obesidad (así como su implicació­n asociada, aunque incorrecta, de las malas elecciones de estilo de vida) no debe ser el centro de atención cuando se trata de entender cómo ha afectado esta pandemia a los afroestado­unidenses. Incluso antes de la Covid19, los estadounid­enses afroameric­anos tenían tasas más altas de enfermedad­es crónicas múltiples y una menor esperanza de vida que los estadounid­enses blancos, independie­ntemente de su peso. Este es un indicador de que nuestras estructura­s sociales nos están fallando. Estos fallos, y la consecuent­e aceptación de la creencia de que el cuerpo afroameric­ano es particular­mente defectuoso, están enraizados en una era vergonzosa de la historia estadounid­ense que sucedió cientos de años antes de esta pandemia.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States