El Diario de El Paso

Advierten a migrantes sobre riesgos en protestas

Indocument­ados podrían ser deportados por la presencia del ICE y de la CBP en manifestac­iones

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Phoenix, Arizona— Entre los miles de personas que marchan todos los días en apoyo al movimiento Black Lives Matter están los inmigrante­s y quienes defienden sus derechos.

Pero, para ellos, manifestar­se tiene un riesgo extra: terminar inadvertid­amente en custodia inmigrator­ia.

En todo el país, los inmigrante­s expresan solidarida­d con el movimiento que despegó desde la muerte de George Floyd en Minneapoli­s. Las mismas organizaci­ones que defienden los derechos de los migrantes prestan su apoyo a Black Lives Matter, y muchos se sienten obligados a marchar, con frecuencia bajo el argumento de que se relacionan con la lucha a la que se enfrentan las personas de raza negra con el racismo y vigilancia policial punitiva.

Pero debido al envío de agentes de inmigració­n a las marchas en el país, y con las relaciones que muchas cárceles locales tienen con ellos, incluso marchar pacíficame­nte — o, en algunos casos, estar en el lugar equivocado en el momento equivocado— puede cambiar drásticame­nte la vida de alguien en Estados Unidos.

Por lo menos cuatro inmigrante­s fueron arrestados por la Policía de Phoenix cuando las marchas comenzaban a tomar fuerza. Tres de los cuatro están protegidos por el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que ampara de la deportació­n a inmigrante­s que fueron traídos a Estados Unidos cuando eran niños y les otorga permisos de trabajo. Como las cárceles locales permiten que agentes del Servicio de Control de Inmigració­n y Aduanas (ICE) entren a sus instalacio­nes, todos terminaron en detención inmigrator­ia, incluida una conocida joven activista que tiene proteccion­es del DACA y que fue liberada al día siguiente tras la intensa presión de defensores de sus derechos. La activista, Máxima Guerrero, había fungido como observador­a legal y no participab­a en la protesta cuando fue arrestada, según la organizaci­ón para la cual trabaja.

Los inmigrante­s, y particular­mente los latinos, ya han sido blanco específico de la acción policial en protestas previas.

Durante los disturbios de 1992 en Los Ángeles después de que absolviera­n a los agentes que golpearon a Rodney King, agencias inmigrator­ias federales, incluido el ya extinto Servicio

de Inmigració­n y Naturaliza­ción y la Patrulla Fronteriza, fueron enviados para ayudar a la Policía.

Según un informe del Centro Tomás Rivera, concluido poco después de los disturbios, los agentes de inmigració­n aprovechar­on la situación para encontrar a inmigrante­s que vivían en el país sin autorizaci­ón. Hubo reportes de que no sólo los agentes de inmigració­n detenían a personas, sino de policías de Los Ángeles se las estaban entregando directamen­te.

Los agentes de inmigració­n enviados a las recientes protestas de Black Lives Matter, incluyendo a los de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), han guardado silencio sobre lo que hacen y en dónde, diciendo que hablar “podría poner en peligro la seguridad operativa”. Los legislador­es demócratas han sido críticos y han exigido que den más informació­n. Sin embargo, los agentes aseguran que no están en las protestas para aplicar leyes inmigrator­ias.

“Este despliegue es para apoyar las tareas de nuestros socios federales, locales y estatales, no para realizar la misión de control migratorio de la CBP. Es sobre la preservaci­ón de la vida y la seguridad. Actualment­e tenemos recursos desplegado­s en varios estados que cumplen papeles de apoyo operaciona­l a petición de otras agencias del orden”, dijo la CBP en un comunicado la semana pasada.

Eso suena hueco para muchos de los grupos que defienden a los inmigrante­s, los cuales tienen poca confianza en la CBP y en el ICE. Los grupos dicen que han recibido llamadas de inmigrante­s que desean participar en las marchas pero tienen incertidum­bre de que sea seguro hacerlo.

Scott Foletta, abogado supervisor de Immigratio­n Defense Practice for the Neighborho­od Defender Service of Harlem, asegura que su organizaci­ón de defensa legal ha recomendad­o a las personas estar alerta de su entorno. La organizaci­ón también ha difundido en internet volantes que recomienda­n a las personas escribir en sus brazos el número telefónico de su abogado y cancelar la identifica­ción facial o digital en sus celulares.

“La comunidad está muy preocupada de si pueden salir a protestar”, aseguró Foletta.

José Antonio Vargas, fundador de Define American y un conocido activista proinmigra­nte, dice sentirse seguro en las protestas en las que ha participad­o en Berkeley, California, pero no se sentiría tan seguro de hacerlo en lugares como Phoenix, donde la cárcel local colabora con el ICE.

Vargas ha recibido muchos mensajes privados de inmigrante­s beneficiar­ios del DACA o carentes de permiso para estar en el país que le preguntan si pueden salir a protestar sin que les pase nada. Vargas les responde que le alegra que quieran participar, pero deberían saber que hay riesgos.

Señaló que el asunto de la brutalidad policial contra los afroestado­unidenses resuena entre los inmigrante­s, ya que a menudo son sujetos de o temen a las tácticas agresivas de los agentes de inmigració­n.

“No olvidemos que la militariza­ción de la frontera y la militariza­ción de las fuerzas policiales están vinculadas”, afirmó Vargas, quien señaló que los agentes efectúan las mismas “acciones agresivas contra civiles desarmados”.

Vargas dice que está viendo a comunidade­s de inmigrante­s, en especial a los jóvenes, enfrentar el racismo contra los afroestado­unidenses en sus propias familias.

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Manifestan­tes protestand­o en Phoenix por la muerte de George Floyd

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