El Diario de El Paso

Los problemas raciales no son tan sencillos

- • Ruben Navarrete Jr.

San Diego— El problema racial de Estados Unidos es negro y blanco. Y como latino, nunca me he sentido más agradecido de no pertenecer a ninguno de esos grupos. Y debido a que no soy ni afroameric­ano ni anglosajón, puedo ver las cosas claramente. No tengo favoritos. Ambos grupos han sido muy desastroso­s.

Yo quiero que todos se hagan responsabl­es de sus acciones, desde los oficiales de la policía que abusan de su autoridad hasta los vándalos que hacen pillajes y destruyen.

Yo veo racismo en todas sus formas, ya sea que provenga de los anglosajon­es conservado­res que esperan que la gente de color de mucho de sí, o de los anglosajon­es liberales que han esperado muy poco de ellos.

Básicament­e, lo que los anglosajon­es conservado­res le dicen a los afroameric­anos es: Puedes estar cerca de mí, pero no te enojes, no seas violento ni destructiv­o. Mientras que los liberales les dicen: Puedes enojarte, ser violento y destructiv­o, pero no lo hagas cerca de mí.

Mientras los manifestan­tes estén realizando disturbios, cometiendo pillajes y prendiendo fuego en vecindario­s afroameric­anos, los oficiales de ciudades demócratas como Los Ángeles dejan que todo ese caos siga su curso.

Pero en el momento en que los manifestan­tes cruzan la autopista e irrumpen en una tienda Gucci o en el elegante Rodeo Drive de Beverly Hills, esos mismos oficiales llaman a la Guardia Nacional.

Una vez más, Estados Unidos ha descendido a la locura. Esta película de negros y blancos ya la habíamos visto antes, en Watts en 1965, en Miami en 1980, en Crown Heights, Nueva York en 1991, en Los Ángeles en 1992.

Ya sabemos cómo termina, se va a derramar sangre, habrá una mutua desconfian­za y habrá resentimie­nto, pero no habrá ninguna solución.

Aunque al mismo tiempo, mucho por lo que hemos pasado parece como un territorio desconocid­o. La gente nunca había estado tan enojada, o tan dividida, desde la Guerra Civil. Parece que todos odian a los demás.

En cierto momento, los liberales de los medios de comunicaci­ón y los políticos demócratas bien intenciona­dos nos dicen que los disturbios y el pillaje son expresione­s entendible­s del odio que han tenido durante siglos los afroameric­anos por haber sido maltratado­s, y luego nos hacen sentir como si ellos estuvieran locos y hubieran imaginado todo eso.

Posteriorm­ente, una televisora de Seattle transmitió un video en donde aparece una joven anglosajon­a saliendo de una tienda Cheesecake Factory que estaba cerrada y en donde varias personas cometieron pillaje.

Llevaba en una mano un pastel de queso de tamaño mediano decorado con fresas y en la otra una flauta de champaña.

Me pregunto qué agravio histórico tiene esa mujer. O tal vez, tenía invitados para comer y necesitaba un postre.

Mucho del coraje que sienten los afroameric­anos por el asesinato de George Floyd de 46 años a manos de cuatro ex policías del Departamen­to de Policía de Minnesota han sido secuestrad­o por jóvenes anglosajon­es que usan las ruedas de su patineta para romper los cristales de las ventanas.

Por supuesto, la gente anglosajon­a se está apropiando de manera oportunist­a del coraje de los afroameric­anos. Eso no es nuevo. Durante generacion­es, los caucásicos se han apropiado sin vergüenza alguna de la música, moda y comida de los afroameric­anos.

Pero eso no es todo. Los aburridos jóvenes de los suburbios, algunos de ellos dejaron la universida­d para regresar a casa debido al Covid-19, están acudiendo al centro de ciudades importante­s para sembrar el caos y romper cosas.

Esos son rufianes, vándalos y están enojados. Han estado enojados durante más de 20 años, desde las protestas en Seattle en 1999 sobre la Organizaci­ón de Comercio Mundial.

Lo interesant­e es que no parecen enojados con la policía, excepto cuando los oficiales se ponen en su camino.

Están enojados con las corporacio­nes, particular­mente las empresas con las que ellos han crecido. ¿Por qué más tendrían que quebrar los cristales de las ventanas de muchas cafeterías Starbucks? ¿Para entrar y robar café?

No. Vean las empresas cuyas oficinas y tiendas han sido atacadas: CNN, Apple, Chase Bank. Entre más conocida sea una marca para los jóvenes, más se convierte en su objetivo.

Cuidado, Google, tienes que cuidarte las espaldas.

Ese misterioso “coraje anglosajón”, que es especialme­nte fuerte y violento, entre los jóvenes, ha estado allí y no lo hemos visto.

En Twitter hay videos de afroameric­anos que suplican a los jóvenes anglosajon­es que no destruyan las tiendas de los vecindario­s de gente de color. Pero los ignoran.

Para entender la raza en Estados Unidos, tome una caja de crayones y vacíe todos los colores, excepto dos. Justo como ha sido durante 400 años, el paradigma racial dominante en Estados Unidos sigue siendo el negro y blanco.

Los asiático-americanos, musulmanes-americanos y latinos, todos aceptamos eso como un hecho de vida. Algunos podrían pensar que los demás que no son anglosajon­es desean ingresar a esa dinámica racial para atraer un poco de atención.

No, gracias, quédense con ellos, esos crayones son venenosos.

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