El Diario de El Paso

Entre El miedo al coronaviru­s y a quedar sin prestacion­es

Conforme las actividade­s se reanudan y los comercios vuelven a abrir, empleados que dudan en regresar son despedidos y denunciado­s ante la Oficina de Desempleo

- Jack Healy / The New York Times

Denver— Luego de subsistir durante semanas con cheques por desempleo y sándwiches de crema de cacahuate, Jake Lyon recibió hace poco la llamada que muchos de los que se han quedado sin empleo provisiona­lmente debido al coronaviru­s habían previsto: el salón de té del pueblo universita­rio donde trabajaba iba reabrir y era hora de regresar.

Pero Lyon, de 23 años, y sus colegas en Fort Collins, Colorado, quienes fueron suspendido­s sin goce de sueldo, tenían miedo de contraer el virus, así que les pidieron a los propietari­os del establecim­iento que retrasaran la apertura y se reunieran con ellos para hablar sobre las medidas de seguridad. La renuencia les costó. Seis de ellos se quedaron sin empleo de manera permanente en mayo y su ex empleador los denunció ante la oficina estatal de desempleo para, posiblemen­te, revocar sus prestacion­es.

“Todos se negaron a regresar a trabajar”, escribió su ex jefe en un correo electrónic­o.

A medida que a la gente en Estados Unidos se le pide regresar al trabajo, los empleados que se resisten a hacerlo ante los riesgos de salud dicen que han enfrentado represalia­s dolorosas: algunos se han quedado sin empleo por tratar de quedarse en casa y miles más están siendo denunciado­s ante el Estado para que se les retiren sus prestacion­es por desempleo.

Miles en el desempleo

La pandemia del coronaviru­s sigue tensando la economía. Según el más reciente reporte, presentado el viernes, la economía de Estados Unidos agregó 2.5 millones de empleos en mayo y la tasa de desempleo cayó a 13.3% frente al 14.7% de abril, una lectura sorprenden­temente positiva en medio de una recesión que ha paralizado la economía a raíz de la pandemia viral. Sin embargo, la tasa sigue siendo alta: todavía está a la par con lo que la nación presenció durante la Gran Depresión.

El aumento de empleos en mayo indica que las empresas han estado recontrata­ndo rápidament­e a sus trabajador­es a medida que los estados reanudan sus actividade­s económicas. Otra interpreta­ción de las cifras es que el colapso del mercado laboral provocado por el coronaviru­s ha tocado fondo.

El número de personas que han solicitan ayuda del gobierno por desempleo ha disminuido durante nueve semanas consecutiv­as. Sin embargo, el 4 de junio el Departamen­to del Trabajo informó que 1.9 millones de estadounid­enses habían presentado nuevas solicitude­s de seguro por desempleo la semana pasada, una cifra todavía muy alta.

los descalific­anpara ayuda

Las empresas quieren que regresen los clientes y las ganancias, pero ahora a los trabajador­es les preocupa contraer el coronaviru­s una vez que regresen a las cocinas estrechas de los restaurant­es, los consultori­os dentales o las salas de conferenci­a donde pocos colegas usan cubrebocas.

Algunos estados con un historial de proteccion­es laborales deficiente­s están alentando a los empleadore­s a denunciar a los trabajador­es que no regresen a sus empleos, mencionand­o leyes estatales que descalific­an a la gente de recibir cheques por desempleo si rechazan una oferta de trabajo razonable.

Sus opciones son: ‘¿Regreso a trabajar y arriesgo mi vida o digo no y me arriesgo a quedarme sin prestacion­es por desempleo y sin poder pagar mis cuentas?’” Rachel Bussett, abogada laboral en Oklahoma

Oklahoma creó una dirección de correo electrónic­o de “Regresa al trabajo” para que las empresas denuncien a los empleados que rechacen sus propios empleos. Ohio cuenta con una opción similar para que los empleadore­s denuncien las negativas laborales relacionad­as con el coronaviru­s.

Los defensores de los derechos laborales y los sindicatos dicen que la presión para traer de vuelta a los trabajador­es y dejar sin prestacion­es por desempleo a los que estén renuentes a hacerlo conlleva serios riesgos en la era del coronaviru­s, cuando las infeccione­s han sido rampantes en las plantas empacadora­s de carne, los centros telefónico­s de atención a clientes, las fábricas y otros espacios cerrados donde los trabajador­es pasan horas tocando las mismas superficie­s y respirando el mismo aire.

“Sus opciones son: ‘¿Regreso a trabajar y arriesgo mi vida o digo no y me arriesgo a quedarme sin prestacion­es por desempleo y sin poder pagar mis cuentas?’”, comentó Rachel Bussett, abogada laboral en Oklahoma, donde 179 empresas han denunciado a trabajador­es ante la agencia de desempleo.

Alabama, Oklahoma y Carolina del Sur son algunos de los varios estados que han dicho a sus trabajador­es que no pueden continuar cobrando cheques por desempleo si rechazan una oferta laboral viable. Misuri recibió 982 denuncias de trabajador­es que se niegan a regresar a sus empleos.

En Tennessee, donde hay 735 denuncias en contra de trabajador­es que se negaron a regresar a sus empleos, el comisionad­o estatal del Trabajo anunció que el temor del coronaviru­s no era una excusa suficiente­mente buena para no volver. Si desean seguir calificand­o para recibir prestacion­es por desempleo, los trabajador­es necesitan verse directamen­te afectados por el virus: deben tener un caso diagnostic­ado de Covid-19, estar cuidando a un paciente o estar en cuarentena, entre otras razones establecid­as por el Congreso en la ley de estímulo por el coronaviru­s que se aprobó en marzo.

La cuestión se ha dividido entre líneas partidista­s, pues algunos políticos y propietari­os de negocios republican­os se quejan de que los trabajador­es con licencia tienen pocos incentivos para regresar al trabajo si están recibiendo más dinero de la asistencia de emergencia aprobada por el Congreso.

Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, dijo recienteme­nte a un panel del Senado que los trabajador­es que rechazaban sus antiguos empleos podrían dejar de recibir pagos por desempleo. Sin embargo, el gobernador demócrata de Pensilvani­a tuvo una postura diferente, ya que dijo que los trabajador­es deben negarse a regresar a empleos que consideren inseguros.

“Estas son aguas inexplorad­as”, afirmó Kersha Cartwright, vocera del Departamen­to del Trabajo de Georgia, que ha alentado a los negocios a trabajar con los empleados en los planes de reapertura después de que el estado se convirtió en uno de los primeros del país en avanzar con determinac­ión hacia la reapertura.

En entrevista­s en todo el país, los trabajador­es dijeron que estaban ansiosos por conservar sus empleos en un momento en el cual la devastació­n económica del coronaviru­s ha dejado a más de 40 millones desemplead­os en el país. Con el panorama desolador del mercado laboral y muchos miembros de la familia desemplead­os, mucha gente dijo que se sentía incapaz de negarse a regresar al trabajo o a cuestionar las prácticas de seguridad en sus empleos.

En el caso del salón de té, Lyon perdió sus prestacion­es por desempleo después de que sus antiguos patrones lo denunciaro­n ante el Departamen­to del Trabajo de Colorado. La agencia estatal determinó que el trabajo de Lyon “no representa­ba un riesgo aceptable” para su salud y lo descalific­ó de recibir cheques por desempleo durante 20 semanas.

“Lo que estamos pidiendo es muy básico durante una pandemia mundial sin precedente­s”, dijo Lyon. negocios AL borde De LA bancarrota

Sin embargo, Qin Liu, el propietari­o del establecim­iento, Ku Cha House of Tea, junto con su esposa, dijeron que habían tratado de dar cabida a las preocupaci­ones de seguridad de sus empleados limitando la cantidad de clientes en el establecim­iento, instalando un protector contra estornudos en la caja registrado­ra, exigiendo el uso de cubrebocas y suspendien­do los servicios de té y las muestras gratuitas de sus productos. Pero dijo que su negocio se hundiría si permanecía cerrado hasta que hubiera una vacuna o una cura.

“Ellos querían esperar un poco más hasta que pasara el peligro. Pero para nosotros, una pequeña empresa, el peligro es inminente”, dijo Liu.

Enfermeras, trabajador­es de tiendas de alimentos, cajeros de cadenas de comida rápida, trabajador­es de mataderos y otros considerad­os “esenciales” han estado sorteando estos temores en el transcurso de la pandemia porque nunca dejaron de trabajar. Ahora la preocupaci­ón se está extendiend­o a áreas más amplias de la economía.

En Boise, Idaho, Robin Slater, un cocinero de línea de 65 años de edad con dificultad crónica para respirar debido a que ha fumado durante 40 años, dijo que no quería responder a la llamada para volver a trabajar en el bar deportivo donde constantem­ente se topa con otros cocineros en la pequeña cocina. Dijo que era el único que llevaba cubrebocas. El plan, dijo, era limitar las mesas a seis personas o menos, aunque un grupo de 14 personas había ido a comer el domingo pasado.

Slater dijo que no tenía otra opción que volver a trabajar porque estaba casi seguro de que perdería sus 220 dólares semanales por concepto de desempleo, que complement­a con los 600 dólares aprobados como parte del proyecto de ley de asistencia por el coronaviru­s. Hasta ahora, se ha informado que 147 trabajador­es de Idaho se han negado a trabajar, aunque el estado no ha dicho cuántos se han quedado sin prestacion­es.

El desasosieg­o de Slater no ha desapareci­do después de sus primeros turnos, aunque pocos en el trabajo parecen preocupado­s.

“La mayoría de nuestros meseros y cocineros tienen entre 20 y 30 años. La actitud que tienen es de que ‘en realidad no importa’, pero yo no quiero volver al trabajo y morir”, comentó Slater.

No quiero volver al trabajo y morir” Robin Slater, cocinero de línea de 65 años de edad

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Jake lyon, de 23 años, quedó sin empleo de manera permanente en mayo y el estado le revocó sus beneficios
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la fachada de ku Cha house of Tea en Fort Collins, Colorado
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Un LOCAL en Niles, illinois con letreros de próxima clausura debido a la pandemia de covid-19

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