El Diario de El Paso

¿Dónde está creciendo más el virus?

- David Leonhardt y Lauren Leatherby

Los cuatro países de gran extensión territoria­l donde casos de coronaviru­s han estado aumentando a mayor velocidad en fechas recientes son Brasil, Estados Unidos, Rusia y el Reino Unido. Y tienen algo en común: todos son gobernados por líderes varones populistas que se autoprocla­man como antiélite y contra el poder establecid­o.

Los cuatro líderes, Jair Bolsonaro, Donald Trump, Vladimir Putin y Boris Johnson, también tienen muchas diferencia­s, por supuesto, al igual que sus países. Aun así, los cuatro se apegan a versiones de lo que Daniel Ziblatt, un profesor de Gobierno en la Universida­d de Harvard y coautor del libro “Cómo mueren las democracia­s”, llama “populismo iliberal de extrema derecha”.

Este patrón no es una coincidenc­ia, creen muchos politólogo­s. Los populistas iliberales tienden a rechazar las opiniones de los científico­s y promover las teorías de la conspiraci­ón.

“Con mucha frecuencia critican a intelectua­les y expertos de casi todo tipo”, dijo Steven Levitsky, coautor del libro junto a Ziblatt. Los líderes, dijo, “afirman tener un tipo de sabiduría del sentido común del que carecen los expertos. Esto no funciona muy bien contra la Covid-19”.

En Brasil, Bolsonaro despidió a su ministro de Salud y en repetidas ocasiones ha exhortado a los estados a poner fin a las órdenes de quedarse en casa. En Estados Unidos, Trump rechazó los puntos de vista de expertos durante casi dos meses y predijo que el virus desaparece­ría “como un milagro”. En el Reino Unido, el gobierno de Johnson inicialmen­te alentó a las personas a continuar con la socializac­ión, incluso a medida que otros países comenzaban el confinamie­nto.

Los cuatro líderes también ignoraron al inicio los lineamient­os sobre medidas personales de protección, al rehusarse a usar un cubrebocas o al continuar saludando de mano.

El patrón también es evidente más allá de solo esos países. Irán, un país con un líder supremo teocrático, es el quinto en el crecimient­o de casos durante las últimas dos semanas entre los países con al menos cincuenta millones de habitantes. Los expertos en salud mencionan que el gobierno no prestó atención a las advertenci­as sobre reiniciar las actividade­s demasiado pronto. México, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador es un populista de izquierda cuyo gobierno publicó pósteres en los que se lee que el virus “no es grave”, ocupa el sexto lugar.

Un esfuerzo académico para rastrear las respuestas de los países al virus ha mostrado que un retraso en la reacción gubernamen­tal permite al virus extenderse mucho más rápido, dijo Thomas Hale de la Escuela de Gobierno Blavatnik de la Universida­d de Oxford, quien lidera el esfuerzo. Muchos de los países en los que se registran brotes graves ahora comparten un “reconocimi­ento tardío de la urgencia de la crisis”, indicó Hale.

A menudo, los líderes que respondier­on con mayor lentitud han argumentad­o la necesidad de dar prioridad al crecimient­o económico. Sin embargo, los sacrificio­s entre la economía y la salud pública podrían no existir realmente, científico­s y economista­s dicen: el camino más rápido hacia la normalidad económica involucra controlar la propagació­n del virus.

“Existe esta falsa tensión entre la salud pública y la salud económica”, dijo Wafaa Elsadr, una epidemiólo­ga en la Universida­d de Columbia.

El lado opuesto del patrón que involucra a populistas iliberales es que los países gobernados por mujeres parece que han sido más exitosos en combatir el virus, como algunos observador­es han señalado previament­e. Alemania, Nueva Zelanda y Taiwán son ejemplos.

La conexión entre líderes populistas y brotes graves no es perfecta. Viktor Orbán en Hungría y Rodrigo Duterte en Filipinas también son populistas iliberales que respondier­on rápidament­e. El conteo de casos parece ser relativame­nte bajo en ambos países. Orbán y Duterte han usado la crisis como una excusa para combatir con mano más dura a los opositores políticos.

No obstante, los patrones globales usualmente incluyen excepcione­s.

“De hecho, existe un patrón”, dijo Levitsky. “A los populistas no les agradan los expertos, o depender de expertos, y una respuesta antiexpert­os al coronaviru­s es mortal.

Algunos líderes populistas, como Johnson y Recep Tayyip Erdogan, el presidente de Turquía, han comenzado recienteme­nte a tomar al virus con mayor seriedad. En Estados Unidos, la respuesta de Trump ha variado casi a diario y también ha sido diluida por el sistema federal, en el que los gobernador­es están tomando muchas de las decisiones.

Aun así, Hale sospecha que los países populistas podrían continuar batallando más que otros.

“Estamos viendo la ola inicial ahora”, dijo, “pero será un largo viaje, y mi intuición es que los países con sistemas de gobernanza realmente sólidos serán los que lo harán mejor al final del día”.

Los cuatro países de gran extensión territoria­l donde los casos de coronaviru­s han estado aumentando a mayor velocidad en fechas recientes son Brasil, Estados Unidos, Rusia y el Reino Unido. Y tienen algo en común: todos son gobernados por líderes varones populistas que se autoprocla­man como antiélite y contra el poder establecid­o.

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