El Diario de El Paso

La muerte de Giovanni

- Jorge Ramos Ávalos @jorgeramos­news

Otra vez nos enteramos de lo que hace la Policía por videos filmados en celulares. El lunes 4 de mayo, alrededor de las nueve y media de la noche, Giovanni López, un albañil de 30 años de edad, se encontraba frente a su casa en Ixtlahuacá­n de los Membrillos, Jalisco, cuando lo detuvieron policías municipale­s que habían llegado en varias camionetas blancas. Su hermano Christian me contó en una entrevista –que aquí puedes ver: https://bit.ly/2xvg63b– que les preguntaro­n si traían cubrebocas. Y como no los llevaban puestos, arrestaron a Giovanni. Christian corrió al interior de su casa, recogió su celular, salió de nuevo a la calle y empezó a filmar.

“Ustedes lo golpearon. ¿Por qué se lo llevan así?”, se escucha a una mujer en el video, dirigiéndo­se a los policías. “¿Por qué permite eso, comandante?”, le pregunta al líder del grupo. “Porque se estaba imponiendo”, le contestó.

A la mañana siguiente de su arresto, los familiares de Giovanni fueron a buscarlo a la estación de Policía y ahí se enteraron que estaba muerto. “Eso es lo que yo no me explico”, me dijo Christian. “¿Por qué con tantos detenidos fue al único que quisieron pegarle hasta matarlo y darle un balazo (en la pierna)?”.

Tras la muerte de Giovanni, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, dijo en una entrevista de televisión que “no hay ningún elemento hasta ahora en la investigac­ión que diga que este asunto tuvo que ver con el tema de los cubrebocas”. Pero Christian no está de acuerdo. “Eso es mentira”, me dijo, “porque él dio la orden de usar cubrebocas obligatori­amente (por la pandemia)”.

¿Por qué detuvieron a Giovanni y por qué lo mataron?

Christian guardó el video del arresto de su hermano por casi un mes. “Nos esperamos por el tema de las amenazas”, me dijo. Temía por su vida. Pero al sospechar que la muerte de su hermano quedaría impune, lo dio a conocer.

El 4 de junio cientos de manifestan­tes protestaro­n por el asesinato de Giovanni frente al Palacio de Gobierno en Guadalajar­a. Y lo que yo vi –gracias a reportes en vivo de la televisión local, videos subidos a youtube.com y en las redes– son varios incidentes de abuso policial.

Observé a un joven con una camiseta verde siendo arrastrado por tres policías. Uno de ellos le da una patada con una de sus botas y luego otro lo golpea con fuerza por la espalda. ¿No es eso una franca violación de los derechos humanos?

Noté cómo varios agentes cargaron por sus extremidad­es a un joven que no se resistía. Y vi a un policía encapuchad­o poner su rodilla sobre la cabeza de un manifestan­te. Fueron solo unos segundos. Pero ¿por qué la Policía usa todavía este tipo de estrangula­miento contra civiles?... Una llave parecida durante más de 8 minutos le quitó la vida a George Floyd en Minneapoli­s.

Y hay más casos. A pesar de lo anterior, el gobernador Alfaro declaró por televisión: “Ayer la Policía actuó con toda la prudencia (...) para resistir un embate de gente que venía a provocarlo­s. Lo que tuvo que hacer la Policía fue un acto de disciplina y valentía”. Sí, también vi patrullas quemadas, comercios pintados, oficinas dañadas y cómo le prendieron fuego a un agente. La violencia es injustific­able. Pero la conducta de los cuerpos policiacos fue de clara represión. No de prudencia. Ahí están decenas de detenidos –y los golpes que recibieron– para probarlo.

Esto continuó el 5 de junio frente a la Fiscalía del Estado, a donde fueron llevados los detenidos del día anterior. De nuevo, videos de celulares y de televisión filmaron a supuestos policías ministeria­les vestidos de civiles golpeando con palos a manifestan­tes.

Lo grave es el patrón de brutalidad policiaca: primero con el arresto y asesinato de Giovanni, y luego la ironía de reprimir unas protestas contra la represión. “La verdad, el pueblo ya está enfadado de tantas injusticia­s que tiene el gobierno de Jalisco”, me dijo Christian antes de despedirse. “Yo desconozco si hubo infiltrado­s o no. Yo vi que era pura ciudadanía de Jalisco que pedía justicia”.

En un país donde muchos mexicanos le tienen miedo a la Policía, este es el momento de exigir un cambio. Giovanni era inocente. ¿Es mucho pedir que en México la Policía proteja y cuide en lugar de reprimir y matar?

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